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En qué consiste la Noviolencia Activa

Lunes.20 de octubre de 2008 937 visitas Sin comentarios
Jean Marie Muller, en las I Jornadas de Noviolencia Activa de Donosti #TITRE

Intervención realizada durante las I. Jornadas sobre Noviolencia Activa, celebradas los días 28 y 29 de noviembre y 3, 4 y 16 de diciembre de 2002, en los locales del Koldo Mitxelena y la Sociedad Kresala de Donostia.


EN QUE CONSISTE LA NOVIOLENCIA ACTIVA

Jean Marie Müller
Escritor francés, autor de diversos libros sobre la noviolencia activa

Conceptos y lecciones prácticas

Quiero en primer lugar mostrar mi solidaridad con las personas activistas, militantes que están corriendo unos riesgos por defender una causa que consideran justa. Así que mi solidaridad con todas las personas que en este País Vasco se arriesgan por querer hacer respetar su identidad y hacer justo el derecho de reconocimiento de esa identidad.

Voy a hablar de la estrategia de la acción noviolenta. Hemos de reconocer que con Gandhi hay un antes y un después, puesto que él ha experimentado la desobediencia noviolenta en un país con varios millones de habitantes. Aunque Gandhi no fue el primero en practicar esta lucha, sí ha sido el que ha demostrado su fuerza a los países occidentales.

La noviolencia la podemos dividir en varios apartados:

La noviolencia como filosofía, es decir, sabiduría; la filosofía es finalmente la búsqueda de un sentido en nuestra existencia e historia colectiva, y es cierto que la violencia es, en cierto modo, el sinsentido. Lo importante es buscar en el diálogo un idioma común. La violencia es un obstáculo en la búsqueda de ese idioma.

La noviolencia, decía Gandhi, es la ley de la humanidad y esa ley es universal y se acerca a la búsqueda de ese idioma. La violencia va a destruir la búsqueda de ese idioma.

La noviolencia no rechaza el conflicto, sino que se mete de lleno en él para reivindicar nuestros derechos, para intentar construir con el otro una relación de justicia. Por ejemplo, la lucha de Martin Luther King; su trabajo consistió en movilizar a sus hermanas y hermanos, porque los negros tenían la tentación, en cierto modo, de resignarse a la injusticia del racismo del poder blanco. Martin Luther King, lo que hizo fue despertar la agresividad del pueblo negro americano en su lucha por la justicia.

La noviolencia nos enseña a negarnos a obedecer para reivindicar el respeto a nuestros derechos. No se consigue la justicia sin luchar, no basta con pedirla, hay que conquistarla.

La noviolencia tiene que conseguir cambiar la correlación de fuerzas, hasta conseguir un pacto. Tenemos que tener cuidado con la violencia, porque nos alejaría de ese pacto. Sobre todo de un pacto justo, necesitamos al otro para resolver el conflicto, no voy a poder resolver el conflicto solo y desde luego tampoco eliminando al otro.

En ningún conflicto, por muy justas que sean nuestras reivindicaciones, se tiene que usar la violencia contra el adversario, porque caemos en el discurso de poder, de la ideología dictatorial, de eliminación, de no buscar el camino del diálogo, y nos podríamos encontrar ante un conflicto en el que las dos partes usan la violencia porque lo creen justo, y nos estemos alejando del camino de arreglar el conflicto. La violencia es la perversión de mi lucha y por lo tanto de mi causa; si utilizo medios injustos para defender una causa justa, mi causa corre el riesgo de convertirse en injusta. Ya no es sólo una cuestión de moralidad, sino de eficacia. Se dice a menudo de la noviolencia que es un sueño, que no es realista. ¿Son más realista, acaso, los millones de muertos que van dejando los conflictos violentos?

Vemos el conflicto que enfrenta a Palestina e Israel y no podemos pensar que la violencia va a poner fin a ese conflicto. La violencia es un suicidio. En este conflicto cada uno va a justificar su violencia, y cada vez que haya un muerto querrán vengarlo probablemente creando otro muerto que también tendrá que ser vengado. Afortunadamente, en los dos bandos hay gente que apuesta por la noviolencia y son estas personas las que, si logran cambiar la correlación de fuerzas, pueden parar el conflicto y buscar la justicia .Y lo están haciendo asumiendo sus riesgos, encerrados en prisiones como los reservistas del Ejército hebreo que se niegan a ir a hacer la guerra a Palestina.
Es necesario que consigamos, como civilización, poner a la violencia fuera de la ley.

Estrategia de la noviolencia. Cómo la ponemos en marcha.

Vamos a recorrer, de forma resumida, los pasos a dar. En primer lugar, hay que hacer un análisis de la situación. Conocer los mecanismos de la injusticia que se quiere combatir, conocer las razones de mi adversario para negarse a reconocer mis derechos.

En segundo lugar, debo conocer qué riesgos corro si desobedezco la ley. Es importante medir bien los riesgos para poder asumirlos.

Como tercer paso, debo marcarme un objetivo. Que sea sencillo, claro y sobre todo, posible. Se deben medir las limitaciones que pueda tener mi lucha.

Por ejemplo, cuando Gandhi empezó la desobediencia civil, tenía que buscar una estrategia, buscar un objetivo posible, para ir consiguiendo objetivos progresivos y alcanzar su meta. En aquel momento, en la India estaba en vigor, entre otras leyes, la de pagar el impuesto de la sal. Gandhi empezó a desobedecer esta ley, recogiendo él mismo la sal en una playa, haciendo un llamamiento a la desobediencia. Al principio, el poder inglés se reía, le parecía ridículo, pero este acto de desobediencia empezó a extenderse por toda la costa. Hubo mercado negro de sal por todo el país y cobró tal fuerza que puso en evidencia al poder británico, que empezó a utilizar la represión, encarcelando a Gandhi y a cientos de personas, hombres y mujeres. Y remarco esto, porque quizá fue la primera vez en la cual mujeres y hombres estaban en igualdad de condiciones en una lucha nacional por la independencia. Podemos afirmar que la violencia es ante todo machista, que es aplicada mayoritariamente por hombres.

Así vemos cómo un objetivo pequeño consiguió empezar a movilizar a todo un pueblo.

En cuarto lugar está la elección de la organización. De tipo asambleario, que no excluya la palabra de nadie. Que exista una democracia directa.

Como quinto punto está la negociación. De entrada vamos a dirigirnos a nuestro enemigo, mostrando nuestras reivindicaciones y objetivos. Lo más probable es que el adversario se niegue a negociar con nosotros, pero este hecho habrá marcado nuestra voluntad de diálogo.

Seguidamente, como sexto punto, está el llamamiento a efectuar a la opinión pública. Va a ser necesario que las personas resistentes convenzan a la opinión pública de que sus causas son justas, que la opinión pública conozca las motivaciones y las apoyen, para que se vayan convirtiendo en resistentes. Con la violencia corres el riesgo de desacreditar la lucha y que la opinión pública no vea tus reivindicaciones sino sólo la destrucción de tus acciones.

En este apartado, quiero mencionar que es bueno que las acciones no violentas tengan un cierto componente de humor: “Haz el humor y no la guerra”.

En séptimo lugar, envío de un ultimátum. Si en un plazo, pongamos, de diez a quince días, no han sido satisfechas las reivindicaciones, se pasa a la acción.

La acción directa se configura en octavo lugar. Las víctimas de las injusticias son cómplices de la injusticia, hay que pasar de la complicidad a la resistencia. Por ejemplo, suelen ser comunes el boicot, la huelga… Es frecuente que la ley y la justicia no sean sinónimos, no vayan juntas, así que tenemos derecho a desobedecer la ley; por supuesto, esto es un riesgo.

Como noveno paso está el programa constructivo. No se trata sólo de oponerse a la injusticia, sino de construir justicia.

La posibilidad de la represión debe ser tenida en cuenta, en décimo lugar. La acción noviolenta va a provocar la represión del poder, Hay que estar preparados para aguantarla. Tenemos que asumirla y asimismo, utilizarla y sacar provecho de ella, para aumentar la movilización de la lucha.

Finalmente está la negociación última, la definitiva. Como hipótesis, pongamos que con todo lo realizado ha cambiado la correlación de fuerzas y el poder se ve obligado a negociar. Pero puede haber otros escenarios.

Es tarde y hemos de terminar la exposición. Pero seamos conscientes de que cada uno de los apartados enumerados aquí requerirían a su vez de mayor explicación. Sirvan, por ello, únicamente como apuntes para un debate a realizar más a fondo, en otro momento y lugar.