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Un libro que son muchos libros

Jueves.11 de junio de 2020 331 visitas Sin comentarios
Reseña de "El ladrillo de cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla". #TITRE

Antoni Biosca i Bas

"El ladrillo de cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla".

El libro –con algo de ironía por su tamaño– toma el título de una expresión de Cortázar, así que, siguiendo con Cortázar, yo diría que este libro es, a su vez, muchos libros: es un estudio político de las formas occidentales del estado y el poder, un tratado sociológico del comportamiento actual en la era de internet, un estudio antropológico sobre parte de la historia de las religiones, un estudio politológico de la historia del marxismo, un estudio económico de la ciudad europea, una sátira de la sociedad cibernética al estilo de Juvenal, y unos cuantos libros más que el lector sabrá apreciar cuando se zambulla en sus páginas llenas de citas de autores de renombre y referencias bibliográficas que demuestran que el autor ha dedicado mucho tiempo a la redacción de este libro. Es probable que cada lector se centre en aspectos diferentes del libro –en aquellos que he citado o en otros que pueda descubrir el lector– pero esto no quita que se trate de un trabajo muy bien estructurado y ordenado, como deben ser los trabajos académicos. El texto de Pablo San José, además, tiene el mérito de combinar la metodología académica con un tono coloquial y afable que provoca que el lector se sienta cómodo frente a sus razonamientos –algo siempre de agradecer– y que, a su vez, estos razonamientos estén siempre bien asentados. No es nada fácil conseguir ese equilibrio.

Como ya se ha señalado en alguna ocasión, los textos de Pablo San José recuerdan a los de García Calvo, con quien estoy seguro de que coincidirá el autor en trabajos como ¿Qué es el Estado? o De los modos de integración del pronunciamiento estudiantil, precisamente sobre la construcción del Estado y la fagotización de las rebeldías, o con otros trabajos sobre temas más cotidianos como la televisión, el tren o las fiestas, trabajos recogidos, por ejemplo, en Avisos para el derrumbe. No debe entenderse esto como un demérito, sino como justo todo lo contrario: no es fácil establecer un discurso crítico y coherente frente a una realidad tan compleja en la que vivimos, especialmente cuando esa “realidad” ha asumido como propias las críticas a la misma para convertirlas en parte de esa realidad. Sé que parece un trabalenguas, pero es exactamente así: la cosa es tan complicada que hasta la propia definición de la cosa es complicada. La extensión del libro de Pablo demuestra que se trata una madeja enorme en la es muy difícil encontrar un hilo suelto por el que comenzar a tirar.

Muchos de los planteamientos de El ladrillo de cristal resultan especialmente interesantes por esbozar –y en ocasiones proponer de forma clara– una dialéctica novedosa en la que el materialismo histórico que planea sobre todo el libro pasa a convertirse en un conflicto entre agentes novedosos. Aunque siempre se trasluce una intención de plantear el conflicto entre libertad y poder –o justicia e injusticia si se prefiere un planteamiento más clásico– en ocasiones el choque se traslada a planteamientos valientes e interesantes como religión frente a ateísmo (o más bien maniqueísmo), o urbanismo frente a ruralidad. Quizás sea en este último punto donde, probablemente por razones personales, se ve al autor más involucrado en la defensa de uno de los miembros del conflicto, particularmente la defensa de la vida rural frente a la urbana. Esto puede sonar a ludismo o tradicionalismo político, pero no es así en absoluto. No siempre los conflictos son tan fáciles de identificar, y el autor hila muy fino para señalar cada detalle de cada una de las partes.

De todas las lecturas del libro hay una que prefiero destacar aquí por considerarla la más personal del autor. Un libro que se titula “estudio crítico de la sociedad occidental” parece contener implícitamente la forma de lucha contra esta sociedad occidental al señalar sus defectos; pero si el título completo añade “[estudio crítico] de los esfuerzos para transformarla” se entiende que esta forma de lucha es igualmente objeto de la crítica. Aunque en el libro se señala que en ningún momento se pretende desanimar al lector a buscar la forma de transformar la sociedad y que, al contrario, el libro pretende ser una especie de “manual de instrucciones” para conseguirlo, mi impresión es que la conclusión final del libro –mi conclusión– muestra que no es fácil saber qué hacer frente a la injusticia, ya que la justicia y la injusticia funcionan con mecanismos muy semejantes, e incluso, en ocasiones, idénticos. El nazismo, los jemeres rojos, el terrorismo islamista, y el larguísimo listado de “malvados” históricos que quiera uno considerar como tales, son movimientos que nacieron como lucha contra la injusticia, quizá una injusticia minoritaria, miope o muy cuestionable, pero injusticia al fin y al cabo. Y es precisamente en el planteamiento del libro en el que veo una visión propia de la madurez política que se aleja de los sencillos planteamientos juveniles –infantiles si se quiere– de “buenos” y “malos”.

¿Qué se puede hacer, por tanto, frente a la injusticia? Bueno, nadie dijo que fuera fácil. Un punto de partida es leer y disfrutar del libro El ladrillo de cristal de Pablo San José.

Más información sobre el libro y sobre cómo conseguirlo.

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