El servicio militar se convierte en ilegal en Bolivia "por error"

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Por un problemilla de despiste en el parlamento boliviano, el servicio militar ha dejado de tener una ley que lo regule y autorice y por tanto “en este momento legalmente en el país, el servicio militar deja de ser obligatorio”, afirmó el diputado Javier Zabaleta (MSM), ex presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados.

Así nos informa el periódico La Opinión en su formato digital desde Cochabamba, señalando que ante esta situación el parlamento citado piensa hacer rápidamente una ley que arregle el asunto y tildando de irresponsables a los legisladores.

¿Irresponsables o sabios? en un país donde se prevé en esa ley por aprobarse que niños de 15 años puedan participar del ejército

O es que estos periodistas no se han enterado de la existencia de la Convención Iberoamericana sobre derechos de los jóvenes, de 1 de marzo de 2008, cuyo art. 12 reconoce el derecho de los jóvenes a rechazar el servicio militar obligatorio?

Nos resta comentar dos cosillas que pueden servir para aderezar el asunto:

1) en Bolivia, como en otros estados sudamericanos, el ejército tiene una curiosa manera de alistar a las gentes consistente en destacar un camión militar a la salida de las carreteras y de los centros de ocio juvenil y en secuestrar a los jóvenes y llevárselos en un camión.

2) Por contra, en la tradición boliviana existe una experiencia de la que casi nadie tiene interés en hablar: cuando ocurrió la guerra (impulsada por las varias multinacionales enfrentadas entre sí) del Chaco entre Bolivia y Paraguay, existió un grupo de antimilitaristas, pertenecientes a los movimientos de clase de uno y otro bando, que se dedicaron a promover la deserción contra la guerra imperialista y a pedir en el frente a los soldados el abandono de las armas y el considerar a los de enfrente como hermanos de clase. Este grupo se denominó “los antiguerreros” y fueron duramente reprimidos por los militaristas de los dos bandos, pero, con todo, dieron un tremendo ejemplo que hay que perseguir y rescatar.