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Cómo la Investigación colabora con el gasto militar y con la preparación de la guerra

Martes.3 de mayo de 2022 448 visitas Sin comentarios
Sobre el programa COINCIDENTE del Ministerio de Defensa. #TITRE

Juan Carlos Rois
Tortuga.

Vamos a explicar una de las (muchas) modalidades de cooperación de otras administraciones y de entidades privadas con el gasto militar español.

En este caso se trata del programa de «Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas» (COINCIDENTE en sus siglas, que también tiene su cosa) por medio del cual el Ministerio de Defensa cofinancia programas de I+D de valor militar.

Pongan ojo al dato: cofinancia.

¿Qué quiere decir esta rimbombante publicidad del papel «benefactor» del Ministerio de Defensa al subvencionar programas de I+D? Pues, sencillamente, que hay otro que pone la otra parte de la pasta.

Si tenemos en cuenta que los programas I+D que «cofinancia» defensa son programas de interés para Defensa, podríamos decir que la coincidencia consiste en que a Defensa en realidad la «cofinancian» por la la puerta de atrás otras instituciones.

Se ve que para cuantificar el gasto militar opaco y disperso del ministerio de defensa no es suficiente con revisar los presupuestos anuales, ni siquiera los de los otros ministerios y organismos, porque en el desglose de gastos que éstos informan no nos detalla qué parte de sus ayudas, subvenciones y otros apoyos tienen como destino final alimentar el gasto militar.

Tendremos también que mirar con lupa el cúmulo de este tipo de ayudas que otros organismos públicos, fundaciones, universidades, administraciones no estatales y el sursum corda destinan a apoyar por debajo de la mesa el militarismo patrio.
Pero vayamos por pasos.

¿Qué es el programa COINCIDENTE?

La Resolución de la Dirección General de Armamentos y Material del Ministerio de Defensa 320/38155/2022, de 11 de abril, publicada en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa número 82, de 28 de abril de 2022, en las páginas 11485 y siguientes, convoca el «proceso de selección de proyectos de I+D de interés para Defensa susceptibles de ser incluidos en el ámbito del Programa de Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas (Programa Coincidente)».

El programa Coincidente, dice la disposición en su exposición de motivos «tiene como objetivo aprovechar las tecnologías desarrolladas en el ámbito civil que puedan ser de aplicación en proyectos de interés para el Ministerio de Defensa».
Su artículo primero explica el objeto de la subvención que Defensa destina a estos programas:

«Se convoca proceso de selección de proyectos de I+D de interés para Defensa, susceptibles de ser incluidos en el ámbito del Programa Coincidente, en las temáticas de interés para el Ministerio de Defensa (MINISDEF) que se indican en el apartado tercero. Los proyectos de I+D deben ser tendentes al desarrollo de un demostrador con funcionalidad militar y deben suponer una novedad tecnológica significativa, que satisfaga una necesidad real o potencial del Ministerio de «Defensa».

De modo que ya tenemos una respuesta. Defensa se ayuda a financiar en sus intereses de idear armas por medio de la aportación mediante «cofinanciación» que obtiene de otros organismos públicos y privados que a su vez obtienen financiación propia o de otras entidades para sus fines.

¿Qué tipo de arma quiere promover Defensa en 2022?

Hay que acudir a un anexo V del texto, porque otra característica de la literatura jurídica militar, amén de lo aburrido de su temática y lo plano y burocrático de su prosa, es la de ser un galimatías de remisiones de un lado a otro del documento para aclararse o acabar de perderse en los laberintos dispositivos del texto.

Pues bien, pacientemente nos vamos al citado anexo y vemos que este año es interesan tres tipos de armas:

  • Tecnologías de sistemas de energía dirigida de RF para aplicaciones de defensa, en inglés, que mola más al lenguaje militar (¿se han fijado que en general hacemos la guerra en inglés?), Directed Energy Weapon y en siglas DEW-RF.

¿Para qué narices vale esto tan rimbombante?

Pues según explican, para desarrollar armas de energía dirigida de radiofrecuencia (DEW-RF) no explosivas, de forma que en el futuro sea posible desarrollar sistemas para el ataque electrónico, con aplicaciones tan benéficas como destruir la electrónica del mecanismo de activación de dispositivos de electrónica inteligente (IED) del enemigo, provocar la detonación a distancia de dicha IED enemiga, cargarse a distancia vehículos suicidas del enemigo, proteger aeronaves cargándose el sistema de guiado de los misiles que lancen contra ellos, neutralizar vehículos no tripulados, etc.

  • Tecnologías de navegación y posicionamiento para plataformas aéreas no tripuladas en ausencia de sistemas globales de navegación por satélite (GNSS en sus siglas).

Este segundo tipo de armas servirán para otro de los grandes avances del humanismo: proporcionar a las plataformas aéreas no tripuladas capacidades de navegación y posicionamiento, robustas y seguras, en entornos de ausencia de señal GNSS, (quiere decirse en lugares interiores, subterráneos o bajo el agua, donde no llega la señal normal y los «expedicionarios» militares no contarían por tanto con posicionamiento para llevar a cabo sus hazañas.

Principalmente les interesan estos sistemas de armas para atacar espacios como:

  1. - Entornos operativos degradados, en los que la señal GNSS puede no estar
  2. - Entornos urbanos, en los que se requiere una navegación exterior en presencia de elementos físicos que afectan a la navegación (p. ej. edificios, elementos urbanos . . .)
  3. - Entornos confinados, como interior de edificios, túneles, galerías, etc.
  4. - Pilas de combustible para vehículos militares terrestres.

Bueno, en realidad esta no necesita mayor explicación. Buscan un combustible que dote de mucha autonomía a los tanques, blindados y demás vehículos de hacer la guerra con los que vamos a las operaciones en el exterior.

¿Cómo funciona el mecanismo de subvención

Debemos acudir al artículo 3 para saber los requisitos para tener derecho a la subvención.

a) Los proyectos pueden tener financiación previa o cualquier otro tipo de ayuda financiera por parte de organismos públicos o privados.

b) Los proyectos serán cofinanciados entre las entidades participantes y el Ministerio de Defensa. A este respecto Defensa financiará con hasta 950.000 euros de máximo por proyecto aprobado de los del grupo primero descrito antes (los Directed Energy Weapon y en siglas DEW-RF), con hasta 450.000 euros los segundos (los sistemas de navegación GNSS) y hasta 750.000 euros por los sistemas de combustible.

c) Ahora bien, Defensa puede dar otra financiación diferente si quiere, con lo cual el punto b queda un poco en entredicho.

d) En cuanto a la aportación de Defensa, podrá ser de hasta el 80% de lo presupuestado por cada proyecto, cuando el que lo presente sea una universidad, centro de investigación o personas físicas o jurídicas que no tengan carácter empresarial, y hasta el 70% en el caso de PYMES y del 30% en el caso de grandes empresas.
¿Qué quiere decir esto? Pues dos cosas.
La primera, que entre los colaboradores de este tipo de proyectos tenemos a universidades, centros de investigación públicos (las principales vías de financiación a proyectos tecnológicos de este calado son el CSIC; el CDTI con su programa «dual», la AEI con sus dos programas de apoyo a la industria militar) o privados, fundaciones, comunidades autónomas, empresas y consorcios empresariales, etc.
Y la segunda, que, si Defensa pone por proyecto 950.000, 450.000 y 750.000 y esto puede suponer el 80%, el 70% o el 30%, la financiación al gasto militar por estos otros cofinanciación será de entre 237.500, 112.500 y 187.000 euros por proyecto en el caso de cofinanciación 80% - 20% , y 356.250, 168.750 y 281.250 euros por proyecto en el caso de cofinanciación 70-30%.
O, dicho de otro modo, que a Defensa le financian sus intereses de investigación en nuevos armamentos por importes de entre el 70% y el 30% según el tipo de colaboradores que elijan.

e) Las propuestas presentadas no podrán incluir la adquisición de material por una cuantía superior al 40% del total del proyecto y tampoco costes superiores al 10% en concepto de gastos de gestión.

f) Las propuestas presentadas podrán desarrollarse en un periodo máximo de hasta treinta meses de duración, abarcando un máximo de cuatro anualidades.

g) En los aspectos concernientes a la propiedad intelectual e industrial, el Ministerio de Defensa ostentará el derecho de uso del objeto del contrato para sus propios fines.

Otros años COINCIDENTE

Para entender lo que significa este apoyo al militarismo desde otros organismos de investigación podemos ver qué ha pasado otros años.

En 2021 se subvencionaron programas en los siguientes tipos de tecnologías militares

  • Sistemas de almacenamiento de energía eléctrica para altos pulsos de potencia
  • Nuevas soluciones tecnológicas de descontaminación NRBQ
  • Sistemas de detección de artefactos explosivos improvisados
  • Robótica terrestre de apoyo al combatiente a pie

En dicho año se seleccionaron 12 proyectos, 9 de ellos con financiación segura y tres en reserva por si sobraban fondos.

Entre otros, los colaboradores seleccionados fueron el Instituto Tecnológico de Galicia, la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad Autónoma de Madrid y de alguna de las industrias de defensa, como la UTE constituida por la Fundación Centro de Tecnologías Aeronáuticas (agrupa consorcio de industria militar con sede el Alava) y las empresas Supeasys SL y Edair Technologies .

Así aparece en la Resolución de la Dirección General de Armamento y Material número 320/38442/2021, de 15 de diciembre, publicada en el BOE 308, de 24 de diciembre de 2021, págs., 161950 y ss.

Gráfica del colaboracionismo 1

En las convocatorias anteriores (las hay hasta 2011 a menos) hemos escogido a las de los años 2020 a 2018. Defensa en este período cofinanció otros tipos de armas:

Gráfica del colaboracionismo 2

Y entre las empresas y entidades agraciadas para estos inventos tan necesarios para el progreso de la humanidad tenemos, por ejemplo, grandes empresas del sector como AERTEC, AIRBUS, ASEMAT, Escribano, EVERIS; EXPAL, INDRA, Instalaza, IBATECH, Navantia, SENER, Thales, Technobit, . . .

O centros universitarios y universidades, como las Universidades de Cantabria, Granada, Politécnica de Córdoba, Jaén, Politécnica de Madrid, Politécnica de Valencia, Salamanca, . . .

O centros de investigación como la Asociación de investigación y cooperación industrial de Andalucía (vinculada a la Universidad de Sevilla), el Centre Tecnologic de Telecomunicacions de Catalunya, o el Centro Tecnológico de Telecomunicaciones de Galicia (fundación vinculada a las universidades gallegas), la Fundación Instituto de Hidráulica ambiental de Cantabria.

Así como otro tipo de empresas menos conocidas vinculadas a la defensa.

¿Colaboracionismo con la preparación de la guerra?

No he podido cuantificar las cantidades con las que estos amigos de las armas han colaborado con los fines armamentísticos de Defensa.

Por más que he intentado ver qué cantidades ha gastado Defensa en cada caso, no he encontrado esta información por ningún sitio. Seguramente no he sabido buscar donde debo.

Podemos hacernos una idea mas bien aproximada si tenemos en cuenta que las cantidades por proyecto oscilan entre algo más de un millón de euros y los más de 500.000 según la categoría del proyecto (del que estas entidades cofinancian entre el 20% y el 70% en función de su tamaño) y anualmente salen al menos adelante 6 u 8 proyectos.

Hay constancia de financiación por este medio de gasto militar por la puerta de atrás para los intereses del ministerio de Defensa desde hace más de 10 años, lo que nos hace imagina el dinero movilizado a favor del gasto militar por este tipo de organismos no militares.

Ello nos sitúa en otro tipo de reflexiones más allá del papel de estas entidades en el soporte del gasto militar español y su cuantificación.

Porque las guerras que padece la humanidad no sólo se mantienen porque hay armas a troche y moche y tecnologías de aplicación para su fabricación y comercialización, y un buen día a alguien se le ocurre hacer una guerra; sino, sobre todo, porque todo un entramado de intereses y de estrategias en las que están embarcados los estados y los grandes intereses internacionales las preparan a conciencia.

La guerra se prepara y comienza también aquí.

Y la preparación de la guerra tiene lugar, entre otras cosas, con la preparación constante de este tipo de investigación de interés para la defensa en la que están implicados estos organismos y empresas aparentemente asépticas y neutras, pero en realidad un componente más, y no despreciable, del militarismo español
.Bien lo saben los señores de la guerra que se aprovechan y concurren a estos programas de cofinanciación de los desarrollos armamentísticos de Defensa.
Y, referidos a las universidades y otros centros que aparentemente no participan (o no deben) de la mentalidad militarista, ¿Se paran a considerar en algún momento las universidades, fundaciones, institutos tecnológicos y otros actores implicados en estos programas de armamentos en la ética que se esconce detrás de todo esto? ¿Será que les parece que es lo mismo investigar y recibir fondos para producir armas que para producir soluciones para necesidades sociales vinculadas al desarrollo humano? ¿ Se preguntan por casualidad sobre el papel que tiene nuestro propio Estado y sus aparatos militares en la preparación de la guerra global, con sus múltiples guerras no mediáticas, pero no menos perversas y el mantenimiento de un orden global de dominación-violencia? ¿Se han puesto a analizar alguna vez lo que significa la participación específica, con sus propios sistemas de armas, del ejército español en las más de 100 operaciones de injerencia militar en las que llevamos implicados desde el año 1984 hasta la fecha o las 18 que actualmente mantenemos en activo y en el uso que van a tener esos inventos que ayudan a financiar? ¿Se han preocupado por la coincidencia de su «cofinanciación» de programas de investigación militar como el «coincidente» como contribución al gasto militar y a la militarización? ¿O se preocupan porque sus inventos tan bienintencionados van a ser, una vez contrastados y probados, producidos y comercializados por los señores de la guerra? ¿No les supone ningún tipo de pregunta el saberse colaboracionistas con la preparación de la guerra?

Desde luego si ellos no piensan en este tipo de cosas incómodas, tal vez sea necesario apelar a la conciencia de quienes pueden elegir investigar en otros campos y llamarles al desacato de este tipo de investigaciones.

Y tal vez haga falta señalar con el dedo este colaboracionismo si queremos tener una sociedad desmilitarizada o avanzar para desmilitarizar la que tenemos.

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