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La CIA en España

Jueves.11 de enero de 2007 1759 visitas - 5 comentario(s)
Kaosenlared #TITRE

En el último número de la revista El Viejo Topo, el editorial nos deja un título sugerente, “La CIA y el PSOE”. En él nos habla de la ingerencia continua y continuada de la Agencia de inteligencia americana durante los últimos 60 años.

Emilio Sales

En el último número de la revista El Viejo Topo, publicación adictiva, el editorial nos deja un título sugerente, “La CIA y el PSOE”. En él nos habla de la ingerencia continua y continuada de la Agencia de inteligencia americana durante los últimos 60 años. El devenir político de nuestra nación ha sido preparado y autorizado desde las cavernas de los servicios secretos norteamericanos.

De todo esto da cuenta el libro de Alfredo Grimaldos “La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington”, editado por DEBATE y cuya primera edición se puso en marcha en octubre de 2006.

Tiene buena pinta. Está meridianamente claro que no será un best-seller, ya se encargan oportunamente de hacer la menor publicidad posible (siempre dejando el margen que nos haga parecer una democracia donde no hay censuras).

Grimaldos es periodista, madrileño de nacimiento, y tiene una dilatada carrera en varios medios de comunicación. Otra obra suya es “La sombra de Franco en la Transición”.

De la introducción podemos sacar algunas partes donde nos da somera idea por donde han ido y van las intervenciones de las autoridades para controlar el proceso de la transición y la política independiente de nuestro estado. Hay algunas consideraciones ya conocidas, al menos por un grupo de personas más o menos informadas, pero hay otras que parecen sacadas de alguna película de espionaje, pero que dan verosimilitud a cuantos ponen en solfa la santificada Transición y su control para que fuera adecuadamente pactada.

Así nos explica que “los hombres de la CIA (Central Intelligence Agency) están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente. La sede central de la Agencia, en Langley, tiene poco que ver con el edificio donde entra y sale a su antojo Faye Dunaway en la película Los tres días del Cóndor. Las recientes escalas en aeropuertos españoles de aviones de la CIA, con prisioneros que son trasladados a centros de tortura distribuidos por arios países de la órbita norteamericana, constituyen sólo un eslabón más en la cadena de actuaciones clandestinas que la Agencia inició en nuestro país durante la Guerra Fría. La sólida infraestructura que hoy permite continuar trabajando a sus hombres aquí comenzó a construirse a principios de los años cuarenta.

La CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23-Fla definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN. La permanencia de la dictadura franquista, durante cuatro décadas, y la evolución controlada hacia un sistema parlamentario están condicionadas por la actividad de los espías norteamericanos.

En esa oscura tarea de mover los hilos desde la sombra colaboran con los servicios estadounidenses miembros del Ejército español, destacados políticos y diplomáticos, empresarios, hombres de la banca y personajes de la cultura y el periodismo”

El autor nos cuenta que las personas que colaboran son, en general, <>, como cualquier ciudadano de la calle, en contraposición de los verdaderos cerebros en el sistema de operaciones. Estos son gente bregada en conflictos, en su preparación, se entiende. Por ejemplo Ronald E. Estes, que aparece en Checoslovaquia antes de la primavera de Praga; en Beirut, donde financia y organiza la Falange Libanesa que serían las causantes de las horribles matanzas de Sabra y Chatila; en la Grecia de los coroneles y que, casualidad, llega a España y se produce el llamado tejerazo.

La participación en el Golpe de Estado del 23-F es un tema que, sería deseable algún día pudiéramos saber la verdad. Aquí nos cuenta que “una anécdota hasta ahora inédita resulta muy ilustrativa para entender algunos aspectos de la trama del 23-F. Pocos días después de que se resuelva momentáneamente el asunto, con la liberación de los diputados y el encarcelamiento de Milans, Tejero y unos cuantos militares más, tiene lugar una reunión de oficiales de los servicios españoles de inteligencia para tratar algunos aspectos relacionados con el intento del golpe. La preside Javier Calderón, en ese momento secretario general del CESID. Todo parece indicar que se quiere dar carpetazo al tema sin rebuscar más de la cuenta ni apretar las clavijas a nadie. Cuando va a disolverse la sesión, el teniente coronel Guitián enseña un telegrama y pregunta: <>. El sistema de comunicaciones que está a cargo de Guitián ha captado ese envío a última hora del día 23 de febrero. Lo abre y lee: <>. Es una reunión con numerosos testigos. Entonces, visiblemente cabreado, Javier Calderón le dice, delante de todos: <>.

Hay una historia que me ha venido a la mente al leer estas líneas precursoras del libro. Hace unos años, un compañero, viejo militante antifranquista, comentaba en una charla distendida respecto a los acontecimientos del pacto entre Felipe González con Convergencia i Unió, que nada le extrañaba. Entonces contó un suceso que le había ocurrid cuando era enlace sindical y estaba dentro del sindicato vertical. Dice que un día le citaron junto a otros enlaces a una reunión en Madrid en la sede de Sindicatos. Estando a la espera de un alto personaje apareció Dionisio Ridruejo y, acompañándole, un joven que sostenía una cartera. El asegura que ese joven era el que después sería presidente del Gobierno y dirigente socialista Felipe González. Tuvimos una reacción de cierta incredulidad. Pasados los años y leyendo que “otro aspecto clave para entender el diseño de la política española realizado por los servicios norteamericanos es la toma del poder, dentro del PSOE, de Felipe González y los suyos en Suresnes, en 1974. El político sevillano acude a esta pequeña localidad francesa situada cerca de París escoltado por oficiales del SECED, el servicio de información creado por el almirante Carrero Blanco. Ellos son también quienes le proporcionan el pasaporte”. Pero no solamente aparecen datos de “Isidoro”, hay otros políticos de nombres ilustres. Enrique Múgica o Santiago Carrillo, tienen un protagonismo que se debería aclarar.

Para finalizar otro tema que sangra en la conciencia de aquellos que defendimos y defendemos la libertad del pueblo saharaui. Una de las mayores villanías cometidas por nuestros responsables políticos. En los informativos de estos días aparecía la noticia de la situación crítica que los refugiados saharauis en los campos, dada la escasez de víveres. En las líneas de esta introducción al libro de Alfredo Grimaldos se puede leer como “los norteamericanos mantienen hilo directo con Laureano López Rodó y apoyan también la Operación Lolita, que prepara a Juan Carlos de Borbón para suceder al Generalísimo. Inmediatamente después de subir al trono, el primer viaje oficial del monarca le lleva a Estados Unidos, donde recibe el espaldarazo del Imperio. El rey mantiene siempre excelentes relaciones con sus mentores del otro lado del Atlántico. Colabora con ellos en la entrega del Sahara a Marruecos, cuando todavía es el <> designado por Franco, y después presiona desde La Zarzuela a los sucesivos gobiernos de la Transición para que España se acomode definitivamente en el seno de la OTAN. A cambio, obtiene respaldo político y prebendas personales”.

En definitiva, espero que estas líneas sirvan para dar a conocer un libro que merece ser leído, sobre todo en estos momentos donde a los demócratas se les llena la boca alabando a la santísima transición y al espíritu que la gestó. Un espíritu de barras y estrellas.

Emilio Sales Almazán.

  • La inteligenCIA en España

    11 de enero de 2007 01:37, por Onanista autocomplaciente

    Buff, con la CIA hemos topao!!

    Creo que el tejerazo fue una auténtica maniobra de distracción masiva, como ya nos tienen acostumbrados los discípulos de Maquiavelo.

    La monarquía se afirmó así como la redentora del pueblo, el pater que acude al rescate de sus amanazados nenes, por el siniestro coco de la ultraderecha marcial.

    Generóse una duradera percepción que quedó grabada en el inconsciente colectivo del ciudadano, profano a las intrigas de despacho y repartos de poder que le precedieron.

    Así se concibió la moderna justificación de esta institución, que
    depuró sus totalitarias connotaciones
    y las transmutó eficazmente en la actual
    percepción buenrollista de la corona borbónica.

    No es que tenga nada personal contra nuestro cachondo Rey y su familia, pero
    lo cierto es que me da la impresión de
    que esta institucuón todavía parte el bacalao mucho más de lo que pensamos, y
    paga su deuda histórica con los regímenes e ideologías que ayudaron a su
    legitimación y consolidación.

    Es probable que no sean pocas sus implicaciones con la gente bien que hoy domina el panorama financiero e industrial-militar, y en general el legado patrimonial de los clanes familiares hegemónicos desde la época de don Pelayo.
    Tampoco sé que tienen que ver los acérrimos sectores nacionalcatólicos en todo esto..Pero ojito con meter a toda la Eklessia en el mismo saco!

    La omnisciente CIA se lo supo montar divinamente.
    Ante el creciente antiamericanismo que proliferó en España tras el agotamiento de la patriarcal teta de los planes Marshall, y la progresiva fuga de sus importaciones hacia otros países más "baratos" y con menos derechos civiles, qué mejor que una maniobra mediática altamente impactante donde los españolitos de a pie pudieran identificar quienes eran los chicos buenos, los halcones de la plutocracia.

    Desde luego que Tejero era un ferviente
    monárquico, tanto que fue capaz de prestar su trasero a tan loable y meditado plan.
    Seguro que aceptó de buena gana hacer el malo de la peli holliwoodiense, acto de fidelidad ciega con las consabidas consecuencias, y quizá algún Oscar a título póstumo reconozca su excelente interpretación.

    No quiero regodearme en el escándalo,
    que remover la kk huele malamente, pero endevé que listos son estos xiquets!!

    Hoy, sin darme cuenta, la antigua Caja Postal donde recibía mis becas felipistas, se ha convertido en la olla donde los regatistas cuecen el caldero.

    No se si es casualidad que se la hayan quedado los mismos jefazos que transmutan el metal tanto para acuñar moneda, como para hacer sartenes y tanques.
    No tengo ni idea de cuales son sus íntimas relaciones con la monarquía, ni me importa.

    Tampoco sé que tienen que ver los complejos industriales con el independentismo abertxale..ni qué extrañas prebendas manejan los cotarrillos entre unos y otros mafiosi.
    Por si acaso, me voy a plantear seriamente qué narices pasa con mi nómina a fin de mes..Si el dinero hablara!!
    Azules, naranjas, rojos, verdes...me paese que el marrón-mierda se les ha colado a todos en su espectro, y el negro negocio de la guerra y el tráfico en todas sus mil caras acude a la lavandería-tintorería cuando le viene en gana.
    Todo convenientemete fortificado por los muros de ladrillo que alicata nuestro panorama nasioná ,no-ha-sio-ná... casi ná !!
    Mientras, la centrifugadora continúa rotando, !!para que el análisis no lleve a la parálisis!!
    Lavadoras, tambores (de Guerra) y Aceros inoxidables... ¿nos hacemos?.

  • La CIA en España

    25 de febrero de 2009 11:26, por juan

    Os pediria por amor al cielo y a los infiernos, que cuando os expreseis de la manera que lo haceis, lo hagais con conocimiento de causa.
    No sabeis el mal que podeis producir con vuestras imtroduciones a las intrigas y menciones de intervención en nuestra vida cotidiana de tan poderoso centro, de forma que la desesperación es la unica via.
    Saludos y pensar lo que decis