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Iraq: Mentes desajustadas y desertores

Miércoles.5 de abril de 2006 1264 visitas - 1 comentario(s)
Prensa Latina #TITRE

Tomado de Insurgente.org

Por: Joel Michel Varona*

Al cumplirse tres años de la invasión, Iraq es un infierno para los militares británico y estadounidenses, que ya enviaron a casa más de tres mil soldados con trastornos psiquiátricos, mientras el Pentágono reportó más de cinco mil desertores.

Por lo menos mil 33 efectivos del Reino Unido regresaron a su país con severos problemas psicológicos, 182 de ellos padecen estrés postraumáticos, 601 sufren anomalías de adaptación y 237 fueron diagnosticados con depresión.

Dichas estadísticas -divulgadas por el cotidiano The Independent-, representan un 1,5 por ciento del total de los militares destacados en el país del Golfo Pérsico, donde Londres ya perdió más de un centenar de efectivos.

La Unión Americana de Libertades Civiles (UALC) difundió un documento de la Marina de Estados Unidos en el cual consta que muchos soldados de ese país sufren enfermedades siquiátricas después de prestar servicios en Iraq.

Según el diario The New York Times, el estudio demuestra que uno de cada seis soldados norteamericanos tiene síntomas de aguda ansiedad, fuerte depresión o desorden de estrés postraumático.

Dicha tasa podría aumentar en los próximos años de proseguir la ocupación, hasta llegar a alcanzar una proporción de uno de cada tres, como ocurrió en Vietnam.

Los soldados norteamericanos desplegados en un terreno hostil, son presas del pánico a la muerte, y ante el perpetuo miedo hasta apuñalearon una y otra vez los cuerpos sin vida de iraquíes para asegurase que ya no representaban peligro alguno.

Estos recuerdos les impiden conciliar el sueño y al lograrlo son protagonistas de su propia pesadilla.

Otra fobia que desquicia a los ocupantes son los ataques con explosivos, cuyo lugar y momento son impredecibles, y el ingenio de la resistencia hizo que hasta perros, vacas y bicicletas se convirtieran en mortíferas bombas.

Corresponsales de prensa reportaron desde Iraq que el temor de las tropas norteamericanas roza la paranoia, y ante cualquier animal que se les cruza en el camino, abren fuego para hacer estallar los posibles explosivos que puedan portar.

Muchos efectivos relataron esos testimonios a su regreso, pero otros no soportaron y se suicidaron con su arma de reglamento. En el 2004, indicó el The New York Times, 32 soldados se quitaron la vida.

Para los expertos, Iraq es un laboratorio de técnicas de guerrilla urbana, donde el atacante se confunde entre la población y aparece y desaparece como un fantasma.

La resistencia opera de manera sincronizada y demoledora, lo cual provoca un desajuste mental entre los militares y deteriora de manera progresiva la moral combativa de los ocupantes.

Otros, por temor a reflejarse en el mismo espejo, decidieron convertirse en War resister o Ausentes de Guerra.

Según fuentes oficiales, por lo menos seis mil soldados estadounidenses asignados a Iraq desertaron desde el comienzo de la guerra en marzo de 2003, muchos de ellos se refugiaron en Canadá y otros se ocultan en su propio país.

La mayoría de los militares que abandonaron las filas para salir adelante con sus familias, opinó que ser militar no significa renunciar a las cualidades éticas y morales.

No eran pocos quienes antes de partir para el campo de batalla conocían que Iraq no poseía armas de destrucción masiva y que el derrocado presidente Saddam Hussein no estaba vinculado con el terrorismo internacional.

Jóvenes estadounidenses se enrolan en el Ejército por necesidad económica, muchos de ellos, pertenecientes a la denominada clase media baja, aprovechan su estancia para cursar estudios sin peligro de endeudar a sus familias.

Lee Zaslofsky, miembro de War Resisters Support Campaign, el más importante grupo de apoyo a los desertores en Canadá, explicó que la mayoría de los muchachos proceden de zonas rurales y su nivel político es bajo.

Una arista del asunto es el camino jurídico a seguir por aquellos que optan por abandonar el frente iraquí, pues mucho temen regresar a Estados Unidos y convertirse automáticamente en presos de conciencia.

Según analistas, el gobierno de Ottawa se encuentra en la disyuntiva de convencer a Washington de que no se trata de invitar a otros jóvenes a desertar, y demostrarles a los canadienses de que ninguno de los ex soldados del vecino país fue deportado.

Muchas personas con conciencia de que la ocupación de Iraq es injustificada apoyaron la decisión de los efectivos, y comenzaron a habilitar páginas digitales en Internet en las que explicaban como obtener de manera legal el estatus de refugiado en Canadá.

Aunque el Pentágono admitió casi seis mil War resisters, se desconoce con exactitud cuántos se ocultan en Estados Unidos y la cifra de los que lograron cruzar la frontera con Canadá.

Existen dos modalidades de ausentarse de la guerra -según expertos militares- la primera tras ser asignado para partir a Iraq, y la segunda, no presentarse a filas luego de concluido su permiso reglamentario para proseguir la misión.

De acuerdo con un reporte del Departamento norteamericano de Defensa, divulgado por la CBS, los soldados prefirieron dejar el Ejército y la Infantería de Marina antes de ser enviados al país árabe, donde Washington perdió más de dos mil 320 uniformados en tres años de guerra.

En los anales de la historia militar norteamericana quedaron registrados 55 mil soldados recibidos en los años 60 por el gobierno de Ottawa, tras decidir que no arriesgarían sus vidas en la guerra en Vietnam.

El presidente de Estados Unidos, George W. bush, reiteró que sus fuerzas se mantendrán en Iraq, pese al repudio internacional, pero si decidiera imponer el servicio obligatorio para reclutar más jóvenes, el éxodo de militares haría nuevamente historia, según vaticinan expertos.

*El autor es periodista de la Redacción de Africa y Medio Oriente de Prensa Latina. E-Mail: serviex@prensa-latina.cu

  • > Iraq: Mentes desajustadas y desertores

    5 de abril de 2006 17:33, por Zaza Warior King

    Esto solo es un ejemplo de lo que la guerra puede hacer sobre las personas, de lo que estados unidos, Bush, mejor dicho, pretende para su ciudadanía, y me pregunto, ¿Si su gente no le importa, que pasará con el resto del mundo? Si tiene los medios para someternos.
    Y pensar que aún existen madres y padres que obligan a sus hijos a enlistarse en el ejercito, ¿Qué nos pasa? ¿Acaso somos masoquistas en extremo? o ¿Solo imbeciles?