El lider de Comisiones Obreras propone acabar con los sindicatos y se apunta al paro - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

El lider de Comisiones Obreras propone acabar con los sindicatos y se apunta al paro

Sábado.14 de julio de 2007 518 visitas Sin comentarios
Esperando al Viento #TITRE

Fuente

Al menos eso es lo que yo deduzco de una parte de su intervención en el curso ‘Pensando la economía del futuro’ del Campus 2007 de FAES. No voy a dedicarme a hablar de cada una de las perlas de este señor tan grande que elogian y aplauden desde los medios más reaccionarios. Ni siquiera hablaré (directamente) de algo tan revelador como que “ha enumerado una serie de reformas económicas que encierran un notable grado de sintonía con el ideario liberal de FAES”. La minúscula parte de su intervención a la que me refiero es aquella en la que afirma:

Yo creo que hay que premiar, con el gasto fiscal, a empresas y a sectores empresariales que nos resuelvan los problemas económicos y los problemas sociales que tenemos [...] tenían que ser privilegiadas con un impuesto cero por mucho tiempo

Señor Fidalgo, ¿para qué están entoces usted y su tropa de “calientapoltronas”?

Si las empresas son las que van a solucionar los problemas de los trabajadores, ¿con qué legitimidad se arrogan ustedes el papel de sus representantes y de defensores de sus derechos e intereses? Quizás la palabra no sea legitimidad, porque de hecho no la tienen. La única coartada para hacer carrera en un entramado sindical que se basa en una falsa representatividad que pone sordina a las voces de los trabajadores y en la existencia de una burocracia (otra más) sindical que daña su autonomía y desnaturaliza la defensa y conquista de sus derechos, la única excusa, como digo, es su supuesta efectividad. No es buena, pero es la única. El respeto a la clase representada y al papel de meros portadores de su palabra y opinión mejor ni mentarlo, que ni está ni se le espera. Pero, al menos, debería quedar la sensación de que los trabajadores que delegan tienen a quienes les defienden, a quienes solucionan sus problemas. Ya que no lo pueden o quieren hacer ellos mismos, que lo hagan quienes perciben subvenciones, cuotas de afiliación y votos por ello.

Si las soluciones que persiguen determinados sindicatos son las mismas que las que el capitalismo lleva tiempo proponiendo; si emplean la amalgama de voces obreras que se han agenciado y con las que han configurado su importante posición como “agentes sociales” para ponerse a los pies de las empresas; si renuncian a solucionar y se dedican a que las empresas solucionen identificando sus intereses con los de éstas últimas; si el secretario general de CC.OO. se sumerge tan descaradamente en la filosofía neoliberal que propone ese nauseabundo cocktail compuesto por capitalismo y premios estatales a partes iguales; ¿por qué no quitarse de enmedio a tanto intermediario inútil que dilapida tiempo y dinero? Siempre es preferible el original a la copia, y las ideas que dice defender Fidalgo son las que inventó el sistema capitalista y que encontraban, precisamente en los sindicatos, sus merecidos frenos.

De esta manera, Fidalgo renuncia a su (vergonzosa) posición como “vanguardia” de una clase a la que suponen necesitada de pastores y mentores. Sin ser capaz de percibirlo, su coincidencia con el “ideario liberal de FAES” va mucho más lejos, hasta un punto en el que tal vez no pueda controlar la situación ni utilizarla en su beneficio. Está asumiendo su inútil y perverso papel al reconocer tácitamente que las soluciones recomendables, modernas, “fetén”, son las que desde hace tiempo vienen proponiendo las empresas capitalistas. Así, basta media vuelta de tuerca para que Fidalgo acabe por recitar una de las oraciones preferidas del neoliberalismo y que no es otra que aquella que pide la desaparición definitiva de los sindicatos como retardadores del verdadero progreso y enemigos de los enormes beneficios que las empresas capitalistas traen bajo el brazo.

Fidalgo cava su tumba, y nada habría que objetar si no pretendiese que su enorme cuerpo sea un lastre atado al cuello de toda la clase a la que dice representar.
Esperemos que en el hoyo sólo yazcan él y este sindicalismo que tan buenos frutos garantiza a todos menos a los supuestos interesados. Ojalá que eso sirva para abonar el resurgir de la conciencia de clase de los trabajadores y de sus ansias por opinar, decidir y conquistar su futuro, haciendo oídos sordos a quienes les infravaloran, quienes defienden la idea de que son necesarias burocracias en las que delegar el cambio y las conquistas sociales (que, como queda demostrado, a las primeras de cambio se van de putas con su dinero y sus ilusiones), haciendo uso de su voz y exigiendo una verdadera participación.