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La población reclusa española ha aumentado un 60% en diez años

Jueves.23 de octubre de 2008 1306 visitas - 3 comentario(s)
Con diferencia el crecimiento más espectacular de toda Europa #TITRE

Sin embargo el número de delitos por habitante no ha crecido prácticamente en este periodo. Tampoco la sensación de "inseguridad ciudadana". Se podrá decir: "claro, al estar todos los delincuentes en las cárceles, no suben las estadísticas de delitos". Craso error. En los países de nuestro entorno en los que han recurrido a otro tipo de medidas contra la delincuencia diferentes a la prisión, el número de delitos no sólo no ha crecido, sino que ha disminuido. El absurdo y loco aumento del número de presos en España no tiene que ver con ningún incremento de la delincuencia, sino con los paulatinos endurecimientos del código penal. Nuestros políticos gobernantes, siguiendo modas que dicta la telebasura más cutre (vease el padre de Mari Luz recogiendo firmas a favor de la cadena perpetua y reclamando venganza contra todo tipo de estamento judicial, verbigracia), recurren a la cárcel para cualquier cosa, cerrando estúpidamente los ojos a otro tipo de medidas preventivas y correctivas que podrían ser infinitamente más eficaces, más humanas, e incluso más económicas. Nota de Tortuga.


Derecho Penitenciario

LA VOZ DE GALICIA (TINO NOVOA).-. El censo de la población reclusa se ha incrementado en un 60% desde el año 1998. Un aumento considerable que tiene dos explicaciones principales: primera, la reforma del Código Penal de 1995, que endureció las condenas y, de rebote, la política penitenciaria; y, segunda, los cambios introducidos en los años 2003 y 2004, especialmente en lo que se refiere a la tipificación como delito de las agresiones vinculadas a la violencia machista. Así, entre uno y otro año se triplicó el número de personas condenadas por actos violentos en el ámbito de las relaciones de pareja.

En el año 2000, el número de presos en las cárceles españolas era de 44.747. Según las cifras de Instituciones Penitenciarias correspondientes a junio del 2008, la población reclusa se había elevado a 71.199 personas. Con un incremento medio anual de 4.000 nuevos reclusos.

Y la tendencia es a que se acelere aún más el ritmo de crecimiento. De hecho, según reconoció ayer en el Congreso la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, en lo que va de año el aumento ha sido de un 7,2%, superior al registrado en todo el 2007. De mantenerse la tendencia de la primera parte del año, la cifra de nuevos reclusos cuando llegue diciembre será de 7.000, prácticamente el doble de los nuevos ingresos durante el año pasado.

Aunque con el Código Penal de 1995 se redujo inicialmente el número de personas que ingresaban en prisión (fundamentalmente porque reforzó el sistema de penas alternativas a las de cárcel), la población reclusa se incrementó año a año debido a la elevación de las penas para numerosos tipos delictivos y, sobre todo, porque abolió la redención de pena por el trabajo, que con anterioridad reducía el tiempo de cumplimiento efectivo en un tercio, por regla general, y en algunos casos incluso hasta la mitad de la condena impuesta por los tribunales.

Esta modificación ha llevado aparejada una significativa reducción en la concesión de la libertad condicional, que ha caído a la mitad en términos proporcionales respecto a las que se concedían antes de 1995. Además, las reformas introducidas en el 2003 han endurecido los requisitos para acceder al tercer grado penitenciario, que permite a los reclusos trabajar en el exterior y acudir a la cárcel solo para dormir. Y aunque su efecto numérico es reducido, la doctrina Parot también provoca una prolongación de la estancia en prisión al computar las reducciones sobre el total de la pena y no sobre la que efectivamente se cumple.