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Tras el caso de la niña Mari Luz y las peticiones de cadena perpetua

Domingo.11 de mayo de 2008 1167 visitas - 10 comentario(s)
Derecho Penitenciario #TITRE

Fuente

CORREO DERECHO PENITENCIARIO - INFOAPDH (Boletín electrónico de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía).

Aun entendiendo el profundo dolor humano que supone la perdida de una vida humana inocente, así como su tremenda injusticia, no podemos compartir las acciones que se están iniciando después de estos reprochables sucesos pidiendo una reforma legislativa por la que se introduzca una figura tan deplorable como es la de la cadena perpetua, estando prohibidas por nuestra Constitución española de 1978 las penas o tratos inhumanas o degradantes, debiendo estar orientadas a la reeducación y reinserción social, objetivos del todo imposibles en pena de por vida.

Legislar en caliente ante cualquier problema social, suele tener malos resultados. Las leyes necesitan análisis y reflexión y las normas penales no son la solución a cualquier tipo de conflicto social. Tenemos un ordenamiento jurídico excesivamente riguroso en cuanto al sistema de penas se refiere. A pesar de que España no aplica la cadena perpetua, esto no significa que el régimen español sea más blando. De hecho, España tiene uno de los códigos más severos para castigar determinados delitos. La Ley de cumplimiento íntegro y efectivo de las penas ha endurecido las penas de prisión, pero ello no ha supuesto ni mayor reinserción ni mayor seguridad ciudadana. Algunos delitos como los relacionados con el terrorismo y la criminalidad organizada, y otros cometidos de manera continuada, determina que en algunos casos no se pueda acceder al régimen de libertad condicional sin haber cumplido más de 30 años de cárcel, y en otros que la acumulación de penas se convierta en cadena perpetua.

Recientemente ha señalado la Subcomisión de Derecho Penitenciario del Consejo General de la Abogacía Española que integra a los abogados que trabajan en los Centros Penitenciarios, y que conocen de primera mano la evolución de los presos, que el cumplimiento de una condena privativa de libertad superior a 15 años produce efectos físicos y psíquicos irreversibles en las personas, por lo que nadie debería superar dicho limite de cumplimiento de sus penas.
Sin embargo, la rigurosidad no es tanta en cuanto a la medicina preventiva que se aplica a través de las políticas sociales y educativas en todos los ámbitos de la sociedad.
El caso de la pequeña niña de Huelva no es consecuencia de una liviana legislación, sino que es la consecuencia de un gran fracaso social que parte desde los servicios sociales comunitarios, pasando por una inexistente atención pública a los problemas de enfermedad mental, por la inservible utilización de las penas privativas de libertad que no llevan aparejadas ningún tipo de tratamiento individualizado tal y como establece nuestra constitución y culminando con el estropicio ocurrido por una mala aplicación de las leyes por parte de la administración de Justicia.. El estado tendría que hacer frente al fracaso de sus políticas y errores, asumiendo fuertes indemnizaciones que si bien no calmaran el dolor, si harán sentir que las víctimas son apoyadas y que existe un reconocimiento por parte del estado de su error.

Por eso, es momento de reflexionar y de exigir un cambio de rumbo radical en las políticas sociales cotidianas, las que van configurando el tipo de ciudadanos y de sociedad que queremos construir.

Entendemos el dolor de la familia onubense, así como la gran sensatez que ha mostrado especialmente el padre de la pequeña en todo este proceso, pero la respuesta social no debe ser la petición de la cadena perpetua ya que sería un horroroso retroceso social el que viviríamos.

En todas partes, la experiencia muestra que instituciones como la cadena perpetua embrutecen a las sociedades que participan de ella. No hay ningún lugar en el que se haya demostrado que la cadena perpetua posea una eficacia especial a la hora de reducir la delincuencia o la violencia.

  • Si lo que le ha pasado a esta niña, fuera tu hija, seguro que pedirias la cadena perpetuao algo mas, asi que deja de ir de bueno por la vida y ponte en el lugar de la victima y no del lado de los verdugos que los comunistas siempre tirais para el mismo lado

  • Con respecto a los dos comentarios escritos hasta ahora, solo decir que creo que no es necesario, ni conveniente, ni coherente, el caer en el menosprecio, la degradación o el insulto hacia nadie, para defender la propia opinión. Estos son los gestos que no favorecen el entendimiento, ni la comunicación, lo que creo que es la base para avanzar y crecer, tanto como personas (de forma indvidual) como a nivel social.

    En lo que se refiere al artículo, lo primero, gracias. Por expresar lo que hay en la mente, y en el estómago (que es donde duelen y se retuercen las cosas) de muchxs. Por abrir una vía de debate, por encender luces. Parece de locxs hablar de reinserción, de reeducación (¡con los tiempos que corren!), parece de locxs ir contracorriente, y en plena efervescencia mediática plantear alternativas, que no son las de siempre, que no se basan en la represión, en cortar alas ni en anular a las personas.
    Pues vale, quizás parezca de locxs, pero quizás no lo estemos. Dicen que no hay más ciego que no quiere ver, y añado una obviedad: ni más sordo que el que no quiere escuchar. Podemos atender sólo a lo que nos interesa, claro. O podemos tener en cuenta los datos que nos hablan de reeducación, de reinserción, de bajas, bajísimas tasas de reincidencia. Ya que pretendemos cambiar la ley, vamos a cambiarla, vale, pero a mejor. Y lo mejor es lo que dé resultados más positivos, lo que solucione el problema, no lo que lo oculte, lo encierre (si no lo veo, ¿no existe?). Educación, prevención, e inversión en terapias de reinserción. Que sí, que funcionan. Pero a veces no interesan. Formación de personal especializado, ampliación de servicios, reducción de ratios, atención individualizada... son términos que a veces parece que no existen, que acaba de inventárselos unx para un chiste. Pero no. Es pan para hoy y más pan para mañana.

    Por supuesto que es duro, que hay que empatizar con la víctima, pero también con la persona que comete el delito. Y tener en cuenta todo, el por qué, el cómo, y sobre todo, las causas que hacen que se llegue a ese punto.

    Quizás somos un poco responsables todxs, y lo primero es mirarnos por dentro. Luego para fuera, y abrir las orejas, y los ojos. Respirar hondo y hablar, jolines. Hablar.

    Marta CS

    • El agresor es víctima mucho antes que agresor. Víctima primero de las circunstancias en las que crece, víctima, después, de sí mismo, cuando no sabe ser un adulto "normal" (de esos que tanto os gustan) y SÓLO AL FINAL, hace víctimas a otros, convirtiéndose entonces en agresor. Este proceso de metamorfosis es largo, lleva años... Algo podríamos hacer en medio, digo yo.
      Quizás sea más humano no mirar para otro lado mientras la flor se convierte en mala hierba. Más humano no dejarla embrutecerse y luego querer cortarla.
      Pero quizás es que ya no queramos ser ni humanos... Pero ellos tienen derecho a poder serlo.
      Raquel C.P

      • Qué hermoso comentario. Estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Menos mal que en este mundo de odios y deseos de venganza aún queda gente como tú que apela a la dignidad humana que todos tenemos y que aspira a soluciones que sean buenas para todas las partes. Esta sociedad necesita más recursos para la educación y para tratar adecuadamente a las personas enfermas en todas sus fases, no más cárceles, ni mucho menos linchamientos y aniquilamientos.

        Machacar a las personas con comportamientos criminales, que, como bien dices, son consecuencia de un cúmulo de desarmonías y malfuncionamientos de esta sociedad de mierda que tenemos, sólo sirve para alimentar los problemas y hacer que aumenten y aumenten sin cesar.

        Claro, es mucho más fácil encerrar de por vida a la persona peligrosa que preguntarse por las causas que la han llegado a hacer peligrosa. Más fácil aniquilarla como a un insecto dañino, que mirarla como un ser humano y preguntarse a ver si es posible su sanación y su recuperación para la sociedad.

    • hay ocasiones en las q conviene aparcar el buenismo a un lado y actuar con contundencia, solo la justicia es justa cuando pone en un lado de la balanza el mismo peso q se puso en el otro, no estoy de acuerdo con dar segundas oportunidades a segun q personas, por ejemplo, los chavales q violaron, torturaron quemaron y mataron a Sandra Palo solo por diversion no merecen nada, nada nada. o aquellos q quemarona una mendiga en un cajero, ¿ ue merecen esa gente? integracion? oportunidades??? POR FAVOR..... en esta sociedad se aperdido el sentido de responsabilidad y ese sentimiento de que aparte de saber que los demas merecen respeto por q si, por ser personas libres como cada uno, se a perdido el sentido del castigo y de saber q si la haces, la pagas, por eso existen estos casos de extrema violencia. a todos estos malandrines los daba yo pal pelo

      • Yo creo que...
        Si nadie te enseña a respetar la vida ajena, no la respetas. Si en tu entorno: casa, calle, colegio, grupo de amigos... los referentes que tienes no son positivos, eso es lo que aprendes.
        Si un día cometes un delito, por supuesto que esto debe traer consecuencias. Y para esto están las leyes.
        Si se te aplica una ley que solo busca encerrarte (cuanto más tiempo mejor), y al tiempo, no se trabaja en tu contexto (familia, entorno social), cuando salgas, te encontrarás con lo mismo, además de tener cosas por dentro que no tenías antes de entrar (mucho menos deseables que el arrepentimiento).
        Si, en lugar de esto, se te enseña a mirar la vida de otro modo, y se te ofrecen otros referentes, y se te proporcionan otras herramientas (por ejemplo, diálogo ante agresión, simplemente) para enfrentarte a tu propia vida, y para resolver los posibles conflictos que puedan aparecer en ella, yo solo me planteo una cosa: ¿es la misma persona la que cometió el delito que la que permanece privada de libertad? Si esto es así, habrá que seguir proporcionando más educación, más terapias, más atención (y no siempre en una situación de privación de libertad, hay otras opciones que aunque están contempladas en las leyes, apenas se aplican y a nivel social son prácticamente desconocidas). Pero si no, ¿de verdad es esto a lo que llamamos justicia?

        Marta

        • si, eso siempre esta bien en unos casos, claro q si, hay gente q se a criado en un entorno bastante feo y la verdad tampoco se le pueden exigir muchos principios, pero vamos una cosa es ser un mangante, chorizo etc, y otra es ser un salvaje asesino, como bien muestra la pelicula de la naranja mecanica, hay gente q disfruta, sobre todo cuando esta en grupo, con el sufriiento ageno, pegan golpean, matan para echarse unas risas como el q hace una gamberrada, toman al otro como un mero objeto de diversion y loq es peor el sufrimiento del otro como algo q hace gracia y q "mola", es horrible q exista gente asi pero existe, si se les pilla, yo les mandaba al garrote, no merecen respirar el mismo aire q nsotros, los buenos viandantes q ayudamos a los ciegos a cruzar al calle y cedemos nuestro asiento en el metro a ancianitos y señoritas en estado de buena esperanza ;)

          • Ya, veo alguna razón en lo que dices, pero creo que abordas esta cuestión con más visceralidad que cabeza.

            El concepto de justicia se refiere a "reparación" e incluso a compensación. Es una idea abstracta que nos remite a algo así como buscar lo mejor para todas las partes. Tú más bien estás refiriéndote a "venganza", un concepto rechazado por casi todas las éticas que no suele persiguir mayor utilidad que la de desfogar las iras de la parte víctima buscando un daño para la parte que ha causado el mal.

            Míralo con más racionalidad. No se trata de ser buenistas sino de intentar determinar qué es lo mejor para la sociedad.

            La inmensa mayoría de estudios que hay sobre el tema afirman que endurecer los castigos, subir las penas y meter a más gente en la cárcel, incluso creando leyes de cadena perpetua, no sólo no consiguen reducir el número de delitos, sino que paradójicamente hacen que aumenten.

            La alarma social que provocan algunos hechos criminales realmente dolorosos, como el de la niña Mari Luz o el que citas de Sandra Palo están generando un clima de miedo exagerado y una tendencia al endurecimiento de leyes y penas en España. Cada vez hay más cárceles y cada vez están más llenas. A este paso pronto llegaremos al ratio de EEUU donde una de cada cien personas está en la cárcel sin que eso sirva para que disminuya la delincuencia.

            El camino de la venganza sólo crea una sociedad cada vez más desarmónica y en la que cada vez a más gente se le va la pinza.

            La solución está en otros caminos, como los que propone la compañera que escribía antes.

            Y de todas formas puedes estar tranquilo: para criminales peligrosos como Santiago del Valle, o los otros que citas las actuales leyes los van a tener unos 40 años entre rejas. ¿Qué edad crees que tendrán cuando salgan? Es casi una cadena perpetua. ¿Por qué no darles una oportunidad de curar sus trastornos y una pequeña esperanza de vivir su vejez, cuando ya no supongan el más mínimo peligro, en libertad?

            Saludos.