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Black cards: Una foto muy ilustrativa

Martes.27 de septiembre de 2016 584 visitas Sin comentarios
Vicent Teulera #TITRE

Fíjense en la foto de abajo. Pocas veces se vio tan abarrotado el banquillo de los acusados en un juicio. No es un macroproceso a la mafia siciliana. No es un macroproceso al entorno de ETA. No es el proceso de Nüremberg. Se juzga a una serie de personas que aprovecharon el enchufe que les sentó en el consejo de administración de una caja de ahorros -uno de esos supuestos bancos “publicos”- para llenarse los bolsillos saltándose la ley. Y eso no convierte en ético el llenarse los bolsillos de formas que no se salten la ley, que también se da en los bancos: lo de hacer negocios inmorales. Pero es que en este caso ni ese cuidado llevaron.

Un capazo de millones de euros se gastaron por la cara en caprichos los cerca de 70 imputados del caso de las tarjetas black de Caja Madrid. Y ni siquiera están todos. Algunos se han librado por haber pasado el tiempo suficiente para que el posible delito prescriba y no puedan ser juzgados por ello. Se han quedado el dinero y se han ido de rositas.

¿Y quienes eran estos señores consejeros? ¿Banqueros hereditarios como los Botín? Pues no; eran personas puestas ahí por sus supuestas virtudes para aconsejar proba y diligentemente cual debía ser la gestión de la entidad bancaria. Teniendo en cuenta que Caja Madrid entró en quiebra al tiempo que ellos se la pasaban de miedo con sus tarjetas viviendo a cuerpo de rey, cabe pensar que tal vez no eran las personas idóneas. ¿Se les seleccionó entre brillantes economistas o doctores en ciencias empresariales? Pues no; eran integrantes de partidos políticos y sindicatos. De esos que entre ellos andan a la gresca si hay cámaras delante. Este caso nos ilustra sobre la impostura de tal comportamiento, el cual no cuadra mucho con la facilidad que luego tienen para repartirse las tartas. Entre los supuestos chorizos imputados hay exconsejeros que lo fueron a propuesta del PP, del PSOE y de Izquierda Unida. Sindicalistas de CCOO, UGT y la patronal. Entre otros. Aquí no había izquierda ni derecha ni centro. Todos a disfrutar de las black solidariamente mancomunados.

¿Cual es la moraleja? Obvio, que el dinero corrompe. Como el poder corrompe, y que -salvo alguna despistada excepción que confirme la regla; en este caso hubo tres consejeros entre casi cien que al parecer no usaron la tarjeta- no hay tu tía que se resista a estas inercias. La corrupción no es cosa del PP en Valencia y del PSOE en Andalucía. Es cosa del sistema. Ponga en ese sitio el tiempo suficiente a alguien de podemos, o del partido cannábico y la situación -cual si fuera un deja vú- volverá a darse en idénticos términos.

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Lo que hay que saber sobre el juicio de las Tarjetas Black

La Marea

“Todos los partidos políticos -todos-, todos los sindicatos mayoritarios -todos-, la mayoría de la entidades institucionales desde la patronal a la casa real pasando por instituciones deportivas o medios de comunicación, todos han tenido representantes que han sido partícipes”, afirma el colectivo 15MpaRato.

Ha empezado el juicio oral de las Tarjetas Black. Esta es una de las tres piezas separadas que desde 15MpaRato hemos conseguido abrir en el caso Bankia y la primera de las tres que llega a la fase final, de la que en breve tendremos una sentencia. Pese al impacto de las Tarjetas Black y pese a que, con su revelación, se marca un antes y un después en la lucha ciudadana contra la corrupción, ésta no es la decisiva de las piezas del juicio. Es en la pieza de salida a bolsa, la querella con la que conseguimos abrir el caso Bankia, donde juzgamos la estafa de Estado de Bankia.
A diferencia de las Tarjetas Black, donde Bankia y el gobierno están dispuestos a dejar caer a Rato, Blesa y cía para salvarse ellos e intentar dar la imagen de que luchan contra la corrupción, en la pieza de salida a bolsa los destinos de todos los implicados (incluidos la cúpula del Banco de España, la de la CNMV, los Gobiernos de PSOE y PP y sus ministros de economía…) están unidos y, si cae Rato, caerán con él.

Esto no quiere decir que el juicio de las Tarjetas Black sea de importancia menor, pero es necesario explicar dónde radica esta importancia ante el riesgo de que la cobertura del mismo se centre en los detalles morbosos de los gastos y no en la estructura delictiva institucional que hemos revelado. Es decir: en los lujos que se pagaban con esas tarjetas en lugar de en las voluntades políticas que se estaba comprando con ellas. Todos los partidos políticos -todos-, todos los sindicatos mayoritarios -todos-, la mayoría de la entidades institucionales desde la patronal a la casa real pasando por instituciones deportivas o medios de comunicación, todos han tenido representantes que han sido partícipes.

Las Tarjetas Black son la información conocida por más gente de todas las que revelamos con los Correos de Blesa. Desde el primer momento que filtramos esos correos nos dimos cuenta de que teníamos acceso a un registro que describe de su puño y letra cómo las élites habían saqueado el país en el silencio desbocado y la alegre camaradería de la omertá. Pero si lo que nos interesa en este caso son solo las Tarjetas Black hay algo sobre ellas que no puede entenderse simplemente leyendo sus gastos y para lo que hay que acudir a otros correos: las cúpulas de los partidos funcionan como estructuras mafiosas y sus representante en la caja -donde todos eran amigos y, según ellos mismos escriben, “no se hacía política”- disfrutaban de prebendas como las tarjetas siempre y cuando no pusiesen pegas a la gestión de Caja Madrid y dieran una parte a sus respectivos partidos, grandes sindicatos y organizaciones.

Paradójicamente nosotros, a pesar de haber destapado las Tarjetas Black, seremos acusación en las otras piezas del juicio, pero no en esta, al permitirse como acusaciones solo a los que se considera directamente perjudicados por el quebranto, como por ejemplo Bankia.

No se puede culpar al juez por ello puesto que tal decisión parece haber sido motivada para no alargar la causa -única estrategia de la defensa que se agarrará a cualquier formalismo-. A pesar de que esto se ajusta a la ley -o, digamos, a una interpretación convencional y aceptada de la misma que evita que se entre en discusiones sobre el fondo de la misma-, este hecho no deja de reflejar en qué tipo de “democracia” vivimos, en qué tipo de “democracia” se ha gestado la gran estafa de Bankia.

A la sociedad civil -15MpaRato representa a personas que han perdido todo en la caída de acciones de Bankia- no se la considera como parte afectada por los despilfarros de los directivos que han llevado a la despatrimonialización de una entidad que además tuvo que ser rescatada con dinero público; de la misma manera que se consideraba normal que estos directivos fueran miembros de partidos y entidades relacionadas con la clase dirigente, como garantes suficientes de la gestión en Caja Madrid o que instituciones como la cúpula del Banco de España o de la CNMV pudiesen, con toda la arrogancia del mundo, vigilarse a sí mismas.

Hemos demostrado que esto no es así. Que esos mecanismos de control no funcionan y son un peligro para la economía. Hemos demostrado que en la democracia que estamos construyendo, la sociedad civil debe estar siempre presente. Incluso en la vigilancia de los bancos. Esa es nuestra misión en el caso Bankia. 

No se trata solo de acabar con la impunidad mediante la entrada de Rato, Blesa y cía en prisión, sino conseguir y poner a disposición de todo el mundo los datos -como los Correos de Blesa, entre otros muchos que publicamos abiertamente en nuestra web -que nos permiten conocer nuestra historia y asegurarnos de que esa historia se cuente tal cual fue: recordando que #LaCiudadaníaLoHizo y no un poder que por naturaleza no puede ni quiere vigilarse a sí mismo.

Para que quede constancia de ello hemos subido a los escenarios los Correos de Blesa; para que se fijen en las retinas, en todo su realismo. Vais a poder ver el espectáculo -porque de un espectáculo estamos hablando :)- Hazte Banquero. Tarjetas Black: todo lo que quisieron ocultarte, contado con sus propias palabras en el Teatro Fernán Gómez de Madrid del 5 al 9 de octubre.

Al mismo tiempo estaremos presentes en el juicio para contar lo que esconden los movimientos de todos sus personajes. Porque ahora más que nunca en esta recta final hace falta una ciudadanía vigilante y esta ciudadanía necesita información.

http://www.lamarea.com/2016/09/26/l...



Los acusados de las ’black’ se reencuentran al inicio del juicio entre risas, apretones de mano y buen rollo

El Diario

Belén Carreño

Como un grupo de entrañables compañeros de trabajo que llevan tiempo sin verse. Así han estado durante casi una hora y media los 65 acusados en el juicio de las tarjetas black en el hall de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares. La dilación en acreditar los letrados de los 65 acusados ha demorado el arranque del jucio de las tarjetas black en casi una hora, lo que ha dado tiempo suficiente a los acusados a charlar animadamente a la puerta de la Sala. Risas, apretones de mano, palmadas en el hombro. Los acusados de las black estaban tranquilos y risueños en la antesala del juicio en el que se enfrentan a penas de cárcel por apropiación indebida.

"Estoy muy tranquilo", reconocía un histórico líder sindical a este medio. "No he hecho nada malo", asentía un alto dirigente patronal. La prensa fue pronto desalojada del hall, pero pudo seguir indiscretamente el baile de relaciones a través de los ojos de buey de las puertas de seguridad. En el aislamiento de la sala los acusados se abstraían de los insultos que un grupo de preferentistas les habían dedicado fuera. La localización de este tribunal (en un polígono industrial entre San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz y reservado a macroprocesos) hizo que apenas una docena de afectados por las preferentes se concentraran en la puerta desde primera hora de la mañana.

Miguel Blesa, en un traje gris perla visiblemente recuperado respecto a otras visitas anteriores a la Audiencia Nacional, parloteaba distendido como si no acabara de escuchar algunos de los insultos más duros a su entrada a los tribunales. El que casi no los escuchó fue Rodrigo Rato, que entró caminando en un momento de cierto tumulto de acusados escapando así a la ira del grupo de manifestantes que llevaban casi una hora esperándolo.

Rodrigo Rato rehuía en lo posible estar en el mismo grupo que su antecesor en Caja Madrid y pasó buena parte de la espera conversando con una de las pocas mujeres acusadas por beneficiarse de los plásticos fraudulentos, María Enedina Álvarez, otrora diputada del PSOE. En su tónica habitual, un afable Arturo Fernández, en el momento de los hechos presidente de la patronal madrileña, saludaba a unos y a otros. En varias ocasiones intentó sin éxito quedarse en el corrillo de Rodrigo Rato que custodiaba con su altura y porte Matías Amat.

Los sindicalistas acusados destacaban por no llevar corbata y ser fieles a alguna de las enseñas estilísticas de sus antiguas filaciones. Antonio Romero, histórico del PSOE, llevaba una cazadora, muy similar a aquellas icónicas de Felipe González. Rodolfo Benito, una de las figuras más importantes de la historia de CCOO, charlaba animadamente con José Ricardo Martínez, exsecretario general de UGT Madrid. En ese grupito Arturo Fernández sí fue bienvenido. Especialmente relajado se veía a José Antonio Moral Santín, expolítico de Izquierda Unida y el segundo que más gastó en su tarjeta black: 456.000 euros.

La Justicia ha querido que los que no habían charlado mucho en la puerta vayan a compartir banquillo durante todas las sesiones del juicio. Miguel Blesa, el primer acusado en ser llamado a entrar en la sala, se sentará junto a Rodrigo Rato todo el proceso, según indicación del agente judicial. Blesa y Rato consultaron a menudo sus móviles mientras la secretaria judicial leía la retahíla de acusaciones y antecedentes. El número de acusados tuvo a la funcionaria más de una hora leyendo penas y circunstancias. Una hora en la que se agitaron abanicos, especialmente en las cuatro filas de los letrados que acusaban el calor de una sala abarrotada por el elevado número de acusados.

En primerísima fila se ha sentado Gerardo Díaz Ferrán, escoltado por dos policías nacionales que le habían trasladado de su actual residencia: Soto del Real. Compartiendo banquillo con Blesa y Rato los otros mayores usuarios de las tarjetas: Moral Santín, Paco Baquero, exsindicalista de CCOO, el exsecretario de Hacienda Estanislao Rodríguez Ponga, Antonio Romero (PSOE) y Ricardo Romero de Tejada (PP) y José María de la Riva (PSOE). En la última fila, justo delante de la prensa, Javier López Madrid, el examigo íntimo del rey Felipe que durante casi todo el juicio estuvo consultando su móvil. Uno de los más nerviosos pero también atentos era Juan Iranzo, que en el momento de los hechos estaba en CEOE y que hizo gastos ya célebres con la tarjeta black como la cena de 25 euros en el Burger King el día que Bankia salió a bolsa. Ante el alegato de su letrado, Iranzo asentía satisfecho y comentaba con sus compañeros de banquillo la petición de expulsar al FROB y a Bankia de la acusación particular. Una petición a la que sucesivamente se adhirieron otros defendidos que negaban la continuidad de Bankia como heredera de Caja Madrid.

En el primer receso, sobre las 13:20 de la tarde, los acusados han corrido al baño pero también a hacer avituallamiento, ante la duda de cuánto se alargará la sesión. Alberto Recarte, expresidente de Libertad Digital, se apresuró a sacar un bocadillo y un Aquarius. Otros apuraron un cigarrillo y la mayoría, tras visitar los aseos, siguió con su charla distendida.
El proceso judicial durará al menos hasta la antesala de la Navidad, así que los acusados seguirán teniendo momentos de reencuentro por una larga temporada.