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"Gran Hermano" (editorial de la revista Redacción Popular)

Domingo.8 de abril de 2007 826 visitas Sin comentarios
Correo Tortuga- Raúl Isman #TITRE

Desde el 1 de octubre de 2006 es factible acceder a una nueva revista virtual: "Redacción Popular". Algunas de las secciones: filosofía y teoría social, política nacional e internacional, la historia y sus polémicas, derechos humanos, movimientos sociales; testimonios militantes, educación; arte, polémicas y un dossier del mes,
dedicado a la obra del insigne poeta peruano Cesar Vallejo.

Se accede desde www.redaccionpopular.com

A continuación, el editorial correspondiente a abril de
2007.

Gran Hermano

El control impensado

Abril de 2007

Hace aproximadamente siete décadas, el novelista George Orwell imaginó un horizonte, en el que el poder controlaría totalitariamente a la población por
medio de pantallas omnipresentes en cada hogar. El programa que desde la T.V.
abierta y el cable arrasa con los índices de audiencia realiza de modo oblicuo las
anticipaciones orwellianas, con algunas sensibles y destacables modificaciones con
respecto al original.

La trama es archiconocida y se ha desarrollado en muchos países del mnndo. En la
Argentina se viene presentando desde el 2001, año que adquiere dimensiones
simbólicas por haberse consumado hacia fines del mismo una revuelta que significó
el principio del fin para el imperio neoliberal en nuestro país. Pero las
audiencias apasionadas con el fenómeno de marras nos confirman en la presunción
que la batalla cultural contra el poder dista mucho de haber sido ganada por
nuestros pueblos. Decíamos en el primer editorial publicado hace ya un semestre
que para las fuerzas dominantes la “principal herramienta- en el complejo proceso
de construcción de la dominación- es comunicacional o massmediática, ya que la
opresión se funda en la aceptación por parte de las víctimas de su condición
subordinada. De allí que se inviertan montañas de dólares en industrias culturales
que aparentan ser sólo de entretenimiento; pero que en realidad son un mecanismo
ideológico decisivo para la
continuidad del proceso de explotación y marginalidad. Persiguen no sólo que
pasemos hambre, frío y sed, también debemos estar alegres por esto.”

A tal estrategia le resulta fundacional el modo en que ignotos participantes se
encierran en una casa para vivir sus rutinas frente a la cámara. Para el
observador ocasional del programa, resalta de modo muy evidente la más que
franciscana pobreza en recursos lingüísticos de la que hacen gala los jóvenes
concursantes. He aquí una conclusión nada despreciable: la T.V orgánicamente
ligada al servicio de los intereses que empobrecen, explotan y marginan al pueblo,
necesita presentarle estos modelos de conducta como excluyentes. Eludir la
presencia de intelectuales críticos, trabajadores solidarios y cualquier persona
con un mínimo de abnegación significa borrarlos de la percepción colectiva. Por
acción u omisión, el oportunista o el trepador son presentados como únicos
paradadigmas aceptados y la carrera por apropiarse de un premio a cualquier costo
como exclusivo modo de desempeñarse en sociedad. Presentar la competencia
despiadada de modo casi inevitable constituye un modo
perverso de naturalizar los rasgos más salvajes de las sociedades capitalistas.

Por otra parte, como decía un lingüista, las personas expropiadas de la capacidad
expresiva, sufren en realidad la perdida de su libertad; entendida en sus aspectos
más sustantivos. En efecto, un pueblo sometido a mirar como algunos semejantes
compiten por decir vaciedades y mostrar una indiferencia absoluta hacia cuestiones
importantes es un conglomerado humano al cual el poder real puede imponerle
prácticamente lo que se le antoje.

Otro contenido decisivo del engendro es el hecho que todas las cuestiones que en
el programa circulan pertenecen al ámbito privado. No es una maniobra menor: si
todo lo que se habla no pertenece en rigor a lo que corresponde llamar espacios
públicos, estos desaparecen. Con esta sencilla ceremonia (mágica), el poder
escamotea nada menos que la maniobra de borrar de la percepción colectiva nada
menos que la historia de la ampliación de la ciudadanía, que- como es sabido- se
da y realiza en los espacios públicos.

Hace algunos años, el filósofo italiano Umberto Ecco demostraba como el derechista
Silvio Berlusconi, antes de imponerse en una elección, había diseminado los
valores (individualistas) de la serie Dallas en la conciencia del pueblo italiano.
En rigor, fue esta la precondición cultural para los dos triunfos comiciales del
dueño de canales televisivos y otras empresas.

Manejando la agenda, vaciando el lenguaje de los sujetos subalternos,
desapareciendo de los debates las cuestiones públicas los resultados son
magníficos en términos de dominación. Además, se logra ganar cantidades de dinero
fastuosas. Nótese cuanto se puede controlar, sin necesidad de penetrar con un ojo
avizor en cada hogar Mientras estos programas sigan concitando la adhesión de
vastos sectores, será imperioso redoblar la batalla cultural contra el poder
económico, el enemigo del pueblo. En ella, todos los individuos concientes de lo
que hemos afirmado deben comprometerse en el cotidiano combate de construir una
nueva cultura, actitud necesaria para transformar la sociedad.