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El grupo Tortuga admite ante el juez que «a veces hay que forzar la Ley»

Viernes.29 de abril de 2005 1142 visitas Sin comentarios
David, del Grupo Antimilitarista Tortuga #TITRE

La Verdad Digital

Los pacifistas procesados por pintar el monumento al soldado en Alicante se exponen sólo a una multa al retirar la acusación la solicitud de pena de cárcel

IRENE GENOVÉS/ALICANTE

Tres de los pacifistas acusados de haber pintado el monumento al soldado de Alicante el 1 de febrero del 2003 reconocieron ayer ante el juez su implicación en «una acción simbólica» contra la guerra. Uno de los procesados, perteneciente al colectivo Tortuga, alegó al final de la vista oral que aunque su grupo antimilitarista se encontraba muchas veces al límite de la legalidad, «las leyes hay que forzarlas» por motivos de conciencia.

El juicio se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal Número 3 de Alicante. En un principio la fiscal solicitaba 1.800 euros de multa y 304 de indemnización por los daños causados, ya que el grupo de pacifistas supuestamente dañó el monumento al golpearlo con mazas y arrojarle después pintura blanca. Por su parte, la acusación particular que representa al Ayuntamiento pedía un año de cárcel y de multa,a razón de seis euros al día, junto con 386 euros para resarcir los costes de la limpieza. Finalmente, el caso pasó a considerarse una falta al aplicarse el nuevo Código Penal y la condena solicitada se redujo al pago de las indemnizaciones y a una multa de 96 euros.

Los seis acusados, afines al grupo pacifista Tortuga, se reunieron previamente con medio centenar de seguidores que desplegaron una pancarta contra la guerra en la entrada a los juzgados de Benalúa. Allí, el acusado José Cutillas reconoció que organizaron la acción «no violenta» en contra de la guerra de Irak. Aunque en los hechos participaron cuatro personas vestidas con monos blancos de albañil y armados de mazas, también se detuvo «a otras dos chicas que llevaban unas pancartas».

Para Cutillas, «no nos parece bien que un acto así no sea legal», ya que hacían uso de su «libertad de expresión y de pensamiento». Por su parte, el procesado Pablo San José pidió la absolución porque «no se ha hecho nada malo, sino al contrario, es muy sano destruir un símbolo de muerte».

Admiten los golpes

Tres de los procesados admitieron durante la vista que golpearon con las mazas la escultura «de forma simbólica», aunque ninguno de ellos vio quien arrojaba la pintura. Recordaron, además, que un agente encañonó a uno de ellos.

Los agentes declararon que dieron el alta a los pacifistas cuando golpeaban fuertemente la estatua. Todos resaltaron, además, la gran rapidez de actuación de los encausados y no pudieron identificar al que había echado la pintura.