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"Los jóvenes franceses se manifiestan mientras los españoles beben"

Miércoles.20 de octubre de 2010 1946 visitas - 2 comentario(s)
Comparación hecha por el diario británico The Times #TITRE

“Los jóvenes franceses se manifiestan pero los españoles beben”.
Este explícito titular del rotativo británico The Times resume un debate que ha traspasado fronteras en torno a dos acontecimientos plagados de diferencias y similitudes.

Mientras los franceses luchan por la retirada de un contrato laboral que consideran injusto e ineficaz -para acabar con las altas tasas de paro-, los españoles compiten por batir un particular récord etílico.

Luis Repiso

Los protagonistas de los hechos son los mismos: los estudiantes universitarios

Las formas también son similares: grandes aglomeraciones de jóvenes.
Sin embargo, ni el fondo ni los países en los que se desarrollan ambos asuntos son iguales.

Llegados a este punto, y si aceptamos como válido el argumento esgrimido por el diario británico, cabe plantearse varias preguntas.
¿Maltrata el mercado laboral francés más a sus jóvenes que el español?¿Acaso están más concienciados con sus problemas los universitarios galos que los nuestros?¿Podría interpretarse la actitud de los futuros trabajadores de este país como una muestra de conformismo o de ausencia de sana rebeldía?

Vamos por partes.

¿Qué es eso del contrato de primer empleo?

Entre 500.000 y 1.500.000 jóvenes –según preguntes al Ministerio de Interior francés o a los organizadores de las protestas- se han manifestado este fin de semana a lo largo y ancho de Francia para protestar contra el contrato de primer empleo (CPE) planteado por el Gobierno Villepin.

Con el CPE, un empresario puede despedir sin justificación durante los dos primeros años

En virtud de este CPE, un empresario francés –con más de 20 trabajadores a su cargo- puede despedir sin justificación ninguna -durante los dos primeros años- a todos aquellos obreros menores de 26 años que se encuentren dentro de su primera experiencia profesional.

¿Qué obtiene a cambio el joven si es despedido?

Pues en el mejor de los casos, y siempre que haya trabajado más de cuatro meses, tendrá derecho a dos pagas equivalentes al sueldo mínimo francés.

“Podría compararse con un periodo de pruebas de España (…), lo venden como un contrato indefinido, pero lo único que hacen es recortar derechos porque el despido es libre”, ha matizado para 20minutos.es Pilar Duce, secretaria ejecutiva de Juventud Trabajadora de CC.OO.

¿Por qué protestan los jóvenes franceses?

“El contrato de primer empleo francés es un gran ataque a las condiciones laborales de la juventud (…), esto incrementa la precariedad laboral de los menores de 26 años y abarata al máximo el despido”.

Con estas palabras, Juan José López, presidente del Sindicato de Estudiantes de España, transmite un sentimiento generalizado entre sus “compañeros” galos.

El CPE es visto como como un nuevo obstáculo de Chirac contra los más humildes.

No obstante, esta protesta no puede verse como algo aislado que ha surgido de la noche a la mañana.

La negativa francesa a la Constitución Europea, o los disturbios protagonizados por inmigrantes en algunos barrios periféricos de las grandes ciudades a finales de 2005, ayudan a contextualizar estas manifestaciones estudiantiles mayoritarias.

“Esto no deja de ser un nuevo obstáculo del Gobierno francés contra los más humildes (…), esta actitud no es algo nuevo desde que Chirac está en el poder”, ha asegurado López.

¿Están justificadas las manifestaciones?

Seis de cada diez franceses apoyan unas manifestaciones estudiantiles que han paralizado 60 de las 84 universidades que hay en todo el país.
Estos son, al menos, los resultados de varias encuestas publicadas por la prensa francesa a lo largo de la semana pasada.

Cuatro décadas después, el espíritu de mayo del 68 parece regresar a Francia.


¿Tan malo es el CPE?

“No parece que vaya a ser muy efectivo (…), permitirá que haya más jóvenes contratados a corto plazo, pero no les plantea ninguna garantía de que vayan a poder continuar en el mercado de trabajo”, ha asegurado Duce.

De esta forma, y casi cuatro décadas después, el manido espíritu de mayo del 68 parece regresar a las calles francesas.

“Si el gobierno francés no acaba con este ataque salvaje, las manifestaciones continuarán (…), se acerca un cambio en el poder de Francia”, ha advertido el presidente del Sindicato de Estudiantes de España.


¿Están peor los jóvenes franceses que los españoles?

“No están peor los franceses que los españoles (…), en la actualidad tienen unas tasas mejores, aunque también es cierto que el actual gobierno está adoptando medidas durísimas, y que aquí no tenemos estos contratos basura con despido libre”, ha afirmado Inmaculada Lasala, subdirectora del INEM.

El mercado laboral español –como el francés- reserva para muchos de sus jóvenes trabajos que deben desarrollarse en condiciones precarias –un 34% en España frente a un 12% en Francia- y, a menudo, con una duración temporal.

La precariedad llega hasta un 12% de los franceses, frente un 34% de los españoles.

De hecho, España sigue “liderando” la tasa de temporalidad en el entorno de la Unión Europea.

Para que se hagan una idea, el 65% de los menores de 25 años que trabajan en España tienen un contrato temporal –según UGT-, porcentaje que viene a sumarse al incremento del desempleo en 1.761 jóvenes en el pasado febrero –un 0,61% más que en el mes anterior-, que sitúa la cifra total de parados –menores de 25 años- en 290.364.
“Los empresarios españoles usan mal la temporalidad, ya que debe ser una excepción y no lo habitual (…), el decretazo de 2001 descausalizó la contratación, lo que les deja las manos libres para contratar sin justificar la causa y agarrarse a la fórmula que les salga más barata”, ha especificado Duce.

¿Existe en España un contrato como el CPE francés?

“Sí que hay sobre la mesa de diálogo algo parecido (…), el Gobierno y la patronal pretenden reducir el coste del despido y extender esta medida a más colectivos”, ha asegurado Nuria Rico, secretaria de Juventud Trabajadora de CC.OO.

La medida que pretende impulsar el PSOE para acabar con la temporalidad gira en torno al contrato introducido por el PP en 1997 y que se denominó “contrato bonificado de fomento de empleo” –o, vulgarmente, “indefinido de despido barato”-.

La alternativa del PSOE para disminuir la temporalidad radica en reducir los costes del despido.

¿En qué consiste?

Pues, básicamente, en reducir los costes de despido -no justificado- desde los 45 días y 42 mensualidades hasta los 33 y 24 mensualidades.
No obstante, esta fórmula contractual ya puede aplicarse a los trabajadores en paro entre 16 y 30 años y a cualquiera que lleve un mes desempleado.

“Aquí, al menos, el empresario debe justificar el despido si no quiere pagar una indemnización (…), eso no ocurre con el contrato planteado en Francia”, ha matizado Duce.

¿Qué contratos específicos para jóvenes existen en España?

“Existen dos fórmulas contractuales específicamente para jóvenes, que son las de formación y las de prácticas (…), pero se usan muy poco –un 1% del total-”, ha explicado Lasala.

El objetivo fundamental de ambas no es otro que dotar de experiencia a los recién incorporados al mercado laboral y, de paso, servirles de pasarela hacia un posible contrato indefinido –lo obtiene un 90% de los contratados en prácticas-.

Los jóvenes son el colectivo que menos tarda en encontrar un trabajo
“Esta fórmula es la más adecuada para los titulados que acceden por vez primera al mercado, ya que se adapta a la finalidad y a la naturaleza de su trabajo (…), los empresarios no se dan cuenta de sus beneficios por un problema de cultura empresarial, y utilizan constantemente el de obra y servicio”, ha asegurado Duce.

De esta forma, y si bien los jóvenes son el colectivo que menos tarda en encontrar trabajo –entre seis meses y un año de media-, las desigualdades estructurales del mercado siguen haciendo mella en sus condiciones y, como consecuencia, en su presente y en su futuro.
“Las medidas que se han adoptado hasta este momento no han tenido el efecto que cabía esperar (…), sigue habiendo demasiadas luces y sombras en el empleo juvenil”, ha reflexionado Lasala.

¿Son los jóvenes españoles conformistas?

“Los jóvenes en España saben cual es su situación, ya que sufren la incertidumbre (…), no lo manifiestan de una manera tan radical como los franceses, pero cuando ven que no hay salida, se movilizan”.
Con estas palabras, la secretaria de Juventud Trabajadora de UGT rompe una lanza por los universitarios españoles.

Los expertos creen que si surgiera un CPE en España, los jóvenes se movilizarían.

Sin embargo, el hecho de que los franceses se hayan lanzado a la calle, unido al macrobotellón español, ha despertado una perversa discusión de la que los jóvenes de este país no salen muy bien parados.
“Si los representantes sindicales tuvieran una postura más contundente contra la reforma que pretende llevar a cabo el PSOE, estoy seguro de que los universitarios se movilizarían (…), estamos expectantes”, ha asegurado el presidente del Sindicato de Estudiantes español.
¿Podría decirse, por lo tanto, que si el Ejecutivo de este país adopta una medida como el CPE, los jóvenes españoles actuarían igual que los galos? Nuria Rico, secretaria de Juventud Trabajadora de CC.OO., lo tiene claro: “Yo creo que sí”.

20 Minutos


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Huelgas a la española, huelgas a la francesa: culturas de la movilización opuestas

D.Y.

Francia y España son vecinos de frontera, pero si comparamos sus últimas huelgas generales parecen estar en puntos opuestos del planeta. La crisis económica y las reformas que ambos Gobiernos han puesto en marcha han provocado movilizaciones como la huelga general del pasado 29 de septiembre y la cadena de paros que ya van por su noveno del año en Francia.

Francia teme por su suministro, pero el 29-S no logró paralizar el país. En la semana en la que se vota en el Senado galo la polémica reforma de las pensiones -pretende retrasar la edad de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 para aquellos trabajadores que no hayan cotizado el tiempo necesario para cobrar la pensión entera-, Nicolas Sarkozy se enfrenta a la quinta huelga general de este otoño -novena del año, sin contar paros sectoriales- que amenaza con colapsar el país, después de no tener suministro de carburantes desde el viernes. Las cifras son contundentes: el 71% de los franceses apoya una huelga que no se sabe cuándo acabará.

El 29-S español fue muy distinto. La huelga fue convocada con cuatro meses de antelación y para una fecha en la que la reforma laboral ya había sido aprobada parlamentariamente -en julio-. Su seguimiento, a pesar de las distintas visiones, confirmó que, salvo en partes del sector industrial, el país no se paralizó. En cualquier caso, un día después, Ejecutivo y sindicatos hablaban ya de futuros diálogos, a pesar de que el Gobierno no iba a dar marcha atrás. Del siguiente calendario de movilizaciones del que se habló, de momento no hay noticias.

Estas dos formas de huelga tan opuestas podría explicarse de distintas maneras. Se podría hablar de la cultura de la movilización francesa (durante la etapa democrática España ha vivido siete huelgas, dos menos que Francia en este año) que ha calado bien hondo en la ciudadanía, nación democrática por excelencia y cuna de la Revolución racionalista y la división de poderes. Igualmente se podría citar el impacto y éxito de las huelgas galas, cuyo Mayo del 68 se entiende como un momento histórico y las movilizaciones de 2006 lograron paralizar la Ley de Primer Empleo.

La educación, la cultura política podrían explicar la mayor movilización francesaPor todo, y por la educación recibida, es normal que la población esté acostumbrada y dispuesta a defender lo que cree justo en la calle. No sólo al amparo de los sindicatos, ya que en el célebre Mayo del 68 se protestó contra los poderes establecidos incluidos los sindicatos -que se acabaron adhiriendo de forma poco entusiasta-.
Sin embargo, hay que destacar que aunque los datos de filiación sindical en España son bajos -15,8% en 2007, uno de los más bajos de Europa-, el de Francia es aún menor. Los sindicatos además reciben menos dinero del Estado. Sin embargo, eso no ha sido obstáculo para que los sindicatos hayan logrado movilizar a gran parte de la población, aprovechando el malestar general.

Los sindicatos españoles, en cambio, no supieron aprovechar el descontento por las reformas y la caída de popularidad del presidente para Zapatero en su convocatoria para el 29-S. Es evidente que los sindicatos se movilizan con más agilidad contra gobiernos de derechas (como el galo) que de con los de izquierdas: por ello aquí las principales centrales españolas evitaron centrar la huelga en la figura del presidente. Ese mismo concepto, pero en el contexto contrario, es el caso francés, que cuentan en estas movilizaciones con el apoyo del partido socialista, en la oposición.

No hay que olvidar tampoco la pasividad de los sindicatos durante los primeros años de crisis, cuando se llegó al 20% de paro y los sindicatos no se movilizaron.

20 Minutos

  • "Los jóvenes franceses se manifiestan mientras los españoles beben"

    20 de octubre de 2010 00:19, por Jose Crevillent

    Así nos va, mientras los adolesctentes franceses se preocupan por su futuro y salen a manifestarse, aquí nada nos preocupa más allá de Gran Hermano, Física o Química, cuantos "amigos" tengo en el Facebook y demas chorradas.

  • A mí me resulta una comparación muy atinada la que hace el Times. Y eso que la juventud francesa tampoco llega a ser lo combativa que podría y debería dadas las actuales circunstancias.

    La sociedad española toca mínimos históricos de adocenamiento y resignación. Las décadas precedentes de mayoritario consumismo y derroche han anestesiado a la gente hasta extremos impensables. La venta al poder de los sindicatos CCOO y UGT pasará a la historia de la infamia por su envergadura. Y lo peor es que -con la que está cayendo- no se observan signos de recuperación. Pareciera que cada generación que llega empeora -si ello es posible- las anteriores en cuanto pasota, egoísta y aborregada.

    Esperemos que la gente concienciada que queda logre hacer despertar a tiempo de su sueño arcádico al grueso de la población. Creo que no hay tiempo que perder y que hay que emprender una ambiciosa tarea de educación y concienciación social cuanto antes.