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Más de 1.500 millones de sobregasto, como regalo militarista navideño

Jueves.24 de diciembre de 2020 430 visitas Sin comentarios
Feliz navidad infelices, seguid soportando el gasto militar sin rechistar. #TITRE

Juan Carlos Rois
Tortuga

A falta de cerrar el ejercicio de 2020, las liquidaciones de ejecución del presupuesto del Estado que publica la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) nos arroja luz sobre el «sobregasto» del Ministerio de Defensa y, hasta donde la complejidad y opacidad de nuestras cuentas públicas lo permiten, nos permite extrapolar estos datos al enorme gasto militar español.

La IGAE ha publicado un resumen de la liquidación del gasto de los presupuestos generales del Estado (PGE) hasta 31 de octubre de 2020. Conforme a este, Defensa (sin contar con los organismos autónomos militares y otras trasferencias que financian gasto militar pero que se encuentran en otros ministerios) ha dispuesto y gastado 9.529,48 millones de euros, 792,09 millones más de los presupuestados para todo el año 2020, lo que quiere decir que un euro de cada doce gastados por Defensa ha sido gasto no presupuestado.

Ello sitúa al Ministerio de Defensa como el cuarto ministerio que más ha «sobregastado» hasta 31 de octubre (los de Asuntos exteriores y Transición Ecológica han gastado menos de lo presupuestado hasta dicha fecha, lo cual a la vez nos enseña las terribles prioridades de nuestro poder militarista), únicamente por detrás de Trabajo (que ha soportado el peso principal de la crisis de este año y se ha visto obligado a extraordinarias medidas para ello) Hacienda, que ha tenido que asumir créditos extra para responder a la pandemia y Sanidad, que igualmente se ha visto desbordada por la pandemia y cuyo mayor gasto se justifica por esta.

Lo vemos en esta primera gráfica que se acompaña:

Es curioso comprobar cómo la suma de «sobregasto» de interior y Defensa, los mecanismos de control y securitización de los que dispone el Estado dentro de su estructura e idea militarista de seguridad, suman nada menos que un sobregasto de 1.578,78 millones de euros, algo peculiar en una situación como la actual, donde la pregunta sobre «cañones o mantequilla» debiera inclinarse hacia la segunda, pero, como es habitual en nuestra política, se inclina groseramente hacia la primera.
Por otra parte, 1.578,78 millones de euros, el sobregasto de defensa + interior, es más de lo que se presupuestó para todo el año el ministerio de Presidencia e igualdad (614,32 millones de euros) o el de Cultura (1.269,83 millones de euros), y muy cerca de lo gastado en justicia (1881 millones) o educación, por poner varios ejemplos esclarecedores.

La cifra que este año arroja el sobregasto militar es inferior, en términos porcentuales y absolutos, a la de otros ejercicios, lo cual tiene una doble explicación a mi entender:

  • La primera, que gran parte del gasto que antaño se ocultaba para la compra de armas y un mayor porcentaje de la participación española en operaciones exteriores del que antes se afloraba, aparecen ahora en los presupuestos generales y no como ejecución de gasto no presupuestado, en un intento de congraciarse con la retahíla de EE. UU de acercar los gastos de defensa de los países OTAN al 2% PIB.
  • Y la segunda -peor noticia a mi entender- que faltan de contabilizar dos meses, noviembre y diciembre que, todo sea dicho, son meses tradicionalmente utilizados para colarnos compromisos de gasto militar (y para muestra un botón: por medio de RD 1053/2020 de 1 de diciembre se han modificado, con vigencia desde el 1 de noviembre de 2020, las retribuciones del personal en la reserva se han aumentado, lo que implica un aumento de gasto no previsto a partir de noviembre de 2020).

Es llamativo comprobar lo rematadamente mal que calculan en Defensa, donde año tras año, presupuestan bastante «de menos» de lo que gastan. ¿será incompetencia o una argucia para que parezca que gastan menos de lo que realmente gastan?
Si revisamos los cuadros de «desvío» entre 2011 a la fecha actual (pendiente de cerrar porque aún queda por contabilizar noviembre y diciembre) no podemos sino estremecernos ante el desparpajo de las cuentas militares que pagamos entre todos.

Pero la caja de sorpresas no acaba aquí.

La liquidación que ofrece IGAE a 31 de octubre de 2020 refleja también la ejecución presupuestaria destinada a inversiones reales de los distintos ministerios.
Aquí, el gasto militar aparece como todo un campeón. Es el ministerio más «inversor» de todos, nada menos que el 47,71 % del total de la inversión real efectuada por los ministerios.

¿Y a dónde van a parar tan cuantiosas inversiones, las más gruesas del Estado? Pues básicamente a comprar armas y financiar los innecesarios y carísimos programas especiales de armamentos que nos tienen endeudados en la actualidad en cifras astronómicas de más de 40.000 millones de euros. Un gasto injusto e insostenible, pero, sobre todo, inmoral, generador de deuda inmoral que unos cuantos han asumido en nuestro nombre y para nuestra desgracia. Sólo nos falta una cuarta «i», por ejemplo, la de idiotas de remate, esta aplicable a la gente de a pie, que soportamos sin rechistar tal tropelía.

También el Ministerio de Defensa aparece como campeón en gasto en los llamados gastos «plurianuales», nada menos que el 45,6 % del gasto por este tipo de partidas.

Esto es igualmente muy relevante, porque en el caso de educación, el segundo, su posición es coyuntural y no ocurre todos los años, probablemente porque ha sido este en el que han tenido que comprometer más partidas a pagar en varios años a causa de la pandemia, y porque Defensa siempre acumula cifras muy elevadas respecto al resto de partidas plurianuales de los otros ministerios.

¿indica algo? Principalmente el pago de gastos de armas (de nuevo) y de logística que se trocean y pagan en varias anualidades para que no canten tanto en las cuentas públicas.

Lamentablemente. Los datos que ofrece IGAE en sus avances mensuales no desagregan el gasto militar que se cuela en otras partidas ocultas en otros ministerios u organismos. Como sabemos, el gasto militar se encuentra disperso en los organismos autónomos militares, en las clases pasivas, así como en otros ministerios, de los que IGAE únicamente nos permite, en sus informes anuales (que publica con dos años de retraso sobre el ejercicio vigente) conocer el gasto militar que endosa industria por medio de los programas de I+D militar.

Deberemos esperar dos añitos para sacar más conclusiones, porque, hasta la fecha, nadie de entre los 350 preclaros y muy trabajadores diputados ha tenido la ocurrencia de exigir una contabilización completa del gasto militar español, se encuentre donde se encuentre, o una auditoría que incorpore también la repercusión de la deuda y nos ofrezca claridad sobre una materia tan opaca.

Si les digo la verdad tampoco creo que nadie de todos esos circunspectos e insultantes diputados tenga la más mínima intención de poner el dedo en la llaga.
Menos los gobiernos, sean del signo que sean, que hasta la fecha ha hecho siempre la misma política de defensa desde que se inventó el ministerio del ramo.

Unos y otros apelan al voto mayoritario y a la teología de la representación para hacer su santa voluntad. Todos los votos valen iguales, nos dicen, y son más los que votan leña al mono que los que no (lo cual tampoco está comprobado porque de ciertas cosas no se pregunta) Ahora que se ha vuelto tan vigente la idea de la igualdad, reyes incluidos, conviene decir que tras el voto igual la parte que no nos dicen es que todos los votos, lo que valen es igual de poco, porque luego los que mantienen los palos del sombrajo ya se encargan de marcar las cartas y de cambiar las reglas de juego.

Hacer lobby ante estas señorías acomodaticias es, por tantas razones, gastar pólvora en salvas con el agravante de que muy probablemente utilizarán lo que les venga bien del relato para fines nada parecidos a nuestros deseos, porque estos señores, sean del partido nominal que sean, son todos socios del gran partido militarista tácito español, un partido con amplia raigambre histórica y muy militante, como se comprueba por los últimos apoyos al ruido de sables y rebuzno del momento.
Lo dicho, nos han dado ya el regalo de navidad, en forma de aplastante gasto militar en detrimento de las necesidades sociales. Y lo que nos queda, porque, como ya analizamos en un artículo anterior, el gasto militar de 2021 viene calentito y preñado de infamia.

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