Por qué el gobierno de España es cómplice de las más de 300.000 muertes en la guerra de Yemen - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Por qué el gobierno de España es cómplice de las más de 300.000 muertes en la guerra de Yemen

Lunes.25 de enero de 2021 237 visitas Sin comentarios
Isa Ferrero, Público. #TITRE

Isa Ferrero

Autora de ’Negociar con asesinos. Guerra y Crisis en Yemen’

Aproximadamente 310.000 personas han muerto en una guerra que se ha mostrado devastadora. Yemen corre el peligro de vivir una hambruna como no se ha visto en décadas. Mientras, el gobierno de España destina mil veces menos ayuda humanitaria en comparación a los 435,2 millones autorizados a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en el 2019.

Poner cifras a horrores que suceden a diario tiene el riesgo de deshumanizar el sufrimiento que viven a diario millones de personas. No obstante, es imprescindible que se haga para ser consciente del grado de destrucción que provocan las guerras y la alta inmoralidad en la que se sustenta el comercio de armas, los "instrumentos de muerte que fabricamos para los que viven en Oriente Próximo", como decía Robert Fisk.

Uno de los esfuerzos más importantes que se han realizado en este sentido es el informe de abril de 2019 del Pardee Center para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Este estudio permitió, en el año 2019, poner una cifra real al conflicto. De aquí viene el dato de las 233.000 muertes.

El informe fue muy importante porque, aparte de hacer una radiografía de los severos daños que van a pagar las generaciones venideras en Yemen, reveló el enorme coste humano de esta guerra. Uno de los aspectos más destacables es que ya en el año 2019 más de la mitad de las muertes producidas se debían a causas indirectas como la "falta de acceso a comida, servicios sanitarios e infraestructura". Este enorme sufrimiento era completamente predecible, tal como lo admitió uno de los hombres claves de la administración Obama en Oriente Próximo, Robert Malley.

Los instrumentos de muerte exportados desde Occidente han servido para que la Coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos iniciara una mezquina campaña de bombardeos contra la población, las infraestructuras y contra la agricultura del país. Una campaña para matar de hambre a la población que ha venido de la mano de un bloqueo por tierra, mar y aire. No hay ningún tipo de duda de cuál era el objetivo: Yemen, un país extremadamente pobre, "siempre ha dependido de importar comida" y antes de la guerra importaba el 90% de ella.

Esta es la razón por la que resulta desconcertante pensar que el gobierno de España sigue empeñado en vender cinco corbetas a Arabia Saudí por 1.800 millones de euros, tal como lo ha dejado caer la secretaria de comercio, Xiana Méndez Bértolo. Una venta que no solo es contraria al Tratado sobre el Comercio de Armas (2014), sino que también es ilegal con respecto a la ley española 53/2007.

No obstante, han pasado casi dos años y el coste humano es cada vez más grande. Por lo tanto, es necesario revisar este dato. Por un lado, hay que sumar a las 233.000 muertes las producidas en combate durante el año 2020, dadas por el "Armed Conflict Location and Event Data Project" (ACLED). Hemos utilizado los datos del ACLED, porque según el estudio "son más representativos" que el resto.

Desde el 1 de enero de 2020 al 8 de enero de 2021, 19.831 personas han muerto. Aunque para hacer una estimación adecuada, hay que sumar las del año 2015. La razón es que el informe no las cuenta porque en ese momento el ACLED no había reportado esos datos y se utilizó para el cálculo la cifra de 6.778 procedente del UCDP. Ahora sabemos que, durante el año 2015, ha habido 17.474 víctimas mortales, una diferencia de 10.696.

A todas estas cifras actualizadas del ACLED, hay que sumarle las muertes indirectas. Para ello, nos hemos puesto en contacto con el director del Pardee Center, Jonathan D. Moyer. Aproximadamente 46.333 personas murieron de forma indirecta, lo que supone que en el año 2020 ha habido cerca de 66.000 muertes.

Sumando esta cifra a las nuevas que nos ha proporcionado el ACLED, se llega a la conclusión de que aproximadamente 310.000 personas han muerto en la guerra de Yemen.

Sin embargo, conviene hacer varias precisiones. Este informe se realizó en abril del año 2019, y, por lo tanto, no ha tenido en cuenta el grave deterioro de la crisis humanitaria vivida en Yemen durante el año 2020. La situación ha ido empeorando, pese a que a finales del año 2019 había cierto optimismo.

Los enfrentamientos entre todas las partes beligerantes se han intensificado. En el norte, los hutíes siguen dando muestra de su crueldad contra la población, mientras que en el sur es cada vez más palpable el fracaso de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos de formar un gobierno estable. Lamentablemente, la alta violencia ha coincidido con inundaciones muy severas y con la llegada del coronavirus. La gente no solo enfrenta la amenaza del hambre, sino que, de igual forma, está acorralada por otras epidemias como el cólera, la malaria y la difteria, tal como nos cuenta Eva Erill, de Solidarios Sin Fronteras, que lleva desde el año 2015 intentando hacer lo imposible para detener este desastre.

La respuesta de los países occidentales muestra una vez más la degradación moral de nuestras élites políticas. Aparte de enriquecerse con el comercio de armas, no han movido un dedo para financiar programas humanitarios que estaban colapsando por la falta de fondos. Se ha destinado solamente el 50% del plan de ayuda de Naciones Unidas de 2020, cuando este plan ya había sido recortado un 20% con respecto al año 2019. La decisión de la administración Trump de designar como organización terrorista a los hutíes es otro paso más para matar de hambre a millones de personas.

El pasado noviembre, el secretario General de la ONU, António Gutierres, advirtió que "Yemen está en inminente peligro de vivir la peor hambruna que el mundo ha visto en décadas". ¿Qué supone esto? Básicamente, reconocer que "millones de personas pueden morir" si no se actúa de inmediato. Además, se corre el peligro de volver a lamentables episodios vividos como el de Etiopía en el año 84 o el de Irak en la década de los 90.

La degradación moral también se traslada a España. Durante el año 2020, el Gobierno envió menos de 400.000 euros en ayuda humanitaria a Yemen. Una cantidad 460 veces inferior que la enviada por Alemania, pese a que este país decretó un embargo de armas a Arabia Saudí en el año 2018. La ayuda humanitaria enviada por España es del orden de mil veces inferior a la que autoriza con respecto a la venta de armamento. En el año 2019 se autorizó la venta de armamento de 435,2 millones de euros a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Durante el primer semestre de 2020 (el segundo semestre todavía no se conoce) se autorizó 121,31 millones de euros en armas a estos dos países, mientras que en esos mismos meses se envió 0 euros de ayuda humanitaria.

El pasado 21 de diciembre, el diputado de Unidas Podemos, Roberto Uriarte, presentó una Proposición no de Ley (PNL) apoyada por Joan Josep Nuet (ERC) y Jon Iñarritu (EH Bildu) para enviar ayuda humanitaria y que se atendieran las peticiones de las organizaciones humanitarias. Sin embargo, el Partido Socialista diluyó la PNL presentando una transaccional con el objetivo de retrasar el envío de ayuda humanitaria a Yemen y alejando cualquier prohibición o embargo a Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. Las relaciones diplomáticas con estos dos países siguen siendo vergonzosas, muestra de ello ha sido la huida pactada de Juan Carlos entre Partido Socialista y Felipe VI. El desprecio de nuestras élites hacia los derechos humanos es más que palpable en nuestro país. No es de extrañar el enfado de las organizaciones humanitarias y en defensa de los derechos humanos: las corruptelas de nuestras élites han pesado más que la vida de más de 300 mil personas.

Público

Nota: los comentarios podrán ser eliminados según nuestros criterios de moderación.