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¿Sabe usted qué piensa Varoufakis?

Sábado.1ro de agosto de 2015 1013 visitas - 4 comentario(s)
En la web Tortuga se lo intentan resumir - Con caricaturas #TITRE

Aunque el recientemente dimitido ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis sale bastante en televisión, su pensamiento sigue desconocido. Esto último es una lástima, pues su obra "El minotauro global" resulta de bastante interés para comprender lo que pasa. La gente se ha quedado con poco más que eso de que llevará con orgullo el odio de los acreedores, e incluso muchos simpatizantes de Syriza en Spain piensan que su cabeza reluciente no ha dado para más que para mendigar en la UE un poco más de subsidio para los griegos pobrecitos. Por su interés general, cortamos y pegamos aquí una reseña de "El minotauro global" y dos textos de Varoufakis sobre las reformas necesarias en Grecia y sobre su idea de justicia.

Y por cierto, a mí también me pone Varoufakis (Crates).

1) La economía mundial: reseña de ’El minotauro global’

Tomada de la bitácora "Desde mi econóptica": http://desdemieconoptica.blogspot.b...

Imagínense un palo de madera medio sumergido en un lago, con la superficie del agua reflejando la parte de palo que queda fuera. Desde distintas perspectivas, este palo se verá en forma de V, con distintos ángulos. Ninguna de las visiones es falsa, pero la realidad es que el palo es recto y su otra mitad está debajo del agua.

Esta es la metáfora con la que Yanis Varoufakis introduce su hipótesis en El Minotauro Global. Cada una de las explicaciones que se han dado sobre las causas de la Gran Recesión que vivimos desde 2008 son visiones del palo en forma de V: riesgo excesivo, mala regulación financiera, avaricia de los banqueros, mala teoría económica, crisis sistémica... Todas son visiones válidas; pero falta la explicación subyacente, la causa última, el trozo de palo bajo el agua.

La hipótesis de Varoufakis es que esta causa última, que él llama el Minotauro Global, es un sistema de flujos económicos internacionales según el cual los superávits del mundo entero financiaban la expansión insostenible de un doble déficit, público y comercial, sobre el que EEUU ha construido su hegemonía política y económica.

¿En qué consiste un doble déficit? Por un lado, es un problema de estructura productiva: países que producen menos de lo que consumen y cuyas exportaciones son más baratas que sus importaciones. Tradicionalmente los países productores de materias primas han tenido déficit comercial frente los países productores de maquinaria y tecnología. Por otro lado, la deuda pública que emite un país crece porque lo que ingresa el estado en impuestos es menor de lo que gasta en transferencias e intereses. ¿Quién financia esta deuda? ¿Quién está dispuesto a invertir su capital en Bonos del Tesoro de un país para convertirse en su acreedor? Al ministro Varoufakis le gustaría tener respuesta a estas preguntas para Grecia.

Que estos déficits vayan juntos es, en general, una mala idea. Significa que un gobierno se endeuda con unas garantías de solvencia (capacidad de recaudar impuestos para devolver la deuda) sobre una economía que gasta más de lo que produce, y por tanto también se endeuda con el exterior : esta es la razón por la que los países del Sur de Europa están sufriendo la crisis desproporcionadamente, con muy poco margen de maniobra respecto a lo que diga y ordene quien financia estos déficits, Alemania.

Pero si eres EEUU y tienes la maquinita mágica para crear un papel que todo el mundo acepta como dinero -el $- te evitas esos problemas.

¿Es mejor tener superávit? No hay que olvidar que nadie vende sin que alguien compre. En otras palabras, el superávit de un país es el déficit de otro. Lo esencial para mantener el flujo dinámico es que de algún modo (vía inversión extranjera, préstamo o mecanismo de redistribución) el superávit del país A se destine al país B para mantener la capacidad de B de comprar los productos que A le quiere vender. Tal cosa se llama “mecanismo de reciclaje de superávit”, algo que los mercados no producen por sí solos. Su ausencia, argumenta Varoufakis, genera desequilibrio e inestabilidad en la economía a escala europea y mundial. Varoufakis ha desarrollado en otras ocasiones cómo una unión monetaria asimétrica no puede funcionar sin mecanismos de reciclaje de superávit con los que los centros de los sistemas económicos financien el desarrollo de las periferias para un progreso económico compartido.

En un libro muy pedagógico y como buen griego, lleno de mitología, Varoufakis hace primero un recorrido por el devenir político-económico del siglo XX para situarnos en el contexto en el que se empiezan a formar estos dobles déficits. Para los poco versados en Historia Económica, baste decir que la I Guerra Mundial mermó seriamente la base productiva y humana europea e inició el ocaso de Europa como área hegemónica en el desarrollo occidental. En el periodo entre guerras hubo algunos tímidos intentos por parte de EEUU de ejercer la nueva hegemonía, desarrollando acuerdos monetarios como el Patrón $-oro, que la Gran Depresión no dejó que se consolidaran. La IIGM fue el golpe definitivo. Acabó con Japón destruido por 2 bombas atómicas, y Europa muy endeudada.

En 1947 se concreta en Bretton Woods un acuerdo monetario por el que todas las monedas se fijan al $, que se convierte en la principal divisa de cambio internacional. Este pacto facilita lo que Varoufakis llama el Plan Global, según el cual EEUU, que históricamente había sido nación deudora, se convierte en el acreedor mundial. Así, alrededor de EEUU se generó un sistema de flujos económicos, por el que EEUU ejercía su papel de prestamista internacional para financiar la demanda hacia sus propias exportaciones. En las negociaciones de Bretton Woods es famosa la disputa entre los economistas H.D. White y J.M. Keynes, negociadores por parte de EEUU y Reino Unido respectivamente, por la falta un acuerdo específico sobre el reciclaje de los superávits americanos. EEUU acabó desarrollando ese papel, pero a falta de un mecanismo formal, se reservó el derecho a hacerlo a su antojo.

Así, para generar suficiente demanda para sus productos creó 2 áreas de influencia alrededor de Alemania (la UE) y Japón (el Sudeste Asiático): dos países derrotados en la IIGM, salidos del fascismo, humillados y con mucha necesidad de tutela -un objetivo fácil-. De los años 50 a los 70, EEUU reciclaba sus superávits mediante la inversión extranjera directa en Alemania y Japón, generando desarrollo económico en esos países y por tanto demanda para sus exportaciones, bajo la hegemonía del $ como moneda de cambio mundial. Este periodo se conoce como la Edad de Oro del capitalismo, ya que en ningún otro periodo ha habido tasas de crecimiento tan elevadas ni la prosperidad ha sido compartida por una mayoría social tan amplia.

Sin embargo, durante la tumultuosa década de los 70, varios factores contribuyen al final del Plan Global. Por un lado, la Guerra del Vietnam y la Guerra Fría en general salen más caras de la cuenta y EEUU empieza a abusar de la máquina mágica. La subida del precio del petróleo genera una crisis de liquidez. La supremacía del $ y el acuerdo monetario internacional se basan en el compromiso de convertibilidad en oro. Pero la masa monetaria de EEUU ya se había descontrolado y la Reserva Federal no tenía oro para convertir todo los $ que había impreso. Es entonces cuando EEUU entiende que perder su posición de superávit y suspender la convertibilidad del $ es inevitable y decide utilizarlo a su favor. ¡Los Bancos Centrales del mundo tienen las reservas llenas de $ y Bonos del Tesoro Americanos! A nadie le interesa que el dólar se desplome. Como dijo un alto funcionario estadounidense de la época “It’s our currency but it’s your problem!” ¿Por qué crecer a base de vender a otra gente, cuando puedes crecer a base de que otra gente ahorre el dinero que tu imprimes con tu máquina para que te lo gastes tú?

Estos acontecimientos acaban por revertir el sentido de los flujos económicos y provocan una grave recesión en todo Occidente, con la combinación de estagnación (estancamiento económico) e inflación, una paradoja económica en el funcionamiento normal del capitalismo, para la que ninguna teoría económica tiene respuestas. EEUU asesta el golpe mortal a Bretton Woods con una subida brutal de los tipos de interés, atrayendo grandes masas de capitales mundiales. Con este gesto magistral, EEUU pasa de ser acreedor a receptor neto de dinero y nace el Minotauro Global. Por el camino crea la primera crisis mundial de deuda porque los tipos de interés del 20% hunden la capacidad de pago de los países en desarrollo.

Los años 80 inauguran la época de expansión del doble déficit americano. ¿Cómo funciona este nuevo sistema de flujos? EEUU imprime y gasta $ por todo el mundo. Las empresas ganan dinero, y lo invierten. ¿Dónde? En Wall Street. Y Wall Street a su vez convierte ese dinero en préstamos para que la gente siga gastando. EEUU sigue siendo el epicentro del desarrollo económico mundial pero esta vez a base de tomar prestado del resto del mundo. El dinero va y viene de EEUU en espiral creciente. Este nuevo orden de cosas se sustenta gracias a la íntima colaboración de lo que Varoufakis llama las “sirvientas del Minotauro”, a saber: el propio Wall Street, la teoría económica neoliberal, Reagan, Thatcher y Walmart (como veremos en breve).

Varoufakis en 1993

Es evidente que sin Wall Street atrayendo los superávits mundiales, EEUU no hubiese podido sostener su déficit. El tamaño de la bolsa americana se vuelve monstruoso: antes de la crisis, el 70% de los flujos de capitales mundiales pasaban por Wall Street, de 3 a 5 billones de $ al día. Para sostener el ritmo vertiginoso de financiarización que provoca el Minotauro, Wall Street crea un dinero privado, tóxico, a base de CDO (Collateralized Debt Obligation) y CDS (Credit Default Swap). Brevemente para quien no lo sepa: los CDO son activos formados por pedazos de distintas hipotecas a distintos tipos de interés con distinto riesgo de impago empaquetados en un solo producto. Con estas triquiñuelas los grandes bancos de inversión convencían a sus clientes de que compraban un producto de bajo riesgo, creyendo que este estaba diversificado cuando en realidad estaba oculto. Los CDS son seguros contra el impago de una deuda. La diferencia entre un CDS y un seguro normal es que para comprar un CDS no necesitas ser titular de la propiedad asegurada. Es decir que gano dinero si se quema tu casa. ¡Pues voy y le prendo fuego! Y si compro un CDO y un CDS, gano cuando los deudores pagan, ¡y también gano cuando no pagan! ¡Negocio redondo!

Estas imprudencias de Wall Street encontraron su apoyo en una teoría económica que proporcionó el marco intelectual y político neoliberal. Esta "teoría de la oferta" se basa en dos premisas: 1) Los agentes son racionales y 2) Los mercados son eficientes. Así que haced el favor de dejar en paz a los racionales inversores y su eficiente mercado de Wall Street. Este nuevo orden político-económico fue impuesto a golpe de mano de hierro por Reagan y Thatcher, con el argumento de que el enriquecimiento de los ricos y la desregulación de su actividad empresarial y financiera acabarían teniendo repercusiones en el resto de la sociedad. El Estado no debe meterse en la economía más que para su función primordial, la defensa nacional, la expansión militar.

¿Y qué pinta Walmart? Es el paradigma de un modelo empresarial que prolifera con el Minotauro, basado en el low cost. En efecto, la globalización, la desarticulación sindical y la desregulación del mercado laboral provocan que el salario medio que percibe una persona trabajadora no mejore desde los 70 en EEUU. Pero la producción de abundancia ultra-barata permite mantener a raya las tensiones sociales por unos salarios cada vez más bajos. Y evidentemente, todas estas empresas crean su rama bancaria para financiar préstamos a quien quiera consumir más, que el dinero tóxico de Wall Street es abundante y los productos financieros derivados permiten convertir los préstamos en flamantes CDOs y ¡que el ritmo no pare!

En conclusión: el Minotauro Global se basaba en y dependía de unas dinámicas en asimetría creciente. La expansión de la hegemonía americana se ha construido sobre la "desintegración controlada de la economía mundial", en palabras de Paul Volcker. El estallido era inevitable. Varoufakis hace un gran resumen de lo que la Crisis que empezó en 2008 supuso en cantidad de pérdidas del sector financiero que el sector público cubrió inyectando dinero ilimitado en la economía: más de 10 trillones de $, el 13% del PIB mundial. Un rescate incondicional que debilita el Estado y desencadena una "Bankruptocracy", la dictadura de los bancos fallidos, mal traducido aquí como bancocracia. La resolución de la crisis en forma de rescate sin castigo, socialización de pérdidas y estímulo financiero sin estímulo a la economía productiva ha acabado otorgando un peso político incontestable a la economía "del 1%, por y para el 1%".

La parte final de El Minotauro Global está dedicada a la crisis europea. Recordemos que EEUU ayudó a Alemania a crear la UE como su zona de influencia. Con ella se fragua un pequeño simulacro de "Plan Global", un sistema de estructuras productivas asimétricas y posiciones de balance en creciente desajuste para generar superávits en Alemania que sirvan para financiar los déficits de EEUU. La crisis de la UE es la evidencia que refuerza el análisis de Varoufakis: el problema viene de la ausencia de un mecanismo de reciclaje de los superávits alemanes al resto de Europa. A pesar de que esta necesidad se señala en varios informes que precedieron la creación de la Unión Monetaria, se omite en el tratado de Maastricht, según Varoufakis, deliberadamente, igual que con Bretton Woods, para que Alemania decida con independencia qué se hace con sus superávits (o más bien para salvaguardar su desvío hacia Wall Street).

La Crisis Europea empieza bastante como en EEUU, con los bancos declarando bancarrota y siendo rescatados con liquidez a tutiplen. El problema añadido es que, a diferencia de en EEUU, cada Estado es responsable de rescatar sus propios bancos, de manera que las grandes deudas de los bancos privados se convierten en deuda pública de cada Estado. Imaginaros que cuando EEUU salió al rescate de Bear Stearns hubiese dicho, uy, este banco es de NY, que sea el Estado de NY (8% del PIB de EEUU) el que se haga cargo de él. Pues eso es lo que ha pasado en Europa. A falta de un mecanismo de estabilidad financiera común, ni de un prestamista común de último recurso (el BCE lo tiene prohibido), los países de la periferia, superados por los rescates bancarios, y con dobles déficits, son víctimas de ataques especulativos sobre sus deudas.

Si El Minotauro Global es un libro imprescindible para comprender la evolución de la economía mundial en el último siglo y como esta ha desenlazado en una crisis económica sin precedentes, Varoufakis ofrece, partiendo de su marco analítico, una discusión no menos interesante sobre el futuro sin el Minotauro, a modo de conclusión. Sin un agente económico central que organice los flujos económicos mundiales contrarrestando los desequilibrios productivos y comerciales con un mecanismo de reciclaje de los superávits, el capitalismo global es un sistema inestable. Está por ver si China es capaz y está dispuesta a desarrollar ese papel.

2) "Un modelo de recuperación para Grecia", por Yanis Varoufakis -extractos-.

Fechado hace dos meses, el 17 de mayo de 2015. Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/i...

Meses de negociaciones entre nuestro gobierno y el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo han logrado escasos avances. Una razón para ello es que todas las partes se están centrando demasiado en las condiciones ligadas a la próxima inyección de liquidez y no lo bastante en contemplar de qué modo puede recuperarse y desarrollarse de modo sostenible. Si queremos desbloquear el actual callejón sin salida, debemos concebir una economía griega saludable.

Una recuperación sostenible requiere reformas sinérgicas que liberen el considerable potencial del país eliminando cuellos de botella en diversos terrenos: inversión productiva, provisión de crédito, innovación, competencia, seguridad social, administración pública, poder judicial, mercado laboral, producción cultural y por último, pero no menos importante, la gobernación democrática.

Siete años de deflación causada por la deuda, reforzada por la expectativa de una perenne austeridad han diezmado la inversión privada y pública y obligado a los bancos, angustiados y frágiles, a interrumpir el crédito. Con un gobierno que carece de capacidad de maniobra fiscal y los bancos abrumados por préstamos de difícil recuperación, resulta importante movilizar los restantes activos del Estado y desatascar el flujo del crédito bancario a las partes sanas del sector privado.

Imaginemos un banco de desarrollo que apalancara un aval que comprendiera las acciones posteriores a la privatización en poder del Estado … En lugar de verse como una liquidación para rellenar agujeros fiscales, la privatización formaría parte de un gran programa de asociación público-privada para el desarrollo. Imaginemos, además, que un “banco malo” ayudara al sector financiero, que fue generosamente recapitalizado por los agobiados contribuyentes griegos en medio de la crisis, a desprenderse de su herencia de préstamos de difícil cobro y desatascar su fontanería financiera. De consuno con las virtuosas repercusiones del banco de desarrollo, los flujos del crédito y la inversión correrían hasta el terreno hasta entonces árido de la economía griega.

… Entretanto, los dividendos del banco de desarrollo se canalizarían hacia los sufridos fondos de pensiones, que quedaron bruscamente descapitalizados en 2012 (debido al “recortazo” de la tenencia de bonos del Estado griego). La tarea de fortalecer la seguridad social quedaría completa con la unificación de los fondos de pensiones, el aumento de las aportaciones que seguiría a la mejora del empleo, y el retorno al empleo formal de los trabajadores relegados a la informalidad por la brutal desregulación del mercado de trabajo durante los años obscuros del pasado reciente.

Se puede imaginar fácilmente una Grecia en sólida recuperación como resultado de esta estrategia. En un mundo de retornos ultrarreducidos, Grecia aparecería como una espléndida oportunidad, manteniendo una corriente regular de inversión extranjera directa a su seno... Durante la era del crecimiento, los flujos de capital eran canalizados por los bancos comerciales en un frenesí de consumo y despilfarro total. Para garantizar que esta vez sea diferente, Grecia tendrá que reformar su economía social y su sistema político. Crear nuevas burbujas no es la idea de desarrollo que tiene nuestro gobierno.

Esta vez, por contraposición, el nuevo banco de desarrollo llevaría la voz cantante a la hora de canalizar los escasos recursos del país en la inversión productiva seleccionada. En ello estarían incluidas las empresas nuevas (startups), las de tecnología de la información que utilizan talento local, las pequeñas y medianas empresas agro-orgánicas, las compañías farmacéuticas orientadas a la exportación, los esfuerzos por atraer la industria cinematográfica internacional a localizaciones griegas y los programas educativos que aprovechen el rendimiento intelectual griego y lugares históricos sin parangón.

Entretanto, las autoridades regulatorias griegas mantendrían un ojo alerta sobre las prácticas comerciales de préstamos, mientras un freno a la deuda impediría que nuestro gobierno se permitiera viejos y malos hábitos, garantizando que nuestro Estado no vuelva a incurrir en déficits primarios. Cárteles, prácticas anticompetitivas de facturación, profesiones cerradas de manera insensata y una burocracia que ha convertido el Estado en una amenaza pública pronto descubrirían que nuestro gobierno es su peor enemigo.

Las barreras al crecimiento del pasado constituían una impía alianza entre intereses oligárquicos y partidos políticos, escandalosas adquisiciones, clientelismo, medios de comunicación quebrados de modo permanente, bancos acomodaticios, débiles autoridades fiscales y un poder judicial agobiado y medroso. Sólo la brillante luz de la transparencia democrática puede eliminar esos impedimentos; nuestro gobierno está decidido a hacerla refulgir a su través.

3) Justicia económica: las repercusiones políticas de la lucha por la igualdad y... Europa

Echemos un vistazo a la Europa de hoy. En la periferia, orgullosas naciones han sido machacadas, estamos cerca de una crisis humanitaria, y por supuesto la desigualdad está de picnic. ¿Por qué? Por la negación de los dirigentes europeos de que ésta es una crisis del sistema que necesita un tratamiento sistemático, y por su insistencia en que la crisis se debió a una imposición demasiado laxa de las normas existentes, y no por una arquitectura económica y unas reglas equivocadas, que fueron, por tanto, imposibles de imponer cuando la crisis financiera global golpeó en 2008.

... Un grupo de economistas franceses y alemanes, conocido como el Glienecker Gruppe, proponen cambios institucionales que pueden ayudar a resolver la crisis del euro y hacer volver a Europa a la senda de la estabilidad y la integración... Al mismo tiempo que presentan su obra como una daga con la que será muerta la abominación de una desigualdad insoportable, así su intención declarada para Europa es acabar la crisis mediante un reconocimiento de que: “… Las instituciones existentes en Europa son disfuncionales y han de ser reconstruidas. La cuestión central es sencilla: la democracia y las autoridades deben ganar control y regular eficazmente el capitalismo globalizado del siglo XXI”. (Piketty, 2014)

¡Palabras inspiradoras! Hasta, que, claro, uno examina la propuesta real:

- Una fresca epidemia de austeridad universal que se hará sentir en Europa.

- Una forma de unión política que puede describirse mejor como una jaula de hierro que extinguirá cualquier esperanza de que Europa pueda convertirse en una Federación democrática.

Cuando se trata de las recomendaciones de política para acabar con la marcha triunfante de la desigualdad, la nueva idea es la propuesta ya muy manida idea de un impuesto mundial sobre la riqueza. Muchos comentaristas se han concentrado en su naturaleza utópica; yo no lo haré. Más bien asumamos que es factible y que la adopta el G20. Considérese lo que la implantación de este impuesto global significaría

Volviendo a la zona euro, de largos padecimientos, vamos a hacer una visita a una de las miles de familias irlandesas, cuyos miembros siguen sin empleo, o terriblemente mal pagados y subempleados, pero cuya casa ha ‘logrado’ escapar de las tribulaciones de un valor patrimonial negativo . Según el profesor Piketty, estos desgraciados ahora deben pagar un nuevo impuesto sobre el patrimonio sobre el valor de sus hogares, además de lo que les queda de hipoteca. ¡Independientemente de sus fuentes de ingresos!

Pasemos ahora a un industrial griego que lucha por sobrevivir contra los ataques conjuntos de una demanda inexistente y de la severa contracción del crédito. Supongamos que su capital no ha perdido aún todo su valor. Bueno, poco después de que se lleve a cabo la política del profesor Piketty, con toda seguridad lo perderá, ya que ahora debe lidiar con un impuesto sobre el patrimonio que se va a pagar a partir de un flujo de ingresos inexistente.

¿Cuánto tiempo va a pasar, querido lector, antes de que los liberales comprometidos, que creen que la riqueza y la desigualdad de ingresos no sólo está bien, sino que es una repercusión inevitable de la obra de la “libertad”, señalen sin piedad las repercusiones de las propuestas políticas del profesor Piketty? ¿Por qué habrían de pensarlo dos veces antes de machacar su análisis y exponer las consecuencias de esas políticas castigando a estas como chapuceras y basadas en una teoría que simultáneamente (a) empeora una mala serie de circunstancias socio-económicas y b) pone en peligro libertades y derechos fundamentales?

Por otra parte, ¿hay un mejor regalo para los euroescépticos cometidos, empeñados en demostrar que la Unión Europea es un paso en el camino a la servidumbre, con estas propuestas para la zona euro?

Pasando al ámbito de la filosofía política, hace algunos años opiné que ciertos bienintencionados defensores de la justicia distributiva y la igualdad eran quizás la mayor amenaza contra el igualitarismo. La filosofía política ha estado dominada demasiado tiempo por el choque entre:

(A) Los que buscaban sin cesar el Santo Grial de algún grado óptimo de desigualdad (GOD) [1], y

(B) los libertarianos (ultraliberales, anarcocapitalistas) que insisten en que no hay tal cosa como GOD (por ejemplo, Nozick, 1974); o lo que es lo mismo, que lo importante es el el proceso de adquisición de la riqueza y los ingresos.

Desde la perspectiva de un igualitarista radical, concedo que los libertarianos tienen mejores ases en la manga. Que su enfoque en la justicia de los procesos de generación de valor y la distribución (es decir, su consagración a las teorías procedimentales de la justicia) era significativamente más interesante, útil y, de hecho, progresista que la dedicación pseudo-igualitaria a teorías de la justicia estáticas y distributivas. Que la disposición de los libertarianos a separar la igualdad “buena” de la “mala”, en lugar de tratar a la desigualdad como una métrica sencilla y uni-dimensional, resultaba más prometedora para los que querían entender los caprichos y la inestabilidad del capitalismo que protestas de los socialdemócratas de que los resultados de la distribución de los ingresos y la riqueza eran demasiado desiguales.

Los interesados en la revitalización de un igualitarismo radical y pragmático deberían abandonar nociones estáticas y métricas simples de la igualdad.

La causa de igualitarismo es socavada a menudo por sus principales y más famosos defensores. John Rawls, a pesar de la elegancia y la sofisticación de su “velo de ignorancia”, hizo un daño incalculable a la “causa” igualitaria, ofreciendo una teoría estática de la justicia que se derrumbó el momento en que un francotirador liberal talentoso le dio entre ceja y ceja. Y cuándo suceda esto con las nuevas propuestas de impuestos sobre la riqueza, la multitud que las celebra en la guerra contra la desigualdad tendrá que ponerse a cubierto.

Lo anterior son fragmentos de la conclusión de ’El último enemigo del igualitarismo: una reseña de "El Capital en el Siglo XXI" de Thomas Piketty’, por Yanis Varoufakis. Hay dos traducciones al castellano en la red, la del portal Roketeil: http://rotekeil.com/2014/10/24/el-u... y la de la revista ’Sin permiso’: (.pdf) http://www.sinpermiso.info/articulo... - La traducción publicada por ’Sin permiso’ es mejor, pero tiene el defecto de edición de que las fórmulas matemáticas no se leen en algunos párrafos.

[1Óptimo para la igualdad; Varoufakis se refiere aquí a los dos principios que han de regir una sociedad justa según la que ha sido durante años la biblia de la filosofía política norteamericana de nivel científico y, de rebote, de la socialdemocracia: la obra de John Rawls ’A theory of justice’. Los dos principios son:
1. Cada persona tiene un igual derecho al más amplio esquema de iguales libertades básicas compatibles con un esquema similar de libertades para todos. - 2. En caso de que existan desigualdades económicas y sociales, tienen que ser para el mayor beneficio de los miembros menos favorecidos de la sociedad y estar adscritas a cargos y posiciones accesibles a todos en condiciones de equitativa igualdad de oportunidades. Se dice que la teoría de Rawls es el colmo de una teoría de la justicia independiente de la historia y de la naturaleza, mientras que los ultraliberales o libertarianos, que consideran que cada quien tiene derecho a aquello que ha obtenido con su esfuerzo, son el colmo de una teoría dependiente de la historia.

  • ¿Sabe usted qué piensa Varoufakis?

    7 de agosto de 2015 22:14, por Pablo

    Un artículo muy interesante y esclarecedor.

  • ¿Sabe usted qué piensa Varoufakis?

    12 de agosto de 2015 23:07, por internete

    Es lo que me escama de la economia: Esta claro que la forma de crear el dinero es la clave, pero los economistas prefieren no abordar el problema y se pierden en disquisiciones interminables...

    sindeuda.org

  • ¿Sabe usted qué piensa Varoufakis?

    30 de agosto de 2015 23:22

    Cosas que con la hipótesis de El minotauro global se pueden entender (o porqué la hipótesis puede dar consejos también a los ricos):http://m.eldiario.es/zonacritica/Ce...

  • El economista y exministro griego relata la sorprendente historia de su encuentro con las élites conservadoras de la Unión Europea en su último libro, ’Adults in the room’.

    ... Los políticos electos tienen poco poder; el verdadero poder lo tienen Wall Street y una red de fondos de inversión, multimillonarios y dueños de medios de comunicación, y el arte de permanecer en la política es poder reconocer este hecho e intentar lograr hacer algo sin alterar el sistema. Ésa era la oferta. Varoufakis no sólo la rechazó, sino que al escribir sobre ella en detalle nos protege de la estupidez de las fantasías ocasionales de la izquierda de que el sistema construido por el neoliberalismo puede de alguna forma inclinarse o ceder ante nuestros deseos de justicia social.

    ... “ La clave de estas redes de poder es la exclusión y la turbiedad”, escribe Varoufakis. A medida que se va intercambiando información sensible, “alianzas de dos personas se van vinculando con otras alianzas…involucrando a conspiradores que conspiran de hecho, sin ser conspiradores conscientes”. En el proceso de contar su historia, Varoufakis no sólo revela secretos, sino que son secretos gordos y jugosos.

    ... Los logros académicos de Varoufakis se habían basado en la aplicación de la teoría de juegos a la economía. Así que, cuando diseñó la estrategia de confrontación de Syriza, fue explícito: el enemigo tenía que creer que Syriza estaba preparado para incumplir pagos, o para salir de la zona euro, lo suficiente como para convencer a los poderosos de la UE de renegociar los préstamos que estaban por vencer y evitar que hicieran estallar el sistema bancario griego. Esto funcionó,... Pero en julio falló porque, habiendo luchado y ganado la campaña emocional del referéndum, Tsipras eligió hacer concesiones ante la posibilidad de una guerra civil griega.

    ... yo sigo creyendo que Tsipras hizo bien en ceder ante el ultimátum de la UE y que Varoufakis tuvo parte de la culpa por la forma en que diseñó la estrategia “del juego”. Para Tsipras, y para la generación de exdetenidos y víctimas de torturas que reconstruyeron la izquierda griega después de 1974, permanecer en el poder como un escudo abollado contra la austeridad era preferible a entregarle el poder a un grupo de políticos mafiosos respaldados por una horda enardecida de jóvenes millonarios bien vestidos.

    Al final, el gobierno de Tsipras resultó no ser un escudo muy efectivo para proteger a la clase trabajadora griega, pero sí al más de un millón de refugiados sirios que llegaron a las costas griegas en las semanas tras la rendición económica. Las fuerzas armadas griegas, el poder judicial y la policía están llenas de personas a quienes les encantaría ver hundirse las pateras y poder deportar en masa o encerrar a los supervivientes.

    ... En ese contexto, el relato de Varoufakis de la historia de Tsipras debe ser cuestionado. Varoufakis argumenta que Tsipras es propenso a la frivolidad, la melancolía y la indecisión y que está determinado a probar que no es “una estrella fugaz”. Pero a diferencia de Varoufakis, Tsipras construyó un partido capaz de vencer a la élite política que ha dejado a Grecia sin riqueza y sin credibilidad y ha sido capaz de gobernar. Tsipras —junto a Pappas, su jefe de Gabinete, a quien Varoufakis describe correctamente como muy influyente en los acontecimientos— construyó algo que él pensó que sobreviviría a una derrota.

    Varoufakis construyó una reputación, no un partido. De hecho, el mundo de los partidos —de activistas apiñados contra las ventanas lluviosas de cafeterías suburbanas, de repartir folletos, de huelgas y manifestaciones anti-fascistas— está ausente en su libro.

    Reseña de Paul Mason: http://www.eldiario.es/theguardian/...