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El simulacro de Almaraz, una burla a la ciudadanía

Martes.12 de noviembre de 2013 125 visitas Sin comentarios
Ecologistas en Acción. #TITRE

El simulacro de accidente nuclear de Almaraz, que tiene lugar esta semana en los alrededores de la central extremeña, es un derroche de dinero público y además resultaría insuficiente en caso de una fuga radiactiva grave. Ecologistas en Acción recuerda que las centrales nucleares del Estado español podrían cerrar sus puertas sin hacer peligrar el suministro de electricidad. Seguir manteniendo en funcionamiento el parque nuclear es peligroso y caro, pero el precio lo paga la sociedad, mientras los beneficios fluyen hacia las empresas que gestionan las centrales.

Mas de 5.000 personas participantes, cientos de efectivos de la Policia Nacional, Guardia Civil, ejército y observadores internacionales han sido movilizados para el simulacro, con un presupuesto de casi 600.000 euros. Algo que sería innecesario si la central, de 30 años de antigüedad y con un largo historial de averías y paradas técnicas, cerrase sus puertas.

“Permanezcan tranquilos y atentos a la megafonía”, “No beban agua del grifo ni coman ningún producto procedente del campo”. Son muchos los vecinos que estos días han llamado a miembros de Ecologistas en Acción alarmados por estos mensajes y por las instrucciones para cerrar persianas y taponar puertas con mantas. Se preguntan qué razones hay detrás.

El simulacro se ha llevado a cabo siguiendo los protocolos indicados en los planes de emergencia, totalmente insuficientes en caso de un accidente grave. Estos planes prevén la evacuación de la población en un radio de 10 km en el entorno de la central. Sin embargo, tras el accidente de Fukushima, el radio de evacuación total fue de 20 km, que se ampliaron poco después a 40 km.

La energía nuclear es peligrosa y sale cara a la ciudadanía, que paga la mayor parte de la gestión de los residuos, de simulacros como el de estos días (financiado al 85% por la Unión Europea y al 15% por el Estado español), y que asumirá el coste, incalculable, de la gestión de los residuos a largo plazo. Las arcas públicas también asumirían la mayor parte del coste de un hipotético accidente nuclear, como ha sucedido en Japón. En el Estado español los seguros de responsabilidad civil de las centrales nucleares se limitan a un exiguo máximo de 2.000 millones de euros, cifra totalmente insuficiente en caso de accidente grave.

En este simulacro todo estaba preparado, pero habría que saber lo que sucedería en una situación real, en la que el pánico cunde y la población intenta huir lo antes posible de la zona. “Permanezcan en sus casas y cierren puertas y ventanas”. No hay que esperar a la evaluación del simulacro para saber que muchas cosas pueden salir mal cuando está cerca una instalación tan peligrosa.

Realizar un simulacro de estas características es una burla a la inteligencia colectiva, cuando la energía nuclear es prescindible en el estado español. El peligro sigue ahí mientras no se cierren este tipo de instalaciones, porque hay una realidad, y es que la radiactividad mata. Una radiactividad que permanecerá siendo peligrosa durante cientos de miles de años en forma de residuos radiactivos, que después de varias décadas de energía nuclear, siguen sin tener una solución.

Es hora de velar por el bien colectivo, y no por el interés de las grandes eléctricas. La energía nuclear tiene que cerrar sus puertas lo antes posible, y dejar de poner en peligro a la población, dejar de generar residuos mortales que hipotecarán a miles de generaciones y apostar por un modelo energético limpio, basado en el ahorro, la eficiencia, las energías renovables, y en el control democrático de la energía.

Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org/...