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Los científicos ven imparable el colapso de la Naturaleza sin un cambio mental y cultural

Sábado.19 de abril de 2025 115 visitas Sin comentarios
Identifican como causas últimas del declive la desconexión del hombre con la naturaleza, la concentración de poder y el ansia de ganancias a corto plazo. #TITRE

Antonio Cerrillo

Los científicos ya no creen que el declive de la Naturaleza pueda ser frenado exclusivamente con medidas tradicionales (creación de reservas, más presupuestos, restricciones de usos, normas y leyes...). Consideran que para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y salvaguardar la vida en la Tierra se necesitan urgentemente cambios profundos, algo así como un nuevo imaginario cultural sobre la forma en que las personas ven el mundo natural e interactúan con él. Y esto no lo dice una reunión de filósofos concienciados, sino que es la advertencia que lanza la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), una organización integrada por científicos pertenecientes a 150 países

El informe, elaborado a lo largo de tres años por más de 100 expertos destacados de 42 países, aboga por lo que llama “un cambio transformador”. ¿Pero cómo se produce y cómo se daría este cambio de rumbo?

Urgente y necesario

Los autores del informe parten de la base de que la mayoría de los enfoques sobre conservación “no han logrado detener ni invertir el declive de la naturaleza en todo el mundo”. Así lo indicó Karen O’Brien, una de las coautoras del informe.

O’Brien señala que ese cambio transformador “es urgente, porque se está cerrando rápidamente la ventana de oportunidad para detener y revertir la pérdida de biodiversidad e impedir que se desencadene el declive potencialmente irreversible y el colapso previsto de las funciones clave de los ecosistemas”.

La urgencia nace del grave riesgo de que se superen umbrales de inflexión biofísicos irreversibles. Las alertas ya están dadas en la desaparición de los arrecifes de coral de baja altitud, la extinción de la selva amazónica y la pérdida de las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida occidental.

“Las políticas de conservación que se han practicado hasta ahora, basadas en áreas protegidas, no han funcionado, según otros informes del IPBES, ”porque la Naturaleza está bajo presión a causa de las formas en que consumimos, nos relacionamos con la Naturaleza o nos gobernamos“, dice Victoria Reyes, investigadora ICREA del ICTA, que ha participado en la elaboración de este informe. ”Este informe cambia la narrativa de lo que hay que hacer para salvar la Naturaleza", añade.

Cambiar la forma de pensar y las tres causas últimas del declive

El informe define el cambio transformador como aquel que afecta a nuestras formas de pensar, saber y ver (visiones); a los modos de organizar, regular y gobernar, y a las prácticas concretadas en las formas de hacer, comportarse y relacionarse. Consideran que estas visiones, estructuras y prácticas dominantes actuales perpetúan las causas profundas de la pérdida de biodiversidad y el declive de la naturaleza.

El informe identifica las causas últimas de la pérdida de biodiversidad. En primer lugar, está ”la desconexión casi total de las personas respecto al mundo natural y el impulso por dominar la naturaleza y a otras personas“.

“A veces, ni sabemos que la carne que hemos consumido comporta deforestación en la Amazonia”, pone como ejemplo Victoria Reyes.

En segundo lugar incide ”la concentración desigual del poder y la riqueza“; y en tercer término ”la prioridad que se da a las ganancias individuales y materiales a corto plazo.

El 39,2% de la riqueza mundial está en manos del 1% más rico de la población en 2021, y solo el 1,85% de esa riqueza está en manos del 50% de la población más pobre.

Y este sentido, se describen cuatro principios también muy filosóficos para guiar esos cambios transformadores: equidad y justicia; pluralismo e inclusión; relaciones respetuosas y recíprocas entre los seres humanos y la naturaleza; y aprendizaje y acción adaptativos. “Se trata de buscar la coherencia: no puede definirte como vegetariano y consumir productos vegetales de la otra parte del mundo obtenido saltándote esos principios. Se trata de que ese cambio respete la Naturaleza”, añade Reyes.

El informe resalta que son muchos los obstáculos que impiden ese cambio transformador, y entre ellos se destaca “la presión de grupos de interés o la corrupción”, que “eclipsan” los esfuerzos dedicados a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad”.

No menos destacable es el reto que suponen las relaciones de dominación sobre la naturaleza, “especialmente las que surgieron y se propagaron en las épocas coloniales y que persisten en el tiempo”.

Además, las desigualdades económicas y políticas; las políticas inadecuadas y las pautas de consumo y producción insostenibles, incluidos los hábitos y prácticas individuales, condicionan igualmente el cambio de rumbo.

Las causas últimas de la pérdida de biodiversidad y el declive de la Naturaleza también crean desigualdades e injusticias, subraya el profesor Arun Agrawal. “Quienes más se han beneficiado de las actividades económicas asociadas con el daño a la naturaleza, en particular los actores adinerados, tienen más oportunidades y recursos para generar cambios. Hacerlo involucrando a otros en procesos de toma de decisiones equilibrados puede liberar tanto la capacidad de acción como los recursos para crear cambios”.

¿Y qué soluciones se plantea el IPBES para este giro filosófico-cultural? Entre las estrategias destacan en primer lugar las propuestas para “conservar, restaurar y regenerar” aquellos lugares que simbolicen mejor los valores de diversidad biológica y cultural. Se trata en suma de que las actividades de restauración refuercen los valores culturales y una generación de riqueza perdurable y no extractivista.

En segundo lugar, proponen que los sectores más sectores más responsables del declive de la naturaleza (los combustibles fósiles la agricultura y la ganadería, la pesca, la silvicultura, las infraestructuras, el desarrollo urbano y la minería) tomen conciencia de ello e integran el respeto a la biodiversidad.

Punto clave aquí es la protección de los suelos. Diversos estudios han mostrado, por ejemplo, que proteger los hábitats naturales es compatible con una reducción de pesticidas y la mejora de productividad de los cultivos, cuando aumenta la abundancia y diversidad de polinizadores, afirmó el profesor Garibaldi.

En tercer lugar, se considera prioritario acabar con los subsidios y subvenciones públicas a las actividades económicas que impulsan el deterioro de la naturaleza. Esas ayudas oscilaron entre 1,4 billones y 3,3 billones por año en 2022 mientras que la financiación público total para subvenciones ambientalmente perjudiciales ha aumentado un 55 % desde 2021.

Algunas de las acciones que podrían tomarse en esta línea incluyen: internalizar los costos ambientales, redefinir los indicadores con sistemas alternativos al PIB para medir mejor la prosperidad y reconsiderar las deudas globales. También es clave fortalecer el compromiso del sector privado y establecer la idea de sostenibilidad como un principio fiscal central.

Cambios de valores y la implicación de la sociedad civil

Cambiar los valores es clave para reconocer la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza. Por eso, se reclama cultivar sentimientos de conexión con el mundo natural, así como la educación en las actividades basadas en la naturaleza.

“Muchos comportamientos humanos son rutinarios, aprendidos en condiciones sociales y ambientales, pero pueden cambiarse. Poner el énfasis en los comportamientos deseados y apoyarlos con políticas específicas puede catalizar y mantener nuevas normas y comportamientos sociales”, señalan,

El cambio transformador “rara vez es el resultado de un único acontecimiento, impulsor o actor”. Se entiende mejor como cambios ·que cada uno de nosotros puede crear, y múltiples cambios en cascada que se refuerzan mutuamente, a menudo de forma inesperada, dice Arun Agrawal.

“Esto que hacemos no son solo recomendaciones para los gobiernos, implica la participación de la sociedad civil para que exija estos cambios. Si se exige que no se vendan productos procedentes de la deforestación, las empresas se verán obligada a ello. Así, los gobiernos se hacen aceptadores del cambio y las empresas no deben resistirse”, señala Victoria Reyes.

“Sigue siendo posible”

“Aunque sea complejo y difícil que sea abordar estas causas últimas de la pérdida de biodiversidad, sigue siendo posible», afirma Lucas Garibaldi, otro de sus atores. Su argumento es que “la historia nos ha demostrado que las sociedades pueden transformarse a gran escala, como ocurrió durante la Revolución Industrial”.

Aunque aquella época “trajo consigo terribles costes medioambientales y humanos, es la prueba de que un cambio fundamental y sistémico es posible, aunque se produjo en un periodo de tiempo mucho más largo que el que necesitamos ahora mismo para el cambio transformador en pro de un mundo justo y sostenible

Se trata, en suma, de iniciar una nueva transformación con dos misiones: que sirva para conservar y restaurar la biodiversidad en el planeta, en lugar de agotarla, y que “permita prosperar a todos».

Los autores han creado y analizado una base de datos con cientos de estudios de casos de iniciativas de todo el mundo con potencial transformador. Su análisis muestra que los resultados positivos para diversos indicadores económicos y medioambientales pueden producirse en una década o menos.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/natura...

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