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Ernesto Sábato: "Abaddón el exterminador"

Sábado.4 de mayo de 2019 261 visitas Sin comentarios
Un libro al día. #TITRE

Idioma original: Español
Año de publicación: 1974
Valoración: Imprescindible

"Abaddón el exterminador" es la tercera y última obra narrativa publicada por Ernesto Sábato y vendría a constituir, según los expertos, una especie de trilogía junto a las anteriores (y magníficas) "El túnel" y "Sobre héroes y tumbas". Personalmente, no estoy del todo de acuerdo en que las tres obras constituyan una trilogía ya que, pese a que tienen en común una temática y unas inquietudes y obsesiones muy determinadas, no comparten personajes y pueden ser leídas de forma independiente, en especial "El túnel" y "Sobre héroes y tumbas". De hecho, diría que la lectura previa de "El túnel" no es, ni mucho menos, indispensable para la comprensión de "Abaddón", aunque la de "Héroes y tumbas" sí que se hace más que conveniente.

Por otra parte, "El túnel" y "Héroes y tumbas" sí que son novelas más o menos al uso. Por contra, "Abaddón" es, al mismo tiempo, novela, ensayo sobre arte, texto político, tratado filosófico y una suerte de guía de lectura de toda la obra de Sábato. Es una es una obra de ficción que habla de sí misma, un libro fragmentario, confuso y oscuro, mucho menos "directo" y más experimental que sus antecesores. Vamos, que no encontraréis aquí una historia de "amor" como la de Juan Pablo Castel y María Iribarne o la de Alejandra y Martín, pero sí que volverán a aparecer muchas de las "filias y fobias" presentes en las anteriores novelas de Sábato y esa perpetua búsqueda del ABSOLUTO.

Para empezar, el propio Sábato se convierte en uno de los protagonistas principales del libro, rompiendo con la "lógica" de la novela tradicional. "Abaddón" pasa a ser, entonces, una obra de autoficción en la que "la función del arte" y "la posición del escritor ante su obra" adquieren un carácter fundamental. Tanto es así que las recurrentes obsesiones del autor, sus sucesivos desgarramientos y la permanente búsqueda de eternidad a través del arte y la escritura, además de ofrecernos claves acerca de la obra anterior de Sábato, constituyen el núcleo de "Abaddón" (al menos para mi).

Fruto de esos desgarramientos y de sus continuas búsquedas en la ciencia y el arte nace otra de las vertientes del libro: la que en párrafos anteriores llamé "tratado filosófico". En el, Sábato navega entre el marxismo y el existencialismo, luchando con sus dudas y contradicciones y con los puntos de fricción entre ambas corrientes, vinculados sobre todo con la dualidad del ser humano (racionalismo contra inconsciente, vigilia contra sueño, ciencia contra espiritualidad, realidad contra mito, razón contra potencias invisibles e invencibles, etc).

A medio camino entre ambas vertientes del texto podríamos situar la parte política de "Abaddón", reflejo de un mundo en crisis en una época terrible y confusa. Esta parte se centra en las luchas de liberación que tuvieron lugar en América Latina en los años 60 y 70 y en la posibilidad (o no) de la creación de un hombre nuevo. Pero no es tanto un ensayo político como una muestra más de algo a lo que aferrarse (un amor, el arte, la religión, la revolución...) dentro de las constantes búsquedas humanas.

Por último, y sobrevolando todo lo anterior, está la trama propiamente novelesca, esa en la que diversos personajes tratan de huir de un destino que inexorablemente acaba encontrándolos o de un pasado que solo alcanza su pleno sentido en el instante de la muerte. La búsqueda del absoluto y el desgarramiento interior de los personajes vuelven a ser, al igual que en "El túnel" y en "Héroes y tumbas", temas centrales del libro, aunque en esta ocasión no da lugar a historias y personajes tan apabullantes y brutales.

Pese a esta última apreciación, "Abaddón" constituye un texto imprescindible, sobre todo por dos motivos. El primero es su "modernidad". Se trata de un texto que trata de salir de los límites de la novela en busca, quizá, de la misma totalidad o absoluto que buscan sus personajes. Y esto, pese a su fragmentariedad, lo consigue plenamente. El segundo motivo es que, pese a situarse en un contexto político y geográfico muy concreto, "Abaddón" trasciende ese contexto y se sitúa en el ámbito de lo universal. Las dudas, miedos, terrores y obsesiones más profundas e inconscientes son, básicamente, las mismas y Sábato nos las hace sentir en toda su crudeza.

En fin, que he vuelto a leer, casi 10 años después, "El túnel", "Sobre héroes y tumbas" y "Abaddón el exterminador" y no me arrepiento. Sé que dentro de unos años volveré a leerlos. Seguro.

Fuente: https://unlibroaldia.blogspot.com/2...

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