Propuesta para una manifestación de hombres contra la violencia patriarcal - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Propuesta para una manifestación de hombres contra la violencia patriarcal

Domingo.22 de julio de 2007 1259 visitas Sin comentarios
Correo Tortuga - Gustavo Acevedo #TITRE

Los hombres tenemos que movilizarnos contra la violencia machista que fomenta el Patriarcado.

La discriminación, el acoso y la violencia hacia las mujeres continúa siendo habitual. Cada semana dos mujeres son asesinadas por sus parejas o ex-parejas.

1.- Si existen leyes que declaran la igualdad entre hombres y mujeres ¿por qué, entonces, las discriminaciones no desaparecen? ¿Serán ’actos individuales’ que ejercen unos pocos hombres -excepcionalmente violentos- incapaces de ’modernizarse’ y adaptarse a la nueva sociedad paritaria? Las mujeres, sea en países ricos o pobres, experimentan a lo largo de sus vidas discriminaciones, abusos, acosos y
diversas formas de violencia.

La OMS informa que el 40-50% de las mujeres sufren acoso sexual, que al menos un 5% de las mujeres sufren violaciones y abusos sexuales de sus parejas. Las mujeres
continúan sufriendo el desempleo en mayor medida que los hombres y las discriminaciones laborales y salariales se perpetúan; como se perpetúa la imagen de la mujer ’objeto sexual’ y a la par ’cuidadora’ del hogar y de la familia.

Entre la realidad cotidiana y la propaganda oficial existe una contradicción, como
acontece en otros aspectos de la realidad social. Se promulgó una ley Contra los
Accidentes Laborales que no impide mil trabajadores fallecidos cada año; existe una
Ley Contra el Racismo pero éste se incrementa; se aprueban Planes de Empleo Juvenil
y éstos continúan sufriendo el paro y la precariedad, existe el derecho a una
vivienda digna pero la especulación inmobiliaria lo anula.

2.- La occidental, como la mayoría de las sociedades existentes, ejerce una Cultura
Patriarcal y en ella los hombres mantienen una Alianza para aprovecharse de la otra
mitad de la población. Una desigualdad que domina todas las relaciones humanas y
sociales. Una desigualdad que refuerza las otras desigualdades existentes en las
sociedades: de propiedad, de riqueza, de alimentación, de tiempo libre... Desde la
cuna nos adiestran para ejercer unos roles asignados por el Patriarcado y para
perpetuarlos. Pero el hombre y la mujer no son un destino ni una elección: son una
construcción jerárquica ’inventada’ durante las primeras sociedades estatales y
urbanas.

El industrialismo generó cambios en la familia ’clásica’: el acceso de las mujeres
al empleo incentivó su ’autonomía’ y su ’independencia’; superando su limitado papel
de ’productora’ de hijos y ’cuidadora’ de la familia, encerrada en el ámbito
doméstico-privado. El papel del hombre ’sustentador exclusivo’ y ’jefe familiar’
también se modificó.

La ’revalorización’ de las mujeres implicó la ’desvalorización’ del papel dominante
de los hombres. Papel que igualmente se redujo cuando la crisis económica fomentó
despidos masivos en las industrias dominadas por trabajadores masculinos: sus
empleos seguros y suficientes como sustentadores económicos de la unidad familiar
fueron cuestionados. Los cambios económico-sociales y la lucha de las mujeres
(imponiendo derechos antes inexistentes) modificaron la familia clásica. La
’conquista’ de derechos por las mujeres implicaron la ’pérdida del dominio y de la
exclusividad’ de derechos que detentaron y gozaron los hombres en nuestras
sociedades. La mayoría de los hombres vivió la pérdida de sus ’privilegios
masculinos’ como una amenaza; añadida a la que provenía de los cambios
económico-sociales que los ajustes estructurales neoliberales iban imponiendo.

3.- En nuestras sociedades, hoy la mayoría de los hombres se dicen partidarios de la
igualdad. Socialmente está ’mal visto’ que un hombre apoye la discriminación y la
violencia contra las mujeres. Y esto es un éxito ’cultural’ de décadas de
movilizaciones feministas. Pero los éxitos en la conciencia social, como todos, son
relativos. También hoy la mayoría de la población apoya, por ejemplo, las ideas
ecologistas, pero ello no evita que la gran mayoría siga defendiendo el modelo
económico-social dominante. Similar es el comportamiento mayoritario de los hombres
hacia las mujeres. Se aceptaría la igualdad... si ellas continúan con sus
’funciones’: esto es, si a ’sus’ tareas domésticas añaden las laborales (la doble
jornada), si ’sus’ tareas cuidadoras no son eliminadas por la igualdad, etc.. Es
decir, los hombres en ningún caso deben perder sus privilegios. Como si fueran
nuestros por ’naturaleza’ y no consecuencia de unas determinadas relaciones sociales
entre los sexos; unas relaciones que condenan a la mayoría (mujeres, niños-jóvenes,
ancianos, disminuidos) para privilegiar a una minoría (los hombres adultos y sin
minusvalías).

4.- Los privilegios de los hombres son consecuencia del actual sistema de dominación
y opresión que fomenta el Patriarcado El modelo capitalista no es sólo un sistema de
explotación económica. Las relaciones sociales capitalistas heredan otros sistemas
de dominación que son necesarios para su existencia. El modo de producción basado en
la explotación requiere otros sistemas e instituciones sin los cuales carecería de
fuerza para imponerse y perpetuarse. No es casual que la explotación económica
aparezca en la historia a la par que el Patriarcado, el Estado, la Religión, la
Familia, la Prostitución, el Ejército y la Policía, el Racismo, etc.. Si bien el
Modo de Producción Explotador ha ido variando con los siglos, los sistemas e
instituciones con los que ejerce su dominación en lo esencial se mantienen. Y una de
las claves es el Patriarcado. Por ello, las leyes que promulga la posmoderna
’sociedad igualitaria’ nunca eliminan las bases del Patriarcado y los problemas
reales de la violencia de género continúan presentes.

5.- Y continúa, no lo olvidemos, por la complicidad de la mayoría de los hombres;
por nuestra pasividad ante la violencia que ejecutan nuestros congéneres hacia las
mujeres. Si la mayoría de los hombres repudiaran activamente la violencia machista,
el Patriarcado se podría abolir y ello ayudaría a abolir las otras desigualdades
(económicas, sociales, culturales...) que éste refuerza. Las movilizaciones de las
mujeres pueden conseguir importantes mejoras, pero por sí solas no acabarán con el
machismo patriarcal. Hemos de luchar juntos, hombres y mujeres, buscando unas nuevas
relaciones sociales y nuevas relaciones como seres humanos. Juntos podremos
construirlas, superando la falsa dicotomía hombre-mujer. Ser hombre o mujer es una
’creación’ (histórica) y no un ’destino’ biológico.

6.- Un hombre que pretenda alternativas y transformaciones sociales no puede
permanecer pasivo ante la violencia machista de sus congéneres, ante la lucha de las
mujeres por la igualdad. El Patriarcado no es una institución anecdótica: es
consustancial al sistema capitalista. No puede existir una sociedad igualitaria sin
abolir el Patriarcado.

La globalización capitalista ofrece escasos empleos, pero el Patriarcado designa
quienes tienen preferencia. La globalización destruye las prestaciones sociales y el
Patriarcado designa que las mujeres, como ’cuidadoras familiares’, las cubran
gratuitamente.

La desigualdad social también margina a la mayoría de los hombres, pero el
Patriarcado a éstos les ofrece privilegios que obtienen del trabajo gratuito de las
mujeres. Y así se consigue la complicidad de la mayoría de los hombres para la
perpetuación del Patriarcado. Un importante dirigente del movimiento socialista
internacional, K. Kautski, lo expresó muy claro: las mujeres no pueden servir a dos
amos (al empresario y a sus maridos), por lo que debían salir de las empresas y
recluirse en sus gratuitas tareas domésticas. Aunque explotados, el Sistema
Capitalista ofrecía a los hombres disponer del servicio doméstico gratuito extraído
a las mujeres. Este privilegio patriarcal ayudó a mantener la Dominación
capitalista.

La desigualdad económica se alimenta de otras discriminaciones: por el género, por
la etnia, por la cultura y la religión, por la inclinación sexual, por la edad,
etc.. Nunca habrá igualdad real para unos si no existe para todos los seres
humanos.

7.- Que los hombres empecemos a movilizarnos contra la violencia machista es un
deber moral y político. El silencio y la pasividad nos hace cómplices. Movilizarnos
contra todas las formas de opresión y discriminación. Y el Patriarcado nos
privilegia como ’explotados de primera’, pero explotados a fin de cuentas.

Capitalismo y Patriarcado van de la mano. Esto es lo que pretenden ocultar las
hermosas leyes parlamentarias. Mantener a los hombres ’inconscientemente’ apoyando
el Sistema Patriarcal refuerza el Sistema Capitalista y su explotación.

8.- Los hombres inconscientemente reproducimos la desigualdad en nuestra relación
con las mujeres. Hemos sido educados para ejercer el rol masculino, como las mujeres
reproducen el rol femenino. Todos los hábitos sociales ayudan a reproducir lo
’existente y dominante’. Pero hay que decir basta. Hay que romper la tradición...
comenzando por nuestras relaciones humanas más cercanas, por nuestro entorno. Nos
tenemos que construir como seres humanos, seamos hombres o mujeres. Es más sencillo
’imitar’ que construir algo nuevo, pues ¿qué modelo de personas y relaciones humanas
sería más adecuado?

La realidad nunca resulta ’evidente’; se requiere ’descubrirla’ con ayuda de la
experiencia y la reflexión. Y la primera reflexión comienza por nosotros mismos y
nuestros comportamientos ’masculinos’ que inconscientemente reproducimos. No
existirá cambio alguno si no comenzamos cambiando nosotros. No es sencillo, pero sí
necesario.

9.- A cambio de privilegios, el Patriarcado ’obliga’ a los hombres a renunciar y a
ocultar sus sentimientos, su fragilidad, su ternura, etc. El Patriarcado exige
machos duros, violentos, seguros de sí y dominantes, competitivos. Aunque la mujer
sufre una doble (o triple) castración, a los hombres el Patriarcado también nos
castra. Nos impide desarrollarnos como personas que disfruten y gocen en igualdad de
otros seres humanos.

Descubrir implica descubrirnos. Si queremos transformar la sociedad hemos de
comenzar por transformarnos a nosotros y a nuestro entorno. La lucha de las mujeres
por la igualdad moralmente nos obliga.

Grupos de hombres se han animado y llevan años fomentando debates y acciones que
construyan ’otra masculinidad’ no antagónica a la feminidad de las mujeres.
Participar en la denuncia del Patriarcado y sus expresiones discriminatorios y
violentas nos hará más libres a las mujeres y a los hombres. Nos hará más humanos.

10.- En las diferentes zonas y ciudades de nuestro país, existen miles de hombres
que defienden la igualdad de género, que repudian la violencia machista. A los
hombres que se están movilizando, organizando y reflexionando para
descubrir-construir nuevas masculinidades no dominantes, les propongo que se fije un
día en el que salgamos todos a las plazas de nuestros pueblos y de nuestras ciudades
a gritar bien alto: Hay hombres que condenamos la violencia machista, hay hombres
que defendemos la igualdad y condenamos el Patriarcado discriminador.

No es una propuesta novedosa ni original. Cierto. Pero se podría fijar un día en el
que todos los hombres del Estado español saliéramos unitariamente a la calle. Seguro
que seríamos miles.

A todos aquellos interesados o que dispongan de sugerencias mejores para organizar
una manifestación de hombres contra la violencia machista y contra el patriarcado,
ya sean ideas individuales o de asociaciones, contactar con gusacevedo@telefonica.net