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Soldados españoles maltrataron a prisioneros iraquíes en Diwaniya

Martes.19 de marzo de 2013 937 visitas - 7 comentario(s)
Ilustrativo vídeo en el diario El País #TITRE

Noticia de alcance, pues en ella se evidencia algo que para quienes nos dedicamos al antimilitarismo es obvio. Que los ejércitos no son las hermanitas de la caridad que nos presentan en la tele. El largo artículo que ha publicado hoy El País ilustra a la perfección cómo la crueldad y la brutalidad conviven a diario en la profesión de soldado en medio de la mayor de las impunidades. También se muestra la verdadera naturaleza de estas operaciones militares de invasión, en las que las tropas del estado español son poco menos que la chica de los recados del ejército estadounidense. "Los sospechosos eran llevados a la cárcel de Abu Ghraib tras unos días en el centro de detención de Base España", dice la noticia entre otros muchos datos. Sobran los comentarios.

También nos dice El País esto otro:
"La conducta de un grupo de bárbaros de uniforme, amparados en la impunidad de la noche y la indefensión de sus víctimas, no debe empañar la imagen de las Fuerzas Armadas y ni siquiera salpicar a los más de 5.000 militares españoles que cumplieron con su deber en Irak, pero ignorar el horror solo conduciría a repetir el error. "
Estamos de acuerdo con la última frase, desde luego, pero no con lo anterior. Cualquier militar es siempre un bárbaro de uniforme amparado en la impunidad de las leyes de los estados. Las víctimas de cualquier militar están siempre indefensas, y los 5.000 soldados españoles -y los no españoles que sirvieron bajo su bandera a cambio de dinero- que invadieron Iraq deben sentirse concernidos y responsables como actores o como cómplices de estas y otras brutalidades semejantes. Porque, aunque cumplieron las órdenes que les daban, no "cumplieron con su deber", ya que el deber de cualquier ser humano es ante todo respetar la vida y la dignidad de los demás. Cualquier soldado que interviene (por dinero, no lo olvidemos) en la invasión de un país está atropellando la vida y la dignidad humana, y por tanto, lejos de cumplir con deber alguno, se equipara a un criminal.

Nota de Tortuga.


Diez años después del inicio de la guerra de Irak salen a la luz las pruebas del maltrato infligido a dos reclusos locales

El manual del Ejército instaba a utilizar "la violencia mínima imprescindible antes y después de la detención"

Miguel González

Un general que ocupó durante cuatro años el más alto mando de las Fuerzas Armadas solía presumir, con cierta temeridad, de que ninguno de los miles de militares españoles que en el último cuarto de siglo han desarrollado misiones en el exterior ha hecho nada de lo que haya que avergonzarse. Lo decía después de que se conocieran imágenes de marines estadounidenses orinando sobre cadáveres o soldados alemanes mofándose de calaveras en Afganistán. Hasta ahora, se ha visto a los militares españoles repartiendo comida a los niños o curando a civiles en zonas de conflicto. También, aunque menos, se les ha visto combatir. Todo eso lo han hecho. En cambio, no se les ha visto nunca infligir malos tratos a prisioneros. Y muchos preferirían que nunca se les viera hacerlo. Pero eso no significa que no haya sucedido.

El vídeo que hoy difunde EL PAÍS muestra a cinco soldados españoles entrando en una celda. En el suelo, sobre una manta, con dos botellas de agua a su lado, hay un hombre. Uno de los soldados le ordena a gritos que se incorpore. El hombre, postrado, no parece entenderle. A su lado hay otro detenido que a mitad de la grabación, que dura 40 segundos, es arrojado sobre el primero. Tres de los soldados la emprenden a patadas con ambos. Otros dos observan desde la puerta de la celda. Un sexto graba la escena. Uno de los militares los patea con especial saña. En dos ocasiones parece a punto de marcharse, pero se vuelve para descargar toda la fuerza de su bota sobre los cuerpos indefensos. De las víctimas solo se escuchan jadeos y gemidos. Un militar, que durante la paliza se ha quedado mirando desde el quicio de la puerta, comenta al final: "¡Jo! A este se lo han cargado ya".

Cronología de la guerra

No a la guerra. Miles de ciudadanos se lanzaron a las calles a principios de 2003 para intentar evitar que Estados Unidos atacara Irak. Las manifestaciones fueron masivas en España. El Gobierno de George W. Bush afirmaba que Irak poseía armas de destrucción masiva y tenía lazos firmes con Al Qaeda. El 5 de febrero, su secretario de Estado, Colin Powell, había presentado ante el Consejo de Seguridad de la ONU los “hechos”. Irak debía expiar las muertes norteamericanas en los atentados del 11-S. Era el preludio de una guerra que ocasionó miles de muertes y que se fundamentó en una mentira.

Cumbre de las Azores. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se reúne con el de España, José María Aznar, y los primeros ministros de Reino Unido, Tony Blair, y de Portugal, José Manuel Durão Barroso. Los mandatarios deciden lanzar un ultimátum a Sadam el 16 de marzo. Mientras tanto, países como Francia, Alemania o Rusia piden prudencia.

Comienza la invasión. Fue el 19 de marzo de 2003, el martes hará 10 años. El presidente Bush promete el ataque a objetivos concretos para desarmar Irak y liberar a su gente. Hasta abril, se libra una guerra convencional, liderada por tropas estadounidenses y británicas, acompañadas de efectivos de una coalición de países. Los primeros soldados españoles llegaron el 30 de julio. Hubo 11 bajas.

Cae Bagdad. En abril los tanques norteamericanos llegan a la capital de Irak. Ciudadanos y soldados estadounidenses derriban la descomunal estatua de 12 metros que se alzó en honor de Sadam en la plaza del Paraíso. Bush declara la victoria en mayo, lo cual no significa una declaración legal del fin de la guerra, que tampoco tuvo un inicio oficial.

Captura de Sadam. Estados Unidos anuncia que ha capturado a un desaliñado Sadam Husein al sur de Tikrit, su ciudad natal, el 13 de diciembre. Se hallaba oculto en un zulo. Será juzgado por un tribunal iraquí y ahorcado por crímenes contra la humanidad en diciembre de 2006.

Los abusos de Abu Grhaib. La cadena CBS y The New Yorker destapan los abusos de soldados estadounidenses hacia los prisioneros en la cárcel de Abu Grhaib. En 2010 WikiLeaks difunde 400.000 cables del Gobierno estadounidense que dejan al descubierto más aspectos oscuros del conflicto.

España retira sus tropas. Tan solo un día después de su toma de posesión como presidente del Gobierno español, el 18 de abril de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero informa de la retirada de las tropas españolas en Irak. El repliegue se completa en mayo.

Se recrudece el conflicto. A finales de 2003, los insurgentes contraatacan y comienzan las luchas entre milicias rivales. El conflicto se agudiza con los enfrentamientos entre suníes y chiíes. Ante el fortalecimiento de la resistencia, EE UU envía nuevas tropas al comienzos de 2007.

Retirada de EE UU. Barack Obama anuncia que la retirada de las tropas de combate se hará el 31 de agosto de 2010. Se quedan 50.000 soldados como fuerzas de transición. Alrededor de un millón habían servido en Irak desde 2003. La misión de EE UU en Irak pasa de ser llamada Operación Libertad Iraquí a Nuevo Amanecer. El 18 de diciembre de 2011 se marchan los últimos 500 soldados. Dejan atrás un país en ruinas.

La escena está grabada en Diwaniya, la base principal de las tropas españolas en Irak, en los primeros meses de 2004. La participación en la guerra de Irak, de cuyo inicio se cumple una década el próximo día 20, tiene algo que la hace radicalmente diferente a la de Bosnia o Afganistán: no solo se hizo sin el aval de la ONU y con la abrumadora oposición de la opinión pública española, sino que llevó a los militares españoles a colaborar con las fuerzas estadounidenses de ocupación. Ante el vacío de poder dejado por la disolución del Estado iraquí y del partido Baaz de Sadam Husein, la llamada CPA (Autoridad Provisional de la Coalición), en la que había oficiales y diplomáticos españoles por decisión del entonces presidente José María Aznar, se convirtió en Gobierno ocupante.

"Para hacer cumplir las leyes impuestas por la CPA" y puesto que "las fuerzas de la coalición representan la ley y el orden en Irak", en septiembre de 2003, solo un mes después de que llegase a Irak la Brigada Plus Ultra, con 1.300 españoles, se distribuyó entre sus mandos un documento de la Sección de Inteligencia del Estado Mayor titulado Procedimiento de detención y actuación con el personal detenido. La guía, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, ordenaba que "durante y después de la detención se empleara la violencia mínima imprescindible" y que se mantuviera "en todo momento el respeto a los derechos del detenido". Los motivos para practicar una detención eran muy amplios. "Cualquier persona puede ser detenida si crees que representa una amenaza contra las fuerzas de la coalición" o si "tienes la sospecha razonable de que ha cometido un delito", se instruía a los militares. El manual incluía un catálogo de derechos del detenido y advertía de que "no podrá invocarse circunstancia alguna como justificación de la tortura o de otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes". Tampoco nadie podía ser sometido, "durante su interrogatorio, a violencia, amenanazas o cualquier otro método de interrogación que menoscabe su capacidad de decisión o juicio". Lo que no existía es control judicial alguno, y el propio manual confiaba en "el buen juicio y sentido común" del oficial al mando.
Los detenidos por delitos comunes eran entregados a la policía local iraquí, a través de la policía militar de EE UU; mientras que los detenidos por delitos contra la coalición (es decir, los insurgentes) eran conducidos al Centro de Detención de Brigada de Base España.

Los papeles de Wikileaks sobre la guerra de Irak, difundidos en otoño de 2010, incluyen dos referencias a este centro de detención, al que denomina Detention Facility. En uno de ellos, de 7 de enero de 2004, se alude a un registro de una casa en el noroeste de Diwaniya, donde se encontraron armas "que podrían ser usadas contra las fuerzas de la coalición". Un hombre y una mujer fueron arrestados, y el primero, conducido a Base España "para ser interrogado en profundidad". El segundo, fechado el 11 de febrero de 2004, da cuenta de un atentado con un artefacto adosado a una bicicleta contra militares españoles que patrullaban a pie en Diwaniya. La explosión causó seis heridos, y dos presuntos insurgentes fueron llevados a Base España "para un interrogatorio adicional".

Según testigos consultados por EL PAÍS, el centro de detención era un barracón con cinco celdas situado a la entrada de la base, cerca del edificio del cuerpo de guardia. El manual disponía que en cada calabozo hubiera un camastro, aunque en la filmación no aparece cama alguna, a lo sumo una manta o una fina colchoneta sobre el suelo de cemento. En varias operaciones