Crónica semanal del militarismo ’made in Spain’ - Tortuga
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Crónica semanal del militarismo ’made in Spain’

Lunes.5 de mayo de 2025 0 visitas Sin comentarios
Al servicio del amo. #TITRE

Juan Carlos Rois, Tortuga.

Se dice que cuando EEUU tose se resfrían todos sus aliados, lo que en nuestro castizo refranero se acompaña con lo de poner las barbas a remojar.

Hoy compruebo que el nuevo presupuesto de EEUU preparado por Trump y sus fanáticos asesores supondrá un considerable aumento del 13% del gasto militar americano, de por sí el primero del mundo a gran distancia de todos los demás, junto con no menos escalofriantes recortes de un 23% en educación, sanidad y servicios a la comunidad (excluido, claro está, lo relativo a control social, policías y demás instituciones por el estilo, en el caso de que tales cuestiones se puedan entender como servicios a la comunidad y no contra ella).

Tose el amo del corral, ya veremos el resfriado de las gallinas europeas.

Por de pronto, el jefe de la OTAN ya nos ha marcado la ruta, porque también hoy nos dicen los aparatos mediáticos de propagación de los intereses de los halcones occidentales que la OTAN, tras el anuncio del gobierno monocorde PSOESUMAR de aumentar el gasto del ministerio de defensa, que los 10.400 millones de aumento decididos no es suficiente y que debemos llegar en breve a más del 3% del PIB en gastos de defensa (unos 48.000 millones de euros).

Por otra parte, hemos conocido que el contrato de munición israelí para la guardia civil española recientemente rescindido no era el único que, de tapadillo, mantienen nuestros gobernantes con la industria militar sionista. Por circunstancias que aún no he entendido bien los otros cuarenta y tantos no se van a rescindir, aunque, claro, no parece que esto suponga ningún tipo de contradicción en el gobierno PSOE-Sumar.
¿Apagón informativo o de conciencia?

Por si éramos pocos, parió la abuela y aprovechando los días previos al día del trabajo, el secretario general UGT, un tal PePe (también es coincidencia) Álvarez, tiene la ocurrencia "de clase" (concretamente alta, instalada, blanca y supremacista) de pedir que el sobregasto militar se financie también con un impuesto a los trabajadores europeos. Bonito ejemplo del internacionalismo sindical al que ha acabado llegando el sindicalismo transaccional y burocrático de estos "agentes sociales" del orden.

Y como no hay dos sin tres, la presidenta de la Comunidad de Madrid, esta sí de un partido nominalmente de derechas, suspira para que las fiestas regionales cuenten con su correspondiente desfile militar y las acrobacias de la patrulla águila, para no quedar deslucidas entre tanto madrileño que se las pira a vacacionar en una fiesta tan artificial y unos fastos sin guerreras militares y con pocas sotanas (dado que el cardenal con mando en plaza y el cardenal emérito al que sustituyó se nos han ido a Roma a participar en la elección de un Papa que no sabremos si nos saldrá pacifista o trumpiano).

Pero que la concurrencia esté tranquila, que Yolanda y los encargados de apaciguar los ánimos a esa irredenta izquierda pacifista (¿?) y de allanar el camino al militarismo militante que de facto abrazan nos dicen que han conseguido que el aumento del gasto militar se no se haga en detrimento de las partidas sociales. ¿Mienten más que ignoran o viceversa? Trump pintó una línea en el camino y estos siguen el trazado con lineal disciplina de devotos. Pero tampoco hay que ser especialmente lúcidos para saber que en unos presupuestos deficitarios como los españoles y ante unos derechos sociales a medio construir, en el mejor de los casos, el aumento del gasto militar solamente es posible imponiendo una dura carga social al resto de partidas. El viejo rollo de cañones o mantequilla que tan a la ligera se toman los que cuentan eso de que no importa el color del gato con tal de que cace (en este caso casi se puede aplicar literalmente la intención) o aquel otro que, con una comprensión calvinista de lo ético, dice que hay que abandonar la ética de los principios por otra de la responsabilidad.

De hecho, los gastos plurianuales con los que nuestros avispados políticos en el gobierno nos han cargado ya acumulan una deuda comprometida por el ministerio de defensa (y ojo porque este es sólo uno de los que participan del gasto militar español) de cerca de cuarenta mil millones de euros, a la que hay que sumar los pedidos que conforme al Plan estratégico Industrial de la Defensa van a caernos en breve y que se estiman por encima de los 20.000 millones más). De hecho, la losa de esta deuda que ya arrastramos limita a futuro las capacidades de gasto público, ata las manos para cualquier atisbo de cambio de rumbo de las políticas de defensa hacia opciones de desmilitarización o desarme que pudiera surgir de la voluntad popular, y nos condena a ser los paganinis de las políticas que se compadrean entre los señores de la guerra, sus apoyos y colaboradores, las puertas giratorias que padecemos y nuestros calculadores y militaristas próceres políticos.

Por cierto ¿Alguien ha escuchado las críticas de nuestras instituciones públicas y sus respectivos portavoces por el ataque israelí del pasado viernes con drones a la flotilla de la libertad que llevaba ayuda humanitaria a Gaza ola denegación posterior de atracar en Malta?

Y así, plácidamente, y bien aleccionados en las tertulias en radios y televisiones de lo necesario que es todo esto porque nos pueden atacar enemigos seculares y ávidos del reino mogol o más allá ante los que estamos prácticamente en pelota picada (incluyendo desde los ciberterroristas a los marcianos pasando por una gama de virus, bacterias y enemigos híbridos), pasamos plácidamente la semana a la espera de que dentro de unos días los mercaderes de la muerte hagan su feria de armas en la capital del reino ante el misterioso silencio de las fuerzas vivas capitalinas y de los partidos políticos que aspiran a arrebatar Madrid a la derecha.

De momento parece que, siendo tanto el esfuerzo invertido y tantos los cuentacuentos puestos al servicio de la propagación del relato de que viene el lobo, la prédica no cala y la gente en general se cree tanto la trola tanto como cuando las bombas de destrucción de Sadam, la implicación de ETA en el 11M, lo del Prestige y el rosario de verdades oficiales con las que periódicamente nos atizan los cenizos oficiales.

Y mientras el tiempo discurre con estas velocidades vertiginosas, aparecen brotes verdes en el silencioso horizonte de nuestras deslavazadas articulaciones sociales y se multiplican los esfuerzos por demostrar acuerpamientos en las calles para el próximo día diez de mayo contra los crímenes de Israel y las complicidades con su genocidio.

También parece que se incrementan los actos de todo tipo y pelaje contra la guerra y el rearme y, al menos lo que vivo en mi propia experiencia, parece que vienen acompañados de menos planteamientos puramente desiderativos y de más propuestas de enfrentamiento contra la militarización y sus concretas estructuras y dispositivos: señores de la guerra, gasto militar, operaciones militares, banca armada, objeción fiscal, fabricas e instalaciones militares, atraco en puertos y tránsito de armas, espacios territoriales desposeídos en favor de la defensa, luchas sindicales o educativas y todos los vasos comunicantes entre el militarismo, el capitalismo y la inseguridad humana que provoca (ecología, patriarcado, desigualdad social y pobreza, necropolítica, erosión de derechos sociales, colonialismo, etc.).

Sorprende para bien la pujanza pacifista de las feministas y su iniciativa de visibilizarse en los espacios donde la amenaza de guerra toma cuerpo: mujeres de negro, Emakumeok Guerraren Aurka, activistas canarias participando en el bloqueo de una base militar en Inglaterra, solidaridad con grupos feministas contra la guerra de Rusia y Ucrania, . . .

Y parece que la paz pensada en el constante cruce de saberes y deseos puestos en pie por la gente del común preocupada por lo que está pasando, habla de nuevas luchas por una paz más inconformista y desobediente, estructural, ambiciosa, capaz de afectar a nuestras políticas globales y de desplegar su potencialidad de lucha por la seguridad humana y de la naturaleza. Propuestas más centradas en propuestas de desmilitarización y trans/arme.

A lo mejor con tiempo, buena voluntad y paciencia, somos capaces de provocar un nuevo ciclo movilizador que haga poner pie en pared a las políticas de rearme y simultáneamente desencadenar nuevas dinámicas contra la preparación de la guerra y en favor de una defensa social alternativa.

Y a lo mejor estamos en mejores condiciones para articular de una forma más creativa un movimiento por la paz capaz de empoderar a la sociedad en la construcción positiva de una paz con contenidos y de dotarla de prácticas de acción y herramientas de lucha para enfrentar a los enemigos comunes que la imposibilitan.

Y tal vez somos capaces de desarrollar en común una agenda de acción más dialogada, coordinada y conjunta que permita unir sinergias a las articulaciones sociales de aspiración alternativa en lucha por un cambio global de rumbo y que nos permita concretar y presentar a la sociedad un referente alternativo por el que merezca la pena movilizar energías y pasiones, afectos y esperanzas, miedos y dudas, prácticas de resistencia y vivencias de contraste.

¿Hará falta que se alineen los astros para ello o podremos anticipar el momento?

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