El movimiento de okupación ante las nuevas tecnologías. Okupas en las redes (primera parte). - Tortuga
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El movimiento de okupación ante las nuevas tecnologías. Okupas en las redes (primera parte).

Martes.24 de agosto de 2004 4238 visitas Sin comentarios
Iniciamos una serie de artículos sobre movimientos sociales y software libre.

Igor Sádaba Rodríguez (igor@nodo50.org)
Dpto. Sociología V (Teoría Sociológica), Facultad Ciencias Políticas y Sociología. Universidad Complutense de Madrid.
28223. Pozuelo de Alarcón, Madrid (España)

Gustavo Roig Domínguez (gustavo@nodo50.org)
Servidor Telemático Nodo50 C/ Hileras 4, 2º9, 28013 Madrid (España)

Resumen: Desde hace unos pocos años, con la entrada de las nuevas tecnologías de la información y de las redes telemáticas (Internet), se viene observando una reconfiguración de los marcos y de los repertorios de acción de muchos movimientos sociales. Asistimos, por tanto, a una reconsideración de sus estrategias, formas de intervención política, discursos y modos de comunicarse (internamente, como coordinación y, externamente, como constitución y presentación de identidad pública). En este contexto, este trabajo analiza históricamente la penetración de ciertas tecnologías comunicativas en determinados tejidos sociales y su convergencia con el movimiento de ocupación. Se observan sus usos políticos y se remarca fundamentalmente las metamorfosis sufridas por dicho movimiento y su evolución hacia el trabajo político con las nuevas tecnologías y el hacktivismo. La adopción de estrategias comunicativas ventajosas que el mundo neo-informático proporciona acaba conectando y transformando movimientos, demandas, protestas y grupos sociales.

Palabras clave: MOVIMIENTO DE OKUPACIÓN, NUEVAS TECNOLOGÍAS, REDES, HACKERS, HACKTIVISMO.

“Tony Juniper, del grupo ecologista británico Amigos de la Tierra, califica a Internet como «el arma más poderosa de la resistencia». Puede muy bien ser así, pero la red es más que un instrumento de organización; ha llegado a ser un modelo para esos propósitos, un manual para la adopción descentralizada pero cooperativa de decisiones. Facilita el proceso de difusión de información hasta tal punto que muchos grupos pueden trabajar al unísono sin necesidad de alcanzar un consenso monolítico.” (KLEIN, 2001: 456-457)

“Internet fue creado por el Pentágono como un instrumento militar. Utilizado civilmente, sin que ningún estratega lo pudiera prever, ha servido también para generar un estado de opinión mundial que por primera vez en la historia se puede manifestar globalmente de forma simultánea hasta convertirse en un explosivo planetario.” (Manuel Vicent, Pulso, El País, 16-03-2003)

A modo de introducción: la comunicación como parte de la acción colectiva

Es un lugar común y un tópico repetido en algunos análisis sociológicos contemporáneos estudiar la interacción o influencia mutua entre los movimientos sociales y los medios de comunicación. Se observa, particularmente, el tipo de acciones colectivas o intervenciones políticas que se realizan (como variable dependiente) en función del abanico de posibilidades que las tecnologías o los medios de comunicación permiten (como variable independiente). De esta manera nos encontramos cómo se han llegado a vincular (con grados variables de evidencia empírica) la consolidación del movimiento obrero, la extensión de movimientos religiosos o los nacionalismos con la aparición de la cultura impresa y la propaganda (ver, por ejemplo: VÁZQUEZ MONTALBÁN, 1985: 54-107, TARROW, 1994: 93-115 y GELLNER, 1994, caps. 2, 3 y 8). Idénticamente, se ha insistido en la influencia de la radio (con una capacidad de penetración en la población enorme, que llega incluso a los analfabetos funcionales y no distingue clases sociales) en la cristalización de ciertos movimientos populistas y de masas como los fascismos o la revolución iraní de 1971 que derrocó al Sha de Persia. También se ha advertido el papel de otros artefactos comunicativos y dispositivos tecnológicos como frenos que obstaculizan las demandas de cambio y transformación, a la cabeza de los cuales está, sin dudarlo, la televisión como blanco de todas las iras (en su papel de apuntalador ideológico, garante del ciclo de consumo fordista, anestesiante de conciencias, vocero mediático de los lobbies empresariales, difusor de la “versión oficial”, etc.). De alguna manera, todos estos análisis se han fundamentado en una mirada posterior e histórica sobre esos fenómenos, en un estudio “a toro pasado” de lo ocurrido.

Por ello, sería excesivamente arriesgado e ingenuo (por determinista, poco fiable y poco productivo) hacer con Internet y las TIC lo mismo y suponer una relación unívoca, lineal y exacta entre la naturaleza del mundo electrónico-virtual y los “Novísimos Movimientos Sociales” (NMS) de manera que fijásemos unas consecuencias y propiedades necesarias para estos últimos. Se podría decir que estamos todavía en pleno cambio, observando los influjos y las mutaciones que van, progresivamente, operándose en los grupos políticos por la entrada e implantación masiva de las nuevas tecnologías de la información, la telemática y los “entornos de redes distribuidas” (expresión típicamente anglosajona). A estas alturas de la película, en plena trama, nos queda todavía todo el desenlace sobre las implicaciones de la adopción de las TIC. Dentro de las familias sociológicas, la escuela norteamericana se ha preocupado más de las formas de instrumentalización de las tecnologías y los medios de comunicación, entendidos éstos como recursos organizativos de sujetos “calculadores” (elecciones racionales y evaluación de costes y beneficios). Por otro lado, la “perspectiva europea” ha puesto el énfasis en los procesos de identidad y de creación de códigos culturales compartidos a través de lo tecnológico y lo comunicativo. Ambos funcionan como “tipos ideales” o polos antagónicos en la interpretación de las tecnologías comunicativas dentro de los ciclos de protesta social.

En cualquier caso, aparcando la cuestión sobre el tipo de modulación que las técnicas comunicativas (y, por tanto, organizativas) que un medio como Internet tiene sobre la acción colectiva, vamos a intentar abordar un caso concreto. Entraremos a diseccionar brevemente el ejemplo del movimiento de okupación y su interacción con las primeras estrategias políticas que pivotan sobre estos nuevos medios. El análisis de los usos sociales de Internet por parte del movimiento de okupación es un ejemplo de la reconversión de la participación colectiva, el conflicto social y la intervención política ante (o a causa de) las nuevas tecnologías de la información. Y, por tanto, también de sus éxitos y fracasos, de sus conquistas y de sus desengaños.

Partimos necesariamente del reconocimiento del mayor protagonismo y peso del factor comunicativo en la vida política y social de los movimientos ciudadanos contemporáneos, apareciendo nuevas estrategias comunicativas de los NMS para adaptarse al hecho de que el ruedo político se haya vuelto un espacio para la “lucha de frases”, las “batallas de papel” o los “combates multimedia” (ver, por ejemplo: SAMPEDRO, 1997, IBARRA y TEJERINA, 1998, MELUCCI, 1996, BOURDIEU, 1997, KLEIN, 2001 y ALCALDE y JIMÉNEZ, 2002) en donde cada actor refleja su competencia política en función de su capacidad y habilidad para manejarse en un mundo cada vez más mediatizado y comunicacional (Sería necesario avisar de que este desplazamiento de los conflictos al lado “simbólico” o comunicativo no debe hacernos perder la materialidad de los mismos ni su enraizamiento en relaciones cotidianas con sujetos de carne y hueso para evitar caer por la pendiente de un postmodernismo semiótico intangible.).

Historias de okupas y de redes: Ubicando la okupación y la telemática en su contexto histórico

Cuando se habla de okupación se entiende que se apunta a un fenómeno juvenil de reivindicación política en el que lo más importante no es tanto vivir en un espacio “okupado” como participar de prácticas comunitarias y dinámicas políticas concretas. En ese sentido, podríamos atrevernos a asegurar que el moderno movimiento de okupación despunta en los años 80 y alcanza su cenit o se asienta a principios o mediados de los noventa. A partir de entones, se percibe una pequeña bajada y aminoramiento de su intensidad que vendría marcado por: i) una mayor represión en todos los frentes (policial, judicial, mediático, etc.) especialmente a partir del nuevo código penal que entra en vigor en 1996; ii) la disolución dentro de movimientos más fuertes o masivos (la okupación es un afluente más del Movimiento Antiglobalización que, actualmente, lo eclipsa casi todo); y iii) no haber sido capaz de avanzar de lo contracultural estricto hacia lo social amplio, es decir, de poner en el centro de su actividad y de su discurso el problema de la vivienda y el de la gestión de los espacios urbanos, de buscar aliados en esta estrategia o de incorporar al movimiento a otra fuerzas políticas, sindicales, a otras generaciones y grupos sociales. El “nacimiento” del movimiento estuvo presidido por el desolador panorama de la izquierda española en la segunda mitad de los años 80: resaca de la derrota en el referéndum de la OTAN, captación de los líderes del movimiento vecinal por el PSOE, crisis del modelo sindical ante la ofensiva neoliberal (primeras reconversiones industriales, primeras reformas del mercado de trabajo, precarización laboral, etc.), conflictos internos dentro de las organizaciones de izquierda, caída del muro y pérdida del referente soviético, etc.

Por las mismas fechas, finales de los 80, comienza a penetrar la tecnología digital (acceso a primeros ordenadores) en ciertos sectores de la izquierda radical europea, de manera fundamental en Italia (la European Counter Network o ECN, precisamente vinculada a centros sociales okupados), en Holanda (el grupo Hacktic y la De Digitale Stand, embrión de XS4All) y en Alemania (el Chaos Computer Club) hasta consolidarse a mediados-finales de los años 90. Son los primeros momentos en los que las redes están asociadas a extraños obsesos con artilugios y cachivaches, míticos hackers visionarios y locos fanáticos del “New Age”. En ciertos casos (Italia y Alemania) estas redes están muy politizadas y se ubican en los márgenes o entornos de ciertos movimientos sociales. En otros (Holanda), los sueños de comuna digital acaban en empresa .com alternativa y crecimiento “desmesurado” (XS4All). En España, no obstante, hasta mitad de los 90 no hay mucho rastro del fenómeno. El embrión o la semilla de la “telemática alternativa” son las primeras BBSs (HELP en Barcelona, Revolware y Altercom en Madrid, las BBSs basadas en Fido, etc.) que con tecnologías relativamente rudimentarias (en comparación con las actuales) comienzan a explotar las posibilidades del mundo neotecnológico y a profetizar un desplazamiento gradual al lado ciber. FidoNet, que era una red de BBSs interconectadas entre sí desde 1983, formada por entusiastas de la nueva informática reticular funcionando como comunidad a nivel mundial. Cabe señalar también, que el “imaginario” de las nuevas tecnologías penetra justamente en la opinión pública de nuestro país como discurso contra la “crisis económica” y el desempleo masivo de la mano del gobierno del PSOE durante esos años.

Lo que nos interesa subrayar es que, desde las coordenadas temporales anteriores, parece obvia una coincidencia histórica y un solapamiento cronológico parcial del movimiento de okupación en España (desde principios de los años 80) y el boom de las redes telemáticas (desde principios-mediados de los años 90). Más allá de una explicación totalmente causal en la que uno determina al otro, parece que el azar colocó a ambos elementos en el mismo escenario histórico. Pero, como veremos, la coincidencia de ambos ciclos (uno de protesta y otro comunicativo/tecnológico) ha permitido el intercambio y la co-influencia mutua hasta mimetizar ambos fenómenos. El encuentro es accidental pero el “matrimonio” entre ellos ha funcionado y la alimentación recíproca ha existido. Interacción, pues, sobre la que versa este capítulo.

La relación, además, ha pasado por diversas fases y por distintas maneras de acoplar o encajar los elementos. No hay intención de temporalizar o trazar lapsos históricos bien definidos pero pueden observarse algunas tendencias claras. Así, por ejemplo, el primer conjunto de okupaciones era medianamente ajeno a lo tecnológico y mantenía una postura bastante hermética y reticente debido a que: i) el fenómeno telemático estaba todavía incipiente y poco extendido (sin mostrar su auténtica potencia aún) y ii) el progresismo clásico siempre ha sido bastante tendente y aficionado a los discursos tecnófobos. No obstante, según pasa el tiempo, otros sectores del movimiento de okupaciones no sólo comienzan a ser más abiertos a estas tecnologías sino que incluso se posicionan y participan dentro de actividades y debates concretos sobre su utilización (politizando su uso). La afinidad a la crítica tecnológica se tornará entonces en una posición más meditada y receptiva a ciertos usos de la técnica. Esta evolución cambiante será clave para poder descifrar el uso que de Internet hacen los movimientos sociales. Es cierto además que el cambio no es global y que será el sector “posmoderno” de la okupación el que se vuelque más abierta y decididamente a Internet, superando usos clásicos e instrumentales y desarrollando todo un discurso acerca de la técnica, las máquinas, los cuerpos, las identidades, las redes, la cooperación, etc.

Todo ello se ve mediado también por el crecimiento formidable del uso de Internet en la población española general (no hay datos sólo para movimientos sociales). En unos pocos años, desde 1996 a 2001, el crecimiento ha sido espectacular, multiplicando desorbitadamente el número de usuarios (un 2749%, de 277.000 a 7.079.000). Definitivamente, Internet irrumpe en el movimiento en la misma medida y en el mismo momento en que se instala en la sociedad como fenómeno de consumo de masas (a partir del año 98). El movimiento de okupación no es pionero en este sentido, no se adelanta al mercado en el uso de la red y se incorpora a ella al calor de la publicidad y el asalto que desde las empresas de comunicación se hace sobre la sociedad y sobre los consumidores.

Acercamiento empírico: un breve vistazo al mundo telemático de la okupación

Metodológicamente hablando, uno de nuestros objetos de estudio se constituye, principalmente por la idiosincrasia del medio a estudiar, en el mosaico de páginas web producidas por el movimiento de okupaciones. Dichos documentos son unidades electrónicas de información y noticias que combinan texto e imagen (e incluso sonido o imagen en movimiento) y que están escritas en un determinado lenguaje (el Hyper Text Markup Language, HTML). Con ellas en mente atenderemos a cuatro dimensiones: 1) la presencia en la red del movimiento, 2) la evolución de esa presencia, 3) la visibilidad de esa presencia y 4) los usos contrainformativos de la misma.

1) Presencia en la red: las primeras webs relacionadas con el movimiento de okupación (casas okupadas, asambleas de okupas o movimientos por la okupación de viviendas) son de difícil datación debido al carácter efímero y temporal de muchas de ellas. Si la casa okupada desaparece (es desalojada, mayormente, o se abandona, en algún caso) también lo suele hacer su página en la red (pierde su sentido a veces), correlato de una vida nómada y en constante alternancia. Aún así nos atrevemos a proponer que fue por los años 1996-1997 cuando comenzaron las primeras páginas que se dedicaban o referían íntegramente a este fenómeno (Lavapiés 15 en Madrid y la Kasa de la Muntanya en Barcelona, por ejemplo).

Lo que es cierto es que la ubicación de las webs relacionadas con el movimiento de okupaciones suele concentrarse en unos pocos servidores o proveedores de servicios: o aquellos que se definen como “alternativos” o en los gratuitos (las dos tendencias mayoritarias). La cantidad aproximada de webs también varía considerablemente por ser éste un medio eminentemente dinámico y por el carácter efervescente y fluctuante de los NMS. Si tomamos Sindominio (como el servidor en el que más centros sociales okupados tienen su página web) encontramos 11 casas okupadas sobre un total de 95 colectivos (febrero 2003), una presencia de un 11,6% sobre el total de colectivos y organizaciones políticas. En Nodo50, el segundo lugar donde buscar, encontramos sólo 3 centros sociales okupadas sobre un total de 624 (febrero 2003) organizaciones, en torno al 0.5% del total. Respecto al resto de páginas que están albergadas en servidores gratuitos existe una dispersión total que dificulta su ubicación.

La tipología de webs encontradas es relativamente escasa. A pesar de la variabilidad estética y la versatilidad de las presentaciones multimedia, la mayoría posee unas características estructurales comunes: presentación e historia (donde se explicitan las reivindicaciones específicas y la biografía de la casa o edificio), convocatorias de actividades (una agenda de “lo que se mueve” en esa okupa), información sobre los desalojos (datos sobre la represión, cronología de los litigios y el futuro “posible” de ese espacio), textos y documentos (archivo de escritos recomendados o producidos en la casa okupada), enlaces a otras páginas (menú seleccionado o tour guiado por “lo más” en Internet, por aquello que es afín, por las redes de “parentesco político”), etc. El “discurso electrónico” es bastante similar en todo el movimiento pero es distinto a los discursos encontrados en otros medios (papel, radio, etc.): hay un predominio de los mensajes cortos y directos, de iconos cromáticos, de las “narraciones saltarinas” que provocan los constantes enlaces y de cierta interactividad (formularios, envíos, correos electrónicos, posibilidad de colocar información, acceso a listas de correo o foros, etc.).

2) La evolución temporal de esas webs es también complicada de estimar debido a la permanente sustitución de unas páginas por otras y de unas okupaciones por otras. Como los propios movimientos, las webs no descansan. Lo cierto es que, acorde con la evolución de la ocupación, se ha producido una reducción del número de páginas dedicadas exclusivamente a dicho tema. Si se accede a la página de organizaciones de Sindominio del 3 de enero de 2000 se observa la cantidad de 11 webs sobre okupas que han desaparecido en este tiempo, un lapso de tres años (del 2000 al 2003). En Nodo50 ocurre algo parecido aunque no tan drástico.

Lo que sí podemos constatar más claramente es la evolución funcional o la metamorfosis organizativa de las páginas: se ha pasado de las informaciones concretas asociadas a un único centro social o de las páginas individuales a los weblogs (sistemas de noticias, de “posteo” anónimo y con formato periódico, por ejemplo, los Indymedias) y páginas más colectivas. Hay una tendencia a la baja de páginas únicamente dedicadas a un tema concreto y solitario en contraposición a la multiplicación de espacios de encuentro mixtos y combinados donde la miscelánea de noticias es la tónica. La okupación deja de ser protagonista única y pasa a convertirse en “un tema más” de los tratados y debatidos en algunos foros, páginas de novedades o tablones de noticias; al igual que el propio movimiento se inserta e integra en conglomerados antiglobalización mayores o movimiento de movimientos. Es una sección, como otra cualquiera, emparentada con el resto, que sólo se activa cuando la realidad lo provoca, cuando las circunstancias lo hacen pasar a primera plana. A esto hay que sumar una segunda evolución: de páginas inicialmente estáticas y unidireccionales (una “cartelera” o expositor de contenidos) a conjuntos de herramientas horizontales, interactivos y de participación colectiva (foros, debates, publicación abierta, etc.).

3) Cuando hacemos uso de un término tan ambiguo como visibilidad nos estamos refiriendo a la posibilidad de medir y contar el número de accesos a una página web (y por tanto comparar). Los “contadores de visitas” o las “estadísticas de acceso” proporcionan una medida, siempre aproximada y relativa, de la incidencia de un sitio web. Nos encontramos, sin embargo, con que no todas las webs llevan este “medidor” incorporado y que no sabemos desde cuándo están computando visualizaciones. Hay casos en que sí; por ejemplo, el Ateneu Llibertari de Cornellà informa en su página inicial de tener 729 visitas desde el 24 de diciembre de 2002 (una media de unas 9,9 visitas diarias, 729 en 73 días). La Casa Encantada muestra 22848 visitas a su página de inicio que lleva desde, por lo menos, el 28 de marzo del 2002 (lo que nos da unas 66,4 diarias). La Gasteizko Gaztetxea indica 10141 visitas desde por lo menos el 30 de abril de 2001 (lo que proporciona unas 15 visitas diarias). A diferencia de los índices de audiencia clásicos estos datos (calculados muy a grosso modo) no permiten conclusiones aventuradas, tan sólo comparaciones parciales y limitadas entre ellas (dentro de un mismo contexto).

4) La contrainformación en Internet: en este apartado pretendemos recoger los principales usos y utilidades de esas webs mencionadas y que pueden resumirse o sintetizarse en los siguientes bloques clasificados a partir de la observación del material encontrado:

i) Propaganda: entendida como forma de expresar demandas, ideas, propuestas y discursos donde se clarifican y exponen las razones de los diversos centros okupados. Obviamente, se mantiene siempre la perspectiva propia del movimiento o de la casa, intentando apuntalar la legitimidad política para la reapropiación de ese espacio. Dicha manifestación pública de opciones políticas es lo que permite fijar y forjar, también, la identidad política y las propuestas programáticas del movimiento.

ii) Espacios dedicados a la discusión/intercambio: son espacios telemáticos para participar e intercambiar información entre diversos grupos que formen parte del movimiento. Este “asamblearismo virtual”, al margen de toda mediación institucional o exterior, permite mantener actualizado y vivo el movimiento, facilitando formas de democracia participativa en lugares de reunión inmateriales. Son una suerte de foros virtuales, lugares de “conversación electrónica” o arenas de deliberación colectiva orientados hacia el interior del movimiento, hacia la construcción de la estructura interna de coordinación y organización. Ello incluye no sólo los foros o famosos weblogs (Indymedia a la cabeza con su “periodismo de código abierto” u open publishing y algún PHP-Nuke o PostNuke) sino también las listas de correo, los chats, los wikis, etc. Estos sistemas de registro (son las “bitácoras” del movimiento), al estar disponibles en todo momento y desde diferentes localizaciones, permiten generar órganos de conexión entre militantes y coalición entre grupos. Facilitan que personas dispersas de regiones distintas estén al corriente de sus respectivas actividades, superando grandes divisiones geográficas.

iii) Convocatorias: en este caso lo que se difunde y presenta son todo el conjunto de actividades públicas en general que se pueden realizar en un centro social okupado. Debido a la falta de canales informativos estables y del poco acceso a los medios oficiales e institucionales, se opta por publicar en web todo anuncio o llamada como estrategia de visibilización de lo ocurrido o lo que se va a realizar. Por su carácter instantáneo y por la facilidad de difusión, algunas convocatorias son incluso más efectivas vía Internet que por papel o por radio ya que, en ciertos casos, el tiempo entre la decisión o preparación del evento y la realización del mismo es muy corta y no hay tiempo para pasar por imprenta o por las ondas.

iv) Desalojos y respuestas a la represión: en este caso la utilización del medio electrónico se focaliza en responder o reaccionar contra las dinámicas represivas de las instituciones ante dicha okupación (desalojos, amenazas, juicios, actuaciones policiales, redadas, acosos, montajes, detenciones, sentencias y recursos, etc.). Lo que conduce a una de las paradojas de los movimientos sociales: en algunos casos, son más visibles cuanto más represión sufren (MARTÍNEZ, 2002). Todo ello constituye una auténtica crónica periodística al uso al hacer hincapié en acontecimientos, sucesos, noticias, datos, etc. y al denunciar los abusos o agresiones externas.

De alguna manera sería posible decir que, si no fuera por la efímera vida de las páginas web y su existencia tan caótica y fugaz, se podría recuperar el hilo de una crónica telemática del movimiento de okupaciones a través de ellas. La auto-narración fragmentaria que estos documentos electrónicos van construyendo permite seguir la vida del movimiento, su biografía accidentada y cambiante. Si hacemos una comparativa con el resto de medios clásicos (prensa, panfletos impresos, radios, etc.) percibimos que las cuatro novedades fundamentales que introducen las páginas web son, en nuestra opinión: a) el mayor peso de las convocatorias debido a su urgencia, celeridad y facilidad de difusión masiva; b) el aumento de las presentaciones multimedia con la combinación de múltiples formatos (fotos, videos, grabaciones sonoras, música, etc.); c) la posibilidad, en algunos casos, de participación e interacción colectiva en su realización (cooperación en la elaboración o publicación de información); y d) la naturaleza conectiva, vinculante, difusora e intermediadora de las webs gracias a los links o enlaces entre documentos (saltos constantes de una a otra página, lazos de una a otra casa okupada y de uno a otro movimiento) que diluyen muchas veces las fronteras borrosas entre grupos, colectivos, organizaciones, luchas o movimientos.

Mencionar finalmente que, aunque nuestra intención era circunscribirnos al territorio español, obviamente, por las características de la red no tiene mucho sentido el hablar de lo nacional en este tipo de cuestiones. Existen numerosos ejemplos internacionales que pululan o circulan por Internet y que sirven como prueba de la vinculación existente entre los squatters y las nuevas tecnologías.

CONTINUARÁ