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Colombia: Un re-encuentro con la esperanza

Viernes.1ro de febrero de 2008 540 visitas - 1 comentario(s)
Correo Tortuga - Pablo Emilio Obando #TITRE

Han transcurrido 19 días del mes de enero de 2008 y aún se escuchan los ecos de un año viejo que se niega a morir definitivamente; tal vez en las hojas del calendario los días por estrenar no alcanzan a sospechar la inmensa tragedia humana y social que se cierne sobre Colombia y gran parte de los colombianos. Mas de tres millones de niños que deben soportar con estoicismo el abandono del Estado Colombiano; los más de tres millones de desplazados en el suelo patrio que deambulan con pasos de amargura y tristeza ante la inclemencia gubernamental; los más de cuatro millones de colombianos que deben subsistir con la miseria de un salario mínimo que a duras penas llega a la irrisoria suma de 467 mil pesos y cuyo aumento fue, como lo denunciamos en emisiones anteriores, de apenas 27 mil pesos o el equivalente a tres libras de carne. Que decir de las miles de familias que deben soportan con resignación las confesiones de unos seres alucinados que jugaron a ser dioses cercenando la posibilidad de vivir a miles de colombianos y enlutando los hogares de techo de cartón y miradas cansinas y desobligadas: paramilitares que acogiéndose a una Ley de Justicia y Paz, creada y confeccionada a su medida, confiesan cínicamente sus crímenes creyendo con ello recobrar su estatus de ciudadanos honestos, probos y dignos, en ejercicio pleno de sus derechos civiles. Igualmente aún se dibuja en el calendario la sin razón de una guerra fratricida que cobra altos honorarios por cada colombiano muerto, mutilado o asesinado. Conflagración siniestra que entre más muertos gana, más miseria y hambre genera.

Como colombianos, como maestros o como simples ciudadanos quisiéramos ver a nuestra Patria enrumbada por los caminos de la concordia y la reconciliación. Triste y dramático el drama de los 11 diputados muertos en extrañas circunstancias en las profundidades de la selva colombiana, como alegre y enternecedor el re encuentro con la vida del pequeño Emmanuel que a sus escasos cuatro años ha padecido en carne propia los horrores de una sociedad que se duele del dolor ajeno pero que no hace nada efectivo por subsanar las dolencias de sus hermanos.

Quisiéramos que en las hojas del nuevo calendario quedará inscrita la fecha esperada por cada uno de los colombianos de bien: la firma de un Acuerdo Humanitario entre el Gobierno Colombiano y los grupos insurgentes que buscan a su manera las reivindicaciones sociales, económicas y políticas que beneficien a toda la población. Que Ingrid Betancourt, Luis Eladio Pérez, Luis Alfredo Moreno Chagueza, Pablo Emilio Moncayo y tantos otros colombianos que permanecen lejos de su hogar se re encuentren con la calidez de sus seres queridos y puedan de una vez por todas ser los dueños de su propio destino. Pero igualmente quisiéramos que los recursos naturales de los Colombianos: el gas, el petróleo, el carbón, el oro y las esmeraldas sirvan para alentar el desarrollo de las comunidades que ostentan tal privilegio natural; que sus millonarios aportes no sirvan únicamente a los intereses de unos cuantos oportunistas que se han especializado en esquilmar el bolsillo de los colombianos de bien. Como nos gustaría que el nuevo calendario registre la fecha memorable e histórica en que se registre la nacionalización de estos importantes y vitales recursos naturales. Que el oro negro, por ejemplo, no siga sudando su veneno sobre la miseria de una población que mira impávida como frente a la puerta de su desvencijada casa y en un oleoducto vergonzante pasa a chorros la riqueza que debería ser nacional a engrosar el capital de las grandes multinacionales del petróleo.

Como satisfactorio que la salud y la educación recuperen los capitales perdidos por culpa de unos congresistas que no han entendido a plenitud la importancia de su labor en pro del pueblo colombiano. Que quede registrado en el calendario 2008 la grandeza de un pueblo, de un gremio como el de los maestros que preocupados por la suerte de la salud y la educación se la jugaron toda en la búsqueda de más de tres millones de firmas que devuelva a los entes territoriales la dignidad de la descentralización económica y administrativa y a sus gobernantes la posibilidad de gobernar sin tener que lanzar su mano abierta y mendicante al centro del país.

Somos un país de sueños y esperanzas; un pueblo que ha dado muestras a través de la historia de grandeza y dignidad. Recordamos nombres como los de José Antonio Galán, Gonzalo Rodríguez, Heraldo Romero Sánchez, Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro león Gómez, Camilo Torres y tantos otros que nos enseñaron que la esperanza es lo único que no muere en un hombre de verdad. Ellos nos dieron lecciones de coraje y valor y los colombianos de este siglo, del 2008, no seremos inferiores su mandato ético y moral.

Los maestros somos la esperanza, la mano abierta para quien implora justicia, no caridad. Somos nosotros, los maestros quienes miramos a los ojos de los niños sin resquemores y sin vergüenzas por cuanto en medio de las incomprensiones de nuestra sociedad, hemos sido francos para levantar la voz buscando siempre la defensa de sus intereses y siendo los guardianes de sus sueños y anhelos. Y así como somos la esperanza, también somos el presente. Maestro: levanta tu mano para abrazar a nuestra Colombia Amada, para acariciar sin rubor alguno el destino que es nuestro y que todos nos pertenece.

  • Colombia: Un re-encuentro con la esperanza

    20 de octubre de 2009 04:19, por Jorge Vargas Samudio

    Felicitaciones pr su articulo. Muy centrado en la problematica de neustro Pais y respetuoso de quienes en una u otra forma buscan ò buscamos con afan un mejor destino para nuestros Hijos y Nietos

    Tube la suerte de entrar en esta Pagina porque fui Compañero de Politica de Heraldo Romero Sanchez, Gran Amigo y Com-
    pañero de quien aprendì una Izquierda que hasta la fecha se mantiene firme y con la misma senda a la que pertenecio nuestro gran Amigo al Morir, El MOIR.

    Les renovo mis respetos y Admiraciòn, Gracias a ustedes es que tendremos un mañana de mejor despertar. Cordial y fraternal Saludo desde Barranquilla Jorge Vargas S.