La frontera continúa siendo un instrumento de los privilegiados, un síntoma de la cartografía de la desigualdad global que nos rodea. Nueve países de la Unión Europea han construido muros para impedir la entrada de personas migradas.
Este año se celebran 30 años de la caída del muro de Berlín, un muro que simbolizaba un mundo polarizado y dividido. Su derrocamiento parecía prometer la entrada en un mundo de apertura de fronteras y de plena libertad del movimiento de las personas. Sin (...)