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Un empresario valenciano abandona en la calle a un trabajador inmigrante que perdió un brazo

Jueves.11 de junio de 2009 1372 visitas - 1 comentario(s)
El brazo del trabajador, que cobraba 23 € al día por 12 horas de trabajo, fue arrojado a la basura por el empresario. #TITRE

Un empresario abandona a un inmigrante tras cortarse un brazo

El boliviano, de 33 años y sin papeles, llegó de madrugada al Hospital de Gandía acompañado de un viandante y sin el miembro amputado en el trabajo

S. SAPENA

Un trabajador inmigrante de 33 años y sus familiares residentes en Gandía denunciarán a un empresario de esta ciudad al que acusan de abandonarle a las puertas del Hospital tras haberse amputado el brazo con una máquina de amasar pan. El responsable de la empresa presuntamente actuó así para evitarse problemas al no tenerle dado de alta en la Seguridad Social. Además, el grave accidente reveló las precarias condiciones laborales en las que se encontraban él y otros empleados extranjeros.

Según relataron ayer responsables de Comisiones Obreras y familiares del joven boliviano, Franns Rilles Melgar trabajó durante año y medio sin estar dado de alta laboral en una panificadora del polígono del Real de Gandía. En esa situación no estaba sólo él, sino varias personas más, todas extranjeras, que percibían, según lo relatado, un salario de 23 euros al día por jornadas ininterrumpidas de 12 horas.

El detonante de la denuncia ocurrió el pasado 28 de mayo cuando una máquina de amasar segó de cuajo el brazo izquierdo de Franns Rilles Melgar. Los responsables de la empresa, conscientes de que no estaba dado de alta en la Seguridad Social, lo subieron en un coche en dirección al hospital de Gandía, pero antes de llegar al centro "lo abandonaron".

El herido, con riesgo de sufrir una hemorragia de graves consecuencias, encontró a un viandante que lo acompañó hasta el servicio de urgencias, en donde, según han explicado sus familiares, se le recomendó que ocultara que había sufrido un accidente laboral para no implicar a la empresa. El personal sanitario que lo atendió, al comprobar los titubeos del joven en su declaración, llamaron a la Policía, que le sacó la verdad e incluso fue, por indicaciones médicas, a buscar el brazo, cortado por encima del codo, por si se podía reimplantar.

Al llegar a su lugar de trabajo, la Policía vio que la máquina había sido limpiada y la masa, con los restos del brazo de Franns, lanzada a la basura. El miembro estaba tan destruido por la máquina que no fue posible su reimplante. Del Hospital de Gandía el herido fue llevado a la Clínica Virgen del Consuelo de Valencia, en donde primero ingresó en Cuidados Intensivos y ahora se recupera en planta.

El sindicato CC OO anunció que, al margen del procedimiento abierto por la Fiscalía, se personará en la causa judicial. El empresario ya ha declarado ante la Guardia Civil.

El responsable niega en parte

"Ni se abandonó al trabajador ni se pagaban 23 euros al día por jornadas de 12 horas. Pero es cierto que el hombre que perdió un brazo en la panificadora del Real de Gandía no estaba dado de alta en la seguridad social".

Así lo señaló ayer uno de los responsables de la empresa en la que ocurrió el accidente. El empresario señaló que uno de sus hijos acompañó esa noche al herido "hasta dentro del hospital" para que fuera atendido, y añadió que después limpiaron la máquina y el lugar del accidente y tiraron la masa con los restos del brazo a un contenedor de basura "porque era necesario seguir trabajando". Según su versión, el accidente se produjo porque el trabajador esa noche "iba borracho" y cayó dentro de la máquina "tras haber retirado el dispositivo de seguridad".

Diario Información


Un inmigrante pierde un brazo y su patrón lo abandona en las cercanías del hospital

La Guardia Civil tuvo que acudir a la empresa para poder recuperar el miembro amputado. "Nunca imaginé que me pudieran hacer algo así", afirma Franns Rilles.

JAIME PRATS / EVA BATALLA - Valencia / Gandía

"Esto no se lo perdono". Franns Rilles Melgar pronuncia frases cortas y en un tono muy bajo, cercano al susurro. Está cansado y aturdido. Apenas lleva 24 horas fuera de la UCI, donde ha estado ingresado después de que el 28 de mayo una máquina de amasar le segara el brazo izquierdo en la panificadora donde trabaja, en Real de Gandia (Valencia), desde octubre de 2007. "Nunca imaginé que pudiera hacer algo así, que fuera capaz de hacerlo", afirma Rilles, de origen boliviano y de 33 años. Los reproches van dirigidos hacia el jefe de su empresa, para quien fabricaba pan durante 12 horas al día a cambio de 23 euros diarios. Y quien tras el incidente lo subió en un vehículo hasta el hospital Francesc de Borja de Gandia y, según su relato, lo "abandonó" a 200 metros de la puerta de acceso después de lanzarle una advertencia:

Si te preguntan, comenta que tuviste un acciente, pero no digas nada de la empresa.

En plena calle y con el hombro ensangrentado, una persona lo acompañó hasta la sala de urgencias del centro sanitario, donde, siguendo las instrucciones de su jefe, no aclaró la causa del incidente. Pero no pudo ocultarlo mucho tiempo. Debido a la inconsistencia de su relato, los médicos llamaron a la policía y entonces fue cuando explicó cómo había perdido el brazo y, sobre todo, dónde estaba. Esta información era vital para intentar recuperarlo y tratar de volver a implantárselo, la opción que se barajóal principio. La Guardia Civil se desplazó hasta el lugar del accidente para recuperarlo. Mientras, se condujo al paciente al hospital Virgen del Consuelo de Valencia por si había alguna posibilidad de reimplantarlo, pero se deshechó la idea al estar el miembro en muy mal estado: "Los dueños lo habían tirado a la basura y habían limpiado todo para no dejar restos" apunta su hermana Silvia.

Mientras, la empresa niega los hechos. Juan Rovira, propietario de la panificadora familiar en la que trabajan también sus hijos, asegura que el trabajador "miente" en el relato de los hechos. Molesto por la repercusión de la noticia, manifestó ayer a este diario que fue su hijo quien trasladó al empleado al hospital de Gandia, y que "le dejó en manos del personal de urgencias". Según su versión, su hijo sufrió "un ataque de nervios" y fue atendido en el mismo centro médico. Rovira asegura disponer del parte médico de urgencias que corrobora su versión, y que su abogado dispone de toda la información en su defensa. El empresario sí que admite, sin embargo, que el empleado "se encontraba ilegal" y carecía de contrato. Niega asimismo que percibiera 23 euros al día y que realizara jornadas de 12 horas como denuncia el trabajador y su familia. "Cobran entre 900 y mil euros al mes, y las jornadas son de 6 a diez horas", afirmaba ayer Rovira indignado por las acusaciones del trabajador y del sindicato CCOO.
Respecto a las circunstancias en las que se produjo el accidente laboral, Rovira asegura que Franns Rilles "se encontraba ebrio" en el momento de los hechos y "cayó en la máquina amasadora". El brazo, añade el empresario, según le relató su hijo que se encontraba en la fábrica cuando sucedió el accidente, "quedó en tan mal estado que decidieron meterlo en bolsas y tirarlo a la basura". No pensaron que fuera posible su recuperación para su posterior reimplantación, relata. Los responsables de la panadería industrial aseguran sentirse "tranquilos" y han buscado un abogado para su defensa en la causa.

Los hechos sucedieron el 28 de mayo, pero no fue hasta el martes pasado cuando el sindicato y la familia del trabajador decidieron hacerlo público y anunciar que CC OO se personará en el procedimiento abierto por la fiscalía por omisión de ayuda. El comportamiento del empresario "nos remueve el estómago", declaró el responsable del sindicato en la comarca de la Sabor, que también denunciará a la empresa por "delito contra el derecho de los trabajadores" ya que las condiciones laborales de los operarios de la empresa eran de "explotación pura y dura", con sueldos de 23 euros por jornadas de 12 horas.

El empresario ha negado todos los hechos -dice que paga entre 900 y 1.000 euros mensuales-, excepto que se el inmigrante se encontraba en situación ilegal y que no estaba dado de alta en la Seguridad Social.

Diario El País