Violento desalojo de familias pobres en un poblado chabolista de Madrid por parte de antidisturbios y excavadoras - Tortuga
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Violento desalojo de familias pobres en un poblado chabolista de Madrid por parte de antidisturbios y excavadoras

Viernes.19 de octubre de 2007 3113 visitas - 1 comentario(s)
No hay previsto ningún realojo para estas familias inmigrantes y sin recursos. #TITRE


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Batalla campal durante un desalojo en un poblado chabolista de las afueras de Madrid

Seis agentes y dos chabolistas han resultado heridos leves en la Cañada Real Galiana, donde las excavadoras han comenzado a derribar varias infraviviendas. (((Esta información de El País es incompleta, y de forma tendenciosa "barre para la casa" de los policías, como puede comprobarse simplemente viendo las noticias del telediario de TVE. Nota de Tortuga)))

ELPAIS.com / AGENCIAS - Madrid

Un intento de desalojo en el gigantesco poblado chabolista de la Cañada Real Galiana, situado a las afueras de Madrid por la carretera de Valencia, ha desembocado esta mediodía en una batalla campal entre la Policía y un centenar de vecinos, que han lanzado piedras y otros objetos contundentes como bombonas de butano contra los agentes que participaban en la operación. Al menos seis policías y dos chabolistas han resultado heridos leves, según han informado fuentes de Emergencias Madrid. A pesar de los enfrentamientos, finalmente se ha llevado a cabo el desahucio y varias chabolas han sido derribadas por las excavadoras.

Las máquinas excavadoras han comenzado a derribar varias viviendas construidas ilegalmente en esta zona, presumiblemente al amparo de una orden judicial. Para tratar de evitarlo, los vecinos se han enfrentado con la Policía Municipal y la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos como los antidisturbios, y en la disputa han resultado heridas varias personas. Según han dicho fuentes municipales, los heridos son dos agentes locales y otros dos nacionales, que han resultado alcanzados por los chabolistas, que han llegado incluso a arrojarles bombonas de butano.

Precisamente esta mañana, un juez de lo Contencioso Administrativo tenía que decidir si el Ayuntamiento de Madrid puede proseguir con el derribo de algunas viviendas ubicadas en la Cañada Real Galiana, tras la suspensión cautelar promovida por los afectados, la mayoría ciudadanos marroquíes y rumanos. El recurso fue presentado por la abogada de siete familias que recibieron un aviso de desalojo por derribo, aunque la orden municipal afecta a un total de 35, situadas en el llamado gallinero, el extremo norte de la parte más degradada de la Cañada Real Galiana.
Las familias están apoyadas por numerosos colectivos, como Madres contra la Droga, la Iglesia San Carlos Borromeo -conocida como Iglesia Roja- y la parroquia Santo Domingo de Guzmán, ubicada en la zona. Miembros de estos colectivos se han concentrado a las 11.00 horas a la puerta de los juzgados, situados en el 19 de la Gran Vía.

Sobre los derribos, Javier Baeza, párroco de la San Carlos Borromeo, aseguró ayer: "Sólo fueron informadas siete familias y luego se derribó todo lo que se pilló. Se derribaron viviendas sin previo aviso, todos ellos marroquíes, y ahora parece que les toca a los rumanos, por lo que parece que hay un componente discriminatorio". Baeza subrayó que hacia Vicálvaro hay "superviviendas" que no se tocan y terrenos a la altura de Valdemingómez, donde se ubica una gran empresa.

La Cañada Real Galiana es un poblado chabolista situado muy cerca del vertedero de Valdemingómez, en el distrito de Vallecas, a unos 20 minutos en coche de la Puerta del Sol y en el límite de la capital con la localidad de Rivas-Vaciamadrid. En este poblado, que discurre perpendicular a la carretera de Valencia, viven no menos de 30.000 personas en unas 2.000 edificaciones, todas ellas ilegales.


Dos voluntarios contra un derribo

Un recurso judicial alentado por dos activistas frena la demolición de 35 chabolas de la Cañada Real y retrasa los planes municipales para expulsar a las familias más desfavorecidas.

DANIEL BORASTEROS - Madrid

El recurso judicial de los habitantes del gallinero -extremo norte de la parte más degradada de la Cañada Real Galiana, en el distrito de Vallecas- que ha conseguido paralizar la orden municipal de derribar sus 35 chabolas se organizó el pasado domingo. En medio de la nada, emergieron tres sillas. Dos, de ésas de plástico que los bares ponen en las terrazas. Otra, de tela con cuadritos marrones desechada por una oficina. En medio, una mesita auxiliar cortesía de Marian, abuela de 49 años cubierta de negro. Alrededor, un montón de caras sucias enseñando tarjetas de residencia, pasaportes y hojas de empadronamiento. Antonio, voluntario de Cáritas, apuntaba cada nombre en un folio. Jorge, que conoce la zona de su persistente tarea escolarizadora, ejerce de interrogador:

A ninguno se le ha ofrecido realojamiento. No existen. Ni siquiera el pequeño ’Aznar’

-¿Cuántos años tienes?

- Treinta y uno.

- ¿Cuántos hijos tienes?

- Dos.

-¿Cómo se llaman?

- Maradon y Rivaldo.

Y todo así. Con mucha paciencia. Dos voluntarios contra un derribo, con el respaldo de los servicios jurídicos de Cáritas. Los niños juguetean junto a la carretera. Jorge ve que aquello es eterno. Ya es mediodía y la lista se estanca por las dificultades con el idioma y la súbita desaparición de la gente que debe decir sus datos. "No vamos a acabar nunca", dice. Necesita ayuda. Un adolescente con alma de notario o funcionario del registro se propone como voluntario. Es un tipo extraño para el lugar. Sabe escribir.

Tanta actividad dominical tiene su explicación. Dos de los focos chabolistas más degradados del camino a la incineradora de Valdemingómez han recibido una carta del Ayuntamiento. Sus viviendas, una porción irregular de tablones, deben desaparecer. 31 chabolas ya han sido derribadas. Otras 35, las que conforman el vértice superior del poblado, llamado entre los habituales de la zona el gallinero, esperan el desplome. Su desaparición estaba prevista para el pasado lunes, pero la intervención de un grupo de voluntarios de Cáritas ha conseguido que un juez paralice el derribo cautelarmente. La vista preliminar en el juzgado es hoy.

A ninguno de los afectados se le ha ofrecido el realojamiento. No existen. Ni siquiera el pequeño al que apodan Aznar, de cuatro años. Para el Consistorio no son viviendas. Ni siquiera chabolas. Y es que hasta en un lugar con más de 2.000 construcciones ilegales, una legión de toxicómanos vagando y un punto de venta de drogas reconocido, hay clases.

Lydia Mandache tiene cinco años, es rumana, y apoya los pies descalzos entre los cristales para no perder el equilibrio sobre una minibicicleta rosa que su padre rescató de una montaña de basura. Pero para el Ayuntamiento, Lydia, que eleva su coleta rubia menos de un metro sobre el suelo, es la cabeza de familia de la vivienda número 13 de la calle de Francisco Álvarez. Una calle que es un ramal devastado de la Cañada Real Galiana.

A Lydia, conocida como Shakira, le ha llegado una carta con membrete municipal y una advertencia: debe abandonar su chabola. Su "vivienda número 13", un conglomerado de cartones en torno a una hoguera oscura de ruedas de camión, interfiere en el desarrollo del nuevo barrio de Valdecarros. El cúmulo de infraviviendas donde vive Lydia es una extensión irregular que emana de una torre de alta tensión y bajo la que se arremolinan los niños, que se llaman entre ellos con nombres tan curiosos como Aznar, Ronaldo o Rivaldo.

El pasado martes les tocó a otras 31 chabolas de la Cañada, pobladas por marroquíes y algún rumano. Las demolieron mientras sus propietarios trabajaban. Entonces, la carta de advertencia ni siquiera tenía un destinatario. Estaba dirigida a "la parcela 65 y siguientes". Los afectados especularon con la explicación de que sus infraviviendas estaban construidas sobre una finca particular. Pero ésa no fue la razón del Departamento de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento, sino la "construcción de viviendas ilegales en una vía pecuaria de uso y dominio público". Una constatación que sorprende a otros técnicos municipales: "¡Entonces habría que tirar toda la Cañada!". Incluida una planta de reciclaje promovida por el Ayuntamiento.

Los habitantes de las dos únicas "parcelas" señaladas en rojo por el Ayuntamiento tienen puntos en común. Les echan a ellos, no a sus vecinos, sin que, aparentemente, existan diferencias entre ellos. Y les echan sin prever realojamiento. Todas las actuaciones municipales contra los núcleos chabolistas tienen detrás un plan, plazos y presupuesto para encontrar otro lugar para vivir a los que se expulsa. Para ellos, no.

Diario El País


ÚLTIMA HORA EN EL PAÍS

Desalojo a pedradas en la Cañada Real

Al menos 23 agentes y cuatro vecinos del poblado han resultado heridos leves en el desalojo de una infravivienda.- Hay nueve detenidos, uno de ellos el dueño de la chabola, que ha sido derribada

D. BORASTEROS / F. J. BARROSO / V. TORRES - Madrid - 18/10/2007

Abdel no ha podido evitar que su casa, situada en la zona de la Cañada Real Galiana que linda con Rivas-Vaciamadrid, haya sido reducida a la nada este mediodía por orden del Ayuntamiento de Madrid. Abdel, su mujer y sus dos hijos pequeños han sido expulsados por atreverse a vivir de forma ilegal "en una vía pecuaria de uso y dominio público". Y no serán realojados porque el Consistorio no considera que su chabola de ladrillo sea una vivienda. Abdel no ha podido evitarlo, y eso que un centenar de vecinos ha acudido en su auxilio. Niños incluidos, han plantado cara a la policía a bombonazo limpio. El resultado: 27 heridos, 23 de ellos policías y los otros cuatro civiles, entre ellos la mujer de Abdel, que está embarazada de tres meses. Además, hay nueve detenidos, uno el propio Abdel. "Son unos animales", sentencia un anciano una vez consumado el desalojo, rodeado de un show con tantas cámaras de televisión, policías y médicos como vecinos.

FOTOS - JOSÉ RAMÓN AGUIRRE

Batalla campal. Un centenar de vecinos del poblado chabolista más grande de Madrid, la Cañada Real Galiana, en el que viven 30.000 personas, ha plantado cara a la orden de derribo de una vivienda ilegal de ladrillo. Y lo han hecho con todo lo que tenían a mano: piedras, ladrillos, botellas y hasta bombonas de butano. En la foto, numerosos efectivos custodian la casa ya derruida.- JOSÉ RAMÓN AGUIRRE

Este desalojo en el gigantesco poblado de la Cañada Real Galiana, situado a lo largo de 15 kilómetros a la salida de Madrid por la carretera de Valencia y habitado por 30.000 personas, en su mayoría marroquíes y rumanos, repartidos en 2.000 edificaciones, todas ellas ilegales, ha desembocado en una batalla campal entre la Policía y un centenar de vecinos, que han lanzado piedras y otros objetos contundentes como bombonas de butano contra los agentes que participaban en la operación. Estaba perfectamente preparado, ya que por todo el barrio hay carteles que invitan a solidarizarse con los afectados. "Vecino, concéntrate, la siguiente puede ser la tuya". La de hoy era la de Abdel, pero otros 35 vecinos esperan la sentencia de una juez, que esta tarde debe pronunciarse sobre el recurso que han presentado siete de ellos para paralizar las órdenes de desahucio.

Herida una mujer embarazada

A las 11.00, a la misma hora que comenzaba la vista en los juzgados de lo Contencioso-Administrativo, las máquinas excavadoras han entrado en el poblado en cumplimiento de una orden judicial y les han recibido más de cien vecinos, que se han enfrentado con la Policía Municipal y de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos como los antidisturbios. Les han lanzado de todo: ladrillos, tejas, pelotas, botes y hasta bombonas de butano. El portavoz de la Confederación Española de Policía (CEP), Rodrigo Gavilán, ha contado a Europa Press: "Esto parecía Palestina. Varios marroquíes portaban armas blancas e incluso le ha quitado la pistola a un policía municipal. Cuando ven una cámara, se tiran al suelo para expresar victimismo, pero después se levantan y empiezan a tirar piedras". Del lado contrario, la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en España (Atime) ha denunciado "agresividad policial" hacia los inmigrantes marroquíes, sobre todo mujeres y niños.

En el lugar de los hechos han sido atendidos, según el último balance ofrecido por Emergencias Madrid, seis policías -cinco policías nacionales y uno municipal- y cuatro vecinos, todos leves. De los seis agentes, dos han tenido que ser trasladados al Gregorio Marañón en estado leve. Sufren cortes y contusiones en brazos, cabeza y cara, provocadas por piedras, botellas y bombonas de butano, entre otros materiales. De los civiles heridos, todos de origen marroquí, uno es la mujer de Abdel, que ha recibido un fuerte golpe en la espalda pero que no ha perdido el niño que espera, en contra del rumor que ha corrido por la barriada. La mujer se encuentra en observación en el Gregorio Marañón, pero tanto ella como el bebé están bien. El otro es un varón herido en el brazo. El tercero es un chico de 18 años con una fuerte contusión ocular que casi le cuesta un ojo y el cuarto, un hombre de 60 años con un golpe en los genitales.

Estos dos últimos han sido conducidos al Gregorio Marañón con pronóstico leve, y el joven está, además, detenido. Al margen de estos heridos, el Samur ha atendido de diversas contusiones a otros 17 agentes en las comisarías de Vicálvaro y San Blas. En total, 23 agentes heridos, 16 nacionales y siete municipales. Emergencias no descarta que la cifra pueda aumentar. En el transcurso de la operación han sido arrestadas otras ocho personas además del joven herido, según los últimos datos de la Jefatura Superior de Policía. Uno es Abdel. A pesar de los enfrentamientos, la chabola ha sido destruida por las excavadoras.

No es la primera, ni la última. El 9 de octubre, días antes de que se terminase el Ramadán, el Ayuntamiento ya derribó las primeras 25 infravivendas en el inicio de una campaña que promete ser sistemática y radical. En agosto, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció el "fin del chabolismo" en la capital y aseguró que al término de esta legislatura desaparecían todos los núcleos chabolistas. A la casa de Abdel pueden seguir las otras 35, pendientes de fallo judicial. Tras la vista de esta mañana, la juez de lo Contencioso Administrativo ha comunicado a las partes que emitirá el auto entre esta tarde y mañana. O bien da la razón a los vecinos o bien permite al Ayuntamiento de Madrid proseguir con el derribo de viviendas tras la suspensión cautelar promovida por los afectados. El recurso fue presentado por la abogada de siete familias que recibieron un aviso de desalojo por derribo, aunque la orden municipal afecta a un total de 35, situadas en el llamado gallinero, el extremo norte de la parte más degradada de la Cañada Real.


Las razones de las partes

Javier Baeza, párroco de la Iglesia San Carlos Borromeo -conocida como Iglesia Roja- y que ha acudido a la vista acompañando a las familias, no tiene ninguna duda de que las casas son ilegales, pero "lo son desde hace 15 años". Estamos hablando, además, "de 15 kilómetros de ilegalidad". A pesar de admitir la mayor, reclama al Ayuntamiento una solución para esas familias, ya que no puede "dejarles en la calle". Baeza denuncia además "un componente discriminatorio": no entiende por qué se ha empezado "por meterle mano a las casas de los rumanos y marroquíes sin papeles y no se tocan los megachalés ilegales que hay en la zona de Rivas-Vaciamadrid ni tampoco las empresas de Valdemingómez". Al cura también le resulta sospechoso el "golpe de efecto" por parte del Ayuntamiento de hacer coincidir el nuevo derribo con la vista.

El párroco ha explicado que, en la vista, la abogada del Ayuntamiento ha argumentado que se quiere expulsar a las familias porque "es una zona con vistas a urbanizarse". Baeza subraya la incongruencia de echar a los chabolistas precisamente porque habitan "una cañada real que no es urbanizable". El segundo argumento de la Administración es que "no puede consentir que vivan en condiciones infrahumanas, sin luz, ni agua corriente ni instalaciones sanitarias. "¿Es que es más salubre tener como techo el cielo?, se pregunta Baeza, que subraya el hecho de que en ningún caso se les ofrece una vivienda. Como tercer razonamiento, se cita la delincuencia. "No se puede prejuzgar a unas personas, son pobres, sí, pero no por eso tienen que ser delincuentes", recuerda el sacerdote, que apunta además el hecho "insólito" de que "no han tocado ninguna de las chabolas donde se vende droga".
Gallardón pide a Aguirre y Zapatero que se impliquen

En la rueda de prensa posterior a la reunión de la Junta de Gobierno municipal, Ruiz-Gallardón ha asegurado desconocer los sucesos que se estaban produciendo en esos momentos, aunque ha subrayado que, "como siempre, las actuaciones del Ayuntamiento en este ámbito se producen en ejecución de una decisión judicial". Ha destacado asimismo que el Ayuntamiento está aún a la espera de recibir una respuesta del Gobierno regional sobre la propuesta que formuló el pasado agosto al Ejecutivo autonómico y al de José Luis Rodríguez Zapatero para crear un consorcio conjunto que se ocupe de la Cañada Real, "con capacidad ejecutiva para abordar todos los problemas" de este poblado chabolista ilegal. En este punto, ha revelado que le mandó una carta "hace más de un mes" a Esperanza Aguirre y al alcalde de Rivas, José Masa, en la que les instaba a crear un organismo permanente "en el que debería estar presente inexcusablemente la Delegación del Gobierno"
El PSOE acusa al Ayuntamiento de dejadez

El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, ha achacado el problema del poblado chabolista a la mala política de Gallardón, que ha dejado que "se vaya pudriendo poco a poco". Lucas ha subrayado su "respeto absoluto" a la orden judicial pero ha considerado asimismo "intolerable" que el Consistorio no haya promovido en la Cañada Real servicios sociales previos para evitar el deterioro de la situación.

  • Hombre, este titular que habeis puesto roza un poco la manipulación sectaria... decir que la policía desaloja violentamente cuando el saldo final es de veintitantos policías heridos por una parte y de cuatro pobres por el otro me suena a chamusquina ¿no es un poco obviar o silenciar que los "pobres" también son violentos?. Lo de pobres lo pongo entre comillas porque muchos de los allí residentes tienen casas mejores que la mía y están forraos, y bien que lo sé, que voy ahí a comprar coca. Pero las cosas como son, en este caso no hay brutalidad policial, solamente hubo brutalidad por parte de los pobres ladrones y narcotraficantes que todos los vecinos sabemos que viven ahí.