Desde hace más de un siglo, los gobiernos de Estados Unidos han seguido vanagloriándose de asumir “una responsabilidad global”. El Informe en 2001 de su “ministerio de guerra” (engañosamente denominado Departamento de Defensa) decía que la estrategia militar estadounidense “descansa en la capacidad de sus fuerzas para proyectar su poderío a todas partes del mundo”.
La política exterior arrogante y agresiva, y la generación de tensiones bélicas no es (...)