Dossier sobre la muerte y matanza de inmigrantes que aspiran a una vida mejor en el continente europeo - Tortuga
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Dossier sobre la muerte y matanza de inmigrantes que aspiran a una vida mejor en el continente europeo

Viernes.13 de julio de 2007 1075 visitas Sin comentarios
Correo Tortuga - Luis Miguel #TITRE

La vergüenza con la que convivimos

Informe de junio de 2007 de Fortaleza Europa
Frontera Sur: parte de guerra

Gabriele del Grande
Fortress Europe

Traducido por Gorka Larrabeiti

Las cifras son de parte de guerra, pero las víctimas siempre se producen en el mismo lado del frente. Son 154 los muertos en las rutas de la inmigración clandestina en el mes de junio, entre los cuales se cuentan al menos 7
mujeres y 3 niños. Los cuerpos recogidos del mar son sólo 41, los otros 113 se encuentran en el fondo del Mediterráneo. Las víctimas en el Canal de Sicilia son 118; 28 en Argelia, con rumbo a Cerdeña; 4 camino de las Canarias; y 2 en el mar Egeo, en aguas de Samos, Grecia. En Francia un joven murió ahogado en el camión en que viajaba escondido hacia Inglaterra, mientras que en España un joven nigeriano perdió la vida a bordo del avión que lo deportaba a su país natal. Entre tanto, los desembarcos siguen disminuyendo, y de Libia llega noticia de 2.137 detenciones sólo en el mes de mayo.

Una fosa común. La masacre del Canal de Sicilia no tiene visos de cesar. Los
desembarcos en Lampedusa
se
han reducido a la mitad; aumentan levemente las
llegadas a Malta, unos 900 emigrantes entre mayo y junio respecto a los
1.780 de todo el 2006. Pero la lista de los muertos sigue creciendo. Los
jóvenes que han perdido la vida en las rutas libias
desde principios de 2007
son
ya 249 frente a los 302 de todo 2006.

El trecho de mar entre Libia, Malta y Sicilia se ha convertido en una fosa
común. Yacen en ella los cuerpos de 1.316 de las 2.178 víctimas documentadas
por Fortress Europe entre 1994 y hoy. Un dato aproximado por defecto, pues
nadie sabe qué sucede en alta mar. Las olas siguen devolviendo cuerpos de
naufragios fantasmas. Después de los 21 cadáveres que recogió el 31 de mayo
la fragata francesa La
Motte Piquet
, el 17
de junio
se avistaron otros 14 cadáveres
60 millas al sur de Lampedusa. El 21
de
junio
otros cuatro cuerpos flotaban 55 millas al sur de la isla. Y el 26
pescaron otros dos en Dingli
y en
Mgarr
.

Mientras tanto, en Zarzis, Túnez, fueron pescadores quienes avistaron
los restos de las últimas dos víctimas de la travesía. Por no hablar de los
desaparecidos: al menos 92 en el último mes, que se han de sumar a los 20
desaparecidos frente a las costas argelinas, en la frontera con Túnez, donde
una patera con rumbo a Cerdeña naufragó el 5 de
junio
. Cifras
que motivaron acusaciones graves contra Malta por parte de la Unión
Europea
y de la
prensa
.

Capitán Coraje. Salvados tres veces: de la muerte segura en la mar gruesa,
de las cárceles libias y de la deportación.
Los protagonistas de la
historia, los 20 supervivientes de un naufragio en aguas libias y el coraje
de un pescador, Raymond Bugeja, el cual el 29
de
junio subió a bordo de su remolcador, el Eyborg, a los náufragos y el único
cadáver recuperado de otros 7 desaparecidos. Puso rumbo a Malta, pese a
haber recibido órdenes de reconducirlos a Misratah (Libia) y haber sufrido
amenazas de detención por fomento de la inmigración clandestina. Al final,
La Valletta decidió enviar una embarcación para transbordar a los 20 jóvenes
eritreos, etíopes, nigerianos y somalíes. Y a Bugeja no le detuvieron.
“Libia no es el lugar más apropiado para asistir a estas personas -dijo a la
prensa el capitán del Eyborg- y nuestro deber es darles protección”.

Vergüenza de capitán. Dos semanas antes, el 11 de
junio
, el capitán
de un carguero iraní había negado el socorro a 25 emigrantes que se hallaban
a 47 millas de la costa libia con marejada. Una llamada por satélite de uno
de los pasajeros había alertado a las fuerzas armadas maltesas, y estas, a
su vez, avisaron a Trípoli, que rehusó intervenir a causa de las pésimas
condiciones meteorológicas. El carguero era el único barco en la zona que
podía intervenir, pero a la petición maltesa el capitán replicó que temía
que los náufragos estuvieran armados, de modo que siguió su rumbo sin
desviarse. Y cuando, dos días después, Libia envió un avión de
reconocimiento, de los náufragos ya no quedaba ni rastro.

Bugeja tiene razón. Libia no es un lugar seguro donde dejar a los emigrantes
interceptados en el mar.
Los 20 náufragos que salvó el Eyborg en Libia
habrían terminado como los 25 socorridos el 15 de junio por el pesquero
español “Nuestra Madre”:
los habrían desembarcado en Trípoli. Sus nombres se añaden a la lista de los
2.137 emigrantes
detenidos por la policía libia
sólo en el mes de mayo. Desde setiembre de
2006 los detenidos no son menos de 12.000, según datos oficiales. Detenidos
durante meses, mujeres, hombres y hasta niños, sin distinción alguna para
los refugiados reconocidos por la ACNUR de Trípoli. El mes pasado Fortress
Europe documentó la detención, desde hace seis meses, de 400 jóvenes
eritreos, etíopes y somalíes en la cárcel de Misratah, entre los cuales
había 50 mujeres, 7 niños y 3 refugiados.

Un mes después se ignora qué ha
sido de ellos. Pero, como documenta el libro-reportaje Mamadou va a
morire
-Gabriele del
Grande, Infinito Edizioni- se les suele deportar a Kufrah, un centro de
detención financiado por Italia. En Kufrah se han denunciado
torturas y abusos documentados por Human Rights
Watch
, Afvic
y por el libro Mamadou va a morire. De Kufrah
parten camiones repletos de deportados a los que después abandonan en pleno
desierto en la frontera con Sudán.

Derecho a medida. Este es el destino que las autoridades maltesas tenían
reservado a los náufragos de Bugeja
, el mismo destino que podría esperar a
los emigrantes interceptados por la nueva misión de Frontex
, Nautilus II, que se inició el 25 de junio
en aguas de Malta. Participan Malta, Italia, Grecia, España, Francia y
Alemania y durará al menos 5 semanas. “Libia no rechazará a nadie”, asegura
Frontex desde Varsovia. Técnicamente no se puede hacer, porque Libia no ha
participado en las operaciones y, por tanto, las patrullas no operan en
aguas libias. El derecho marítimo internacional no prohíbe a nadie la
navegación en aguas internacionales, pero ese mismo derecho impone al puerto
más cercano que acoja los barcos en aputos; es decir, que los barcos
interceptados en aguas “search and rescue” de competencia libia podrán ser
acompañados hacia los puertos africanos. Según esa misma lógica que imponía
a Bugeja cambiar de rumbo y dirigirse a Misratah. A nadie le importa que a
bordo de las zodiac o las pateras haya gente que haya solicitado asilo
político o refugiados. Al fin y al cabo, en la frontera la única solidaridad
europea es ésa que invoca el vicepresidente [italiano] Franco Frattini,
cuando solicita más
embarcaciones y helicópteros
para Frontex, confiando en que las patrullas
tengan carácter permanente, como da
a entender la renovación por un
año
de la misión
Hera entre Senegal y las Canarias, a pesar de que se haya producido una
disminución del 62%
de los desembarcos en el
archipiélago. Y es que se ha alcanzado un clima dialéctico de guerra contra
la inmigración clandestina. Lo confirma, frontera tras frontera, la crónica
de sucesos.

Parte de guerra. En España un joven murió en el vuelo que lo repatriaba.
Osamuyia Aikpitanhi,
nigeriano, nacido en 1984, murió por asfixia en el vuelo Madrid-Lagos del 9
de junio. Era el tercer intento de embarcarlo. Los otros dos habían
fracasado por la resistencia que opuso el joven. Los agentes de policía no
se anduvieron con contemplaciones. Le metieron una venda en la boca y lo
amordazaron con varias vueltas de esparadrapo. Pocos minutos después la
venda lo acabó asfixiando.

En Mauritania siguen detenidos, tras cuatro meses, 23 pasajeros del Marine I, la embarcación
interceptada el 12 de febrero de 2007 en aguas de Mauritania, a bordo de la
cual viajaban 370 asiáticos que se dirigían a las Canarias. Los detenidos se
niegan a dar sus datos personales. Un informe del CEAR denuncia el “estado
de depresión preocupante” en el que se hallan.


En Marruecos continúan las detenciones y las deportaciones.
Los últimos
testimonios de un grupo de 28 detenidos recientemente
en la frontera con pasaportes falsos hablan de mujeres y niños detenidos en
Tetuán. Y en el Sahara occidental detuvieron al menos a 62 jóvenes subsaharianos cuando
estaban a punto de partir para las Canarias y los deportaron a la frontera
argelina en Oujda.

En Turquía, desde principios de año 1800 personas que estaban a punto de partir para
las islas griegas han sido detenidas a lo largo de las costas occidentales
del Egeo. En esa ruta, en 2007, se han producido ya67 muertos, los dos últimos en Samos el 11 de
junio
.


Otros
910 emigrantes han sido arrestados
entre mediados de mayo y principios de
junio en el marco de la operación Frontex Poseidon, en la frontera entre Grecia, Bulgaria y Turquía, así como entre Grecia
y Albania.
La mayor parte procedentes de Afganistán, Somalia e Iraq, o sea
de países en guerra. El año pasado Grecia expulsó a 80.000
personas
.

Preocupan las condiciones de los centros de detención de los
emigrantes.
Suelen ser viejos almacenes, abarrotados e insalubres. Los hay
en las islas de Mitilini, Hios, Samos, Los, Rhodos, Evia y en la ciudad de
Volos. En otros casos se trata de estaciones de policía en las zonas
fronterizas, pero también hay varios en el centro de Atenas como Alexandras
Avenue, Exarchia, Omonia, Piraeus, centros desenmascarados gracias a un
vídeo reciente colgado en YouTube, en el que se ve a dos policías que dan
una paliza a dos chicos albaneses. Otros diez centros se encuentran en la
provincia de Evros, en la frontera con Turquía (mapa), donde
está en construcción otra nueva
<http://www.hri.org/news/greek/ana/2...> estructura con
1.000 puestos. Tal vez también pasaron por estos centros los cuatro curdos
iraquíes hallados el 13 de junio en Francia ocultos en el
casco de un fueraborda que transportaba un camión que se dirigía a
Inglaterra. El chófer se dio cuenta de la presencia de los cuatro sólo en
Saint Michel de Maurienne, en Savoya, al otro lado de la frontera italiana.
Demasiado tarde: uno de ellos había muerto asfixiado.

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