Confesiones de un soldado israelí: "Tratamos a los palestinos como animales" - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Confesiones de un soldado israelí: "Tratamos a los palestinos como animales"

Viernes.21 de julio de 2006 1163 visitas - 1 comentario(s)
20 Minutos #TITRE

Blogs 20 Minutos

Comienzan a surgir en la sociedad israelí las primeras voces contra la guerra. El domingo, una marcha en Tel Aviv para pedir el final de los bombardeos en Gaza y el Líbano. Hoy, una noticia que conmocionó a la opinión pública: el sargento Itzik Shabbat
anunció que se negaba a participar en la ofensiva contra Beirut, “Lo
hago para oponerme a esta locura y para romper con la ilusión de que
todos estamos a favor de esta guerra innecesaria basada en mentiras”,
afirmó este joven reservista de 28 años que vive en Sderot, ciudad próxima a Gaza en la que suelen caer los misiles Qassam de Hamás.

Se acerca la hora del regreso a Gaza. Apuro las últimas entrevistas
en Jerusalén. En un café de Jaffa Road, me encuentro con Yehuda Shaul,
fundador de la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el silencio).

“Todo es una locura: la ocupación, la forma inhumana en que tratamos a los palestinos”, me dice. “En Israel entras al ejército con
18 años porque quieres luchar contra el enemigo de tu país, porque
quieres dejar tu marca en la historia, y haces lo que te dicen, sin
pensar. Y allí todo te ayuda para que no pienses. Misiones que cumplir,
órdenes que seguir”.

“Y no ves a los palestinos como seres humanos, los ves como
animales. Entras a su casa durante la noche, los despiertas, les
gritas, las mujeres allí, los hombres allí, y rompes todo. Son cosas
que no harías aquí en Israel, pero las haces allí. Y, para poder
hacerlo, niegas la realidad. Es la única forma. Creas entre tú y la
realidad un muro de silencio”.

“Te pongo otro ejemplo: si encuentras en la noche un paquete sospechoso que puede ser una bomba, llamas al primer mohamed
que encuentras en la calle y le dices que lo abra. Podrías llamar a un
experto que lo desactivase, tardaría diez minutos en venir, pero mejor
hacer que un palestino se juegue la vida, ya que para ti es lo mismo,
no lo ves como un ser humano. Yo hacía eso con mis soldados en Hebrón".

“Y también en Nablus, cuando quería entrar a una casa, si pensaba que podía haber una bomba trampa, cogía al mohamed
de turno y lo obligaba a que abriera la puerta. Es parte de la rutina
del ejército: usar a los palestinos como escudos humanos”.

“Lo mismo cuando estás en un check point, los obligas esperar mucho
más de los necesario, a veces durante horas, y coges a un palestino al
azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que
el resto tenga miedo y esté tranquilo. Sólo así, tú que estás con
cuatro soldados más los dominas a ellos que son miles”.

“Y cuando entras a Gaza con el carro de combate y ves un coche
nuevo, aunque tengas espacio en la carretera, pasas por encima. Y
también disparas a los tanques de agua. Para meterles miedo, para que
te respeten, porque esa es la lógica de lo que nos enseñan a los
soldados israelíes”.

“Además, eres joven y empiezas a disfrutar de ese poder, de que la
gente haga todo lo que les digas. Es como un video juego. Estás en un
check point en medio de la ruta, tienes a veinte coches esperando, y
con sólo mover el dedo hacen lo que tú quieras. Juegas con ellos. Los
haces avanzar, retroceder. Los vuelves locos. Tienes 18 años y te
sientes poderoso”.

“Tres meses antes de abandonar el ejército, dirigía una unidad en
Hebrón, había hecho una buena carrera, así que tenía tiempo libre. Una
mañana me miré ante el espejo y comprendí que todo aquello era un error
y supe que no podría seguir adelante con mi vida si no hacía algo. Por
eso, apenas salí, junto a los soldados de mi unidad, montamos una
exposición con nuestras fotos, se llamaba Traer Hebrón a Tel Aviv”.

“Cayó como una bomba en la sociedad. Vinieron parlamentarios,
periodistas. Pasaron siete mil personas. Entonces creamos Breaking the
silence, donde damos espacio para que los soldados cuenten los abusos
que cometen sistemáticamente. Más de 350 lo han hecho. Ahora tenemos
exposiciones y vídeos en Europa, en Israel”.

“Alguna gente dice que son casos aislados. Las madres dicen: mi
hijo, que está ahora en el ejército es bueno, no hace estas cosas, esto
sólo lo hacen los soldados beduinos o los etíopes. Pero no es cierto.
Todos las hacemos, porque es la lógica de la ocupación israelí:
aterrorizar a los palestinos”.

“Los check points no sirven para detener a los palestinos de entrar
a Israel, es para que la realidad no entre a Israel. Porque esta es una
sociedad de soldados, todos pasamos por el ejército tres años cuando
somos jóvenes y luego un mes al año. Y todos hacemos eso. Por eso
existe el muro de silencio, de negación, porque todos somos
responsables y no lo queremos admitir”.

“Ellos son las víctimas, nosotros los victimarios. Pero como
victimarios, también pagamos un precio. Esta es una sociedad que no se
anima a mirar a los ojos a la verdad, a sus propios actos. Es una
sociedad, como consecuencia, moralmente enferma”.