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Evocación de Ángel Pestaña

Martes.23 de septiembre de 2008 1954 visitas Sin comentarios
Pepe Gutiérrez-Álvarez, en Kaosenlared #TITRE

Todavía en los años setenta, el “pestañismo” aparecía como una opción autogestionaria que no desdeñaba el marxismo...


Hoy bastante olvidado, Ángel Pestaña Núñez (Santo Tomás de las Ollas, León, 1886-Barcelona, 1937), uno de los dirigentes más influyentes de la CNT, dentro de la cual encarnará- sobre todo desde 1917- a uno de sus líderes más reconocidos. Todavía en los años setenta, el “pestañismo” aparecía como una opción autogestionaria que no desdeñaba el marxismo...

Proveniente de una familia muy pobre, su madre abandonó a su padre cuando él era muy niño, su infancia transcurre en compañía de su padre que ha de marchar ambulante por numerosas localidades para conseguir trabajo. El padre quiere sacarlo del pozo de la miseria haciéndolo cura, y con tal propósito lo envía con un pariente que lo tiraniza; pero a los 10 años, Pestaña huye y vuelve con su padre, comenzando a trabajar a los 11 años en las minas.

Huérfano a los 14, trabaja en los ferrocarriles (Portugalete), y en Bilbao lo hace con un grupo de actores de teatro ambulante (Pestaña escribió una comedia, "La ciudad", que fue representada en los años treinta), y alterna este oficio con otros trabajos ocasionales que le ayudan a sobrevivir.

A los 15 años es detenido y encarcelado por tres meses por defender públicamente la jornada de las ocho horas. Vive por el norte como farandulero hasta que marcha a Francia donde es expulsado por viajar sin pasaje. En 1909 se encuentra en Argel trabajando en el que será su oficio más estable: reparador de relojes. Los acontecimientos de este año le llevan a unas lecturas del anarquismo y a tomar contacto con el movimiento.

Huye de Argel cuando estalla la I Guerra Mundial y se instala en Barcelona donde hará su trayectoria militante. Alineado con la tendencia más radical del anarquismo, tiene que huir a Francia por haber atacado muy dúramente a la Benemérita. En 1916 forma parte del CR catalán en la clandestinidad y al año siguiente su nombre aparece al lado del de Seguí entre los cabezas de la huelga general y tiene que huir a Zaragoza. Director de Solidaridad Obrera por seis pesetas diarias, sus artículos desafían constantemente el orden existente. Son famosas sus conferencias en Madrid, junto con Seguí, en las que explica los principios y finalidades del sindicalismo catalán tras la huelga de "La Canadiense".

Es designado para viajar en calidad de observador a Moscú, para participar en el primer Congreso de la Internacional Comunista. Llegará Rusia después de un trayecto lleno de dificultades y permanecerá en ella durante setenta días, durante los cuales hablará con algunos de los líderes bolcheviques y extranjeros. Su reacción es fundamentalmente negativa: contempla los acontecimientos más lejanos y complejos desde su óptica sobre cómo debe de ser la revolución y cómo construir una nueva’ sociedad. La superficialidad de su testimonio será criticada por otros viajeros, especialmente por Andreu Nin, que comienza cuestionando la propia capacidad de Pestaña para pensar.

Monatte fue el contacto escogido por Ángel Pestaña de camino hacia la Rusia soviética. En Moscú, Pestaña fue atendido especialmente por Serge, al que ya conocía de Barcelona, y su llegada coincide con un momento de euforia en el país que lleva al prudente Lenin a apoyar una incursión contra los “blancos” en Polonia que pronto se revelerá desastrosa. Descubre que para los bolcheviques España era casi completamente desconocida. Parece que no se le ocurre pensar que es lo mismo que le sucede al propio Pestaña con Rusia. Por otro lado, no deja de resultar paradójico que los libros sobre Rusia sean sus escritos más conocidos.

Su objetivo era dar a conocer a la joven revolución el apoyo de la CNT a la revolución rusa y su solidaridad contra la intervención imperialista, al tiempo que, en el caso de su relación con la Internacional Sindical Roja que se erigía como alternativa a la Internacional reformista de Ámsterdam, se reserva su derecho a mantener sus propios principios y finalidades.

De entrada, Pestaña no acepta que una revolución pueda ser “la obra de un partido. Un partido no hace una revolución, un partido no va más allá de organizar un golpe de Estado, y un golpe de estado no es una revolución”. Igualmente muestra su repulsa a los procedimientos de discusión que, desde su punto de vista, estaban hechos para asegurar la hegemonía bolchevique. En estos debates, Trotsky -escribe- era como una tormenta... En su réplica, Nin se muestra lapidario, y titula así una serie de tres artículos: “Setenta días perdidos”. Para Nin, el “Lo que yo pienso sobre Rusia", era una paradoja ya que no le reconocía esa facultad.

El caso es que, como la mayor parte de testimonios anarquistas sobre aquellos tiempos, Pestaña presta mayor atención al modelo ideal libertario que a cualquier vestigio de realidad. El lector no encontrará en su informe la menor atención a la postguerra. Sus análisis económicos muestran lo distante que se haya de los problemas: describe el pueblo ruso como apático, lento e indolente y muy dado al misticismo. Lo hace con trazos sumarios como los que le llevan a describir a Lenin como perteneciente a la “raza mongola” y de “temperamento eslavo”, y ni tan siquiera se plantea que a alguien como él no se le puede conocer en base a una entrevista. Considera a los líderes bolcheviques por su procedencia “pequeño burguesa”. Por su parte Lenin y Trotsky valoraron muy altamente su rasgos de abnegado militante obrero, y apreciaron la capacidad de lucha de la CNT, aunque, claro está, creyeron que se trataba simplemente de que cambiaran su camisa para convertirse en base del partido comunista de España, sin imaginar, quizás, lo descabellada que resultaba tal presunción.

Sin embargo, aunque los informes de Pestaña contribuyeron al distanciamiento de la CNT del entusiasmo inicial, lo que realmente motivó la ruptura radical con la Rusia soviética, y por lo mismo con la Internacional Comunista, fueron las noticias sobre el destino de Macknó en Ucrania, pero sobre todo la represión bolchevique de la insurrección de Kronstadt en marzo de 1921. Un episodio sobre el que - en síntesis- el anarquismo ofrece el siguiente dictamen: "Durante tres semanas la democracia obrera y el poder de los soviets se hace realidad en Kronstadt. Pero Kronstadt está aislado del resto de Rusia y no llega a conectar con los obreros del país. Así se impone la mentira del Estado comunista que trata a los insurrectos de Kronstadt de contrarrevolucionarios. Los insurrectos resistirán a las mentiras y las armas del gobierno bolchevique, hasta que el ejército rojo, a las órdenes de Trotsky, los masacrará".

Detenido en Italia, vuelve a España a mediados de 1922 y su informe —sobre todo el apartado que se refiere a la persecución de los libertarios— será determinante para el alejamiento de la CNT de cualquier posibilidad de entente con la Internacional Sindical Roja. Para sus discípulos, la aportación de Pestaña zanja de una vez por todas la cuestión de la naturaleza del régimen surgido de la revolución soviética. En el Congreso de Zaragoza suscribe con Seguí el conocido dictamen sobre las lecturas de la política. Adversario de la propaganda por el hecho, Pestaña se convirtió, empero, en una de las piezas más buscadas por el terrorismo gubernamental y patronal, saliendo gravemente herido en un atentado (Manresa, 1922) cuando ya había sufrido otro.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera, Pestaña es uno de los miembros del CN revolucionario, pero se le relaciona con los episodios de Vera y Atarazona y es encarcelado hasta finales de 1926. Cuando sale de la cárcel comienza a encarnar posiciones claramente posibilistas, aunque mantiene su prestigio de anarquista de alto rango (García Oliver le dirá en 1928: "...Para que Seguí hubiese dado un rendimiento revolucionario, habría sido preciso que tú, por compartir el liderismo con él y por emulación mutua, hubieses levantado el verdadero edificio de la revolución. Tu papel era éste: todos lo sentíamos y creíamos. ¿No lo crees? Fíjate como, al contrario que él, a ti te rodeaba lo más y mejor del movimiento revolucionario español").

Favorable a la legalización de la CNT frente a los que creen que su terreno es la clandestinidad, también confía en el cauce de los comités paritarios creados por la Dictadura como un medio de salvaguardar al sindicato, inclinaciones no muy lejanas a las de la UGT. Desde la temprana fecha de 1927 inicia su larga batalla contra el faísmo en nombre de la independencia sindical y de una estrategia de largo alcance contraria a la insurreccionalista.

Jefe del sector girondino, será el principal gestor del Manifiesto de los Treinta, comenzando entonces el retroceso de su influencia que culminará con expulsión en 1932. Entonces intentará recuperar el terreno perdido desde fuera, creando los sindicatos de oposición que llegarán a agrupar a más de sesenta mil trabajadores sobre la base de un sindicalismo más republicano, clásico, mejor avenido con las autoridades. Luego creara la Federación Sindicalista Libertaria, concebida como una especie de sindicato en oposición a la FAI, grupo al que acusa de instrumentalizar la CNT en su propio beneficio.

En esta época escribe, "El sindicalismo, qué quiere y a dónde va", obra en la que rechaza las fórmulas anarquistas y se orienta hacia un sindicalismo que se apoya en los municipios y en las cooperativas, conceptos que más tarde serán conceptuados por sus seguidores como autogestionarios.

En 1934 se siente atraído por la Alianza Obrera auspiciada por los comunistas disidentes y por la izquierda del PSOE. Sus planteamientos no pasan por la vía insurreccional y el frente obrero; no hay en esta época ninguna reflexión suya sobre cómo avanzar en la revolución o cómo detener el auge fascista. Tras una larga reflexión, Pestaña se decide dar el último paso en su evolución y constituye el Partido Sindicalista del que será símbolo y figura indiscutida. Éste paso significa también la ruptura con el otro sector del trentismo (Peiró, Quintanilla, Villaverde, etc), que se reconciliaran con la CNT y le dejan aislado.

El camino emprendido le lleva hacia el posibilismo político de corte socialdemócrata que se traduce en un entusiasmo por el Frente Popular en cuyas listas conseguirá un acta de diputado por Cádiz. Durante la guerra fue subsecretario general y reingresó en la CNT poco antes de morir. Previamente se había negado a asumir un ministerio en nombre del sindicato.

Pestaña, conocido a veces como el "caballero de la triste figura", se convertirá post-mortem en una figura muy querida entre los suyos y en un modelo de desviación para el sector más intransigente del anarquismo. Su legado será reivindicado desde sectores políticos muy diversos, sobre todo -claro está- por los que trataron de recomponer el Partido Sindicalista, entre los cuales, personalmente siempre recordaré a Juamma Blanco, periodista, director de El Diario de Barcelona en los años de lucha “autogestionaria”, y más tarde periodista honesto en El Periódico, lamentablemente malogrado cuando todavía le quedaba mucho camino.

Una biografía incondicional es la del novelista Angel Mª de Lera (que en su juventud fue militante del partido, lo mismo que el dramaturgo Antonio Buero Vallejo): "Angel Pestaña. Retrato de un anarquista" (Argos-Vergara, BCN, 1978). Antonio Elorza efectuaría una edición crítica de sus escritos en "Angel Pestaña. Trayectoria de un sindicalista" (Tebar, Madrid, 1974). Zéro-ZYX público en los años sesenta "Setenta días en Rusia, Lo que yo vi", así como sus memorias "Lo que aprendí en la vida". Citar tambien "El terrorismo en Barcelona" (Planeta, BCN, 1979), que resulta ser una edición auspiciada por historiadores conservadores con el subtítulo de "Memorias inéditas" (existe otra versión más ajustada en Pequeña Biblioteca, Mallorca). Otros títulos serán: "Acción directa" (1924); "Inocentes" (1926); "Las federaciones de industria" (1930); "Porqué se constituyó el Partido Sindicalista" y "Sindicalismo: su organización y tendencia".