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Baserri: Cooperativa de producción, distribución y consumo de agricultura ecológica

Viernes.21 de abril de 2006 8885 visitas - 3 comentario(s)
Indymedia Euskal Herria #TITRE

Cooperativa ecológica

Berdea

ASOCIACIÓN-COOPERATIVA UNITARIA DE PRODUCCIÓN-DISTRIBUCIÓN-CONSUMO DE AGRICULTURA ECOLOGICA

Sabías que?

Que el modelo agrícola industrial está fracasando y que conlleva graves riesgos (alimentarios, sanitarios, socioeconómicos, medioambientales, monopolísticos) es una realidad innegable.

La agricultura convencional se caracteriza por la intensificación de la producción para lo cual necesita de implementación de sistemas de irrigación artificial e hidropónicos, fertilizantes químicos y pesticidas que contaminan plantas, suelos, aguas y alimentos que, acompañado de una gran mecanización del campo, está provocando la perdida de la fertilidad del suelo y una alarmante contaminación ambiental.

Con estas prácticas los productos de la agricultura industrial que encontramos cada día en los supermercados no son en absoluto garantía de calidad y salud (transgénicos, abonos químicos, insecticidas, hervicidas, fungicidas, altamente perjudiciales para el medioambiente). Además, la Industria Alimentaria contamina sistemáticamente los alimentos con conservantes, emulsionantes, colorantes y antioxidantes para optimizar su rentabilidad comercial.
Investigaciones científicas han establecido una relación causal entre las numerosas enfermedades que hoy padece el ser humano -alta incidencia de cánceres, cardiópatas, diabetes, úlceras, alergias, venas varicosas- y la presencia de infinidad de sustancias de síntesis química en el entorno, en los alimentos y en nuestros organismos.

Además de los enormes costes sanitarios y ecológicos que genera el modelo productivo agroindustrial, se deben tener en cuenta sus repercusiones sociales, derivados de la reproducción de sistemas de explotación laboral. Estos mecanismos han generalizado las condiciones tremendamente precarias para el/la agricultor/a, que apenas recibe un ínfimo porcentaje del precio del producto, y ha provocado un vuelco en las zonas rurales donde la agricultura de subsistencia y a pequeña escala se ha hecho insostenible y solo pueden sobrevivir los que optan por seguir en el camino de la nueva agricultura química y las grandes explotaciones modernas.

Tampoco debemos olvidarnos de las drásticas consecuencias para los países del Tercer Mundo, en los que la imposición de un cultivo masivo e indiscriminado de determinados productos -soja, maíz, café, caña de azúcar- que como parte del pago de la denominada "deuda externa" son destinados a las grandes exportaciones para el abastecimiento de las demandas agroalimentarias de la población y del ganado del Primer Mundo, contribuye a desequilibrar su propia economía interna y a una alarmante perdida de su soberanía alimentaria para abastecer sus necesidades primarias.

Con el mercado mundial alimenticio en manos de las multinacionales, se controla quién, dónde y cómo debe producirse cada alimento para que con los mínimos costes en mano de obra y máximos en insumos (productos químicos, semillas patentadas y maquinaria, que ellos mismos venden) puedan sacarle el máximo beneficio. Así, la distribución determina qué llega a quién y a dónde, y hoy separa producción y consumo a través de múltiples intermediarios, cientos de miles de kilómetros por tierra y mar, infraestructuras devoradoras de espacios sociales y naturales y todo ello concentrado en unas pocas manos. Con esto, la comida se ha convertido en un producto más en este mercado capitalista con lo que cada vez desconocemos más lo que comemos y las condiciones socio-ambientales en que esta producido.

En Euskal Herria y en Guipúzcoa la situación que nos encontramos no es diferente. El abandono de los caseríos, las dificultades para vivir dignamente del caserío y conseguir una renta digna del agro (si no es con una gran explotación), la concentración en las ciudades, la especulación con la tierra y los caseríos convertidos en el sector servicios o segundas viviendas, hacen casi impensable que un/a joven pretenda acceder a un caserío y vivir de la tierra.

Ante esta situación la respuesta de las diferentes administraciones, de una forma oculta, es seguir fomentando el abandono rural y con este, el abandono de una forma de vida diferente, autogestionaria como en origen era la del caserío. En este sentido, las ayudas van destinadas a mantener o propiciar la instalación de grandes explotaciones productivistas (concentración parcelaria) o el turismo rural convirtiendo al/la baserritarra en empresario del campo. A esto añadir la política urbanística y de grandes infraestructuras del Gobierno Vasco que disfrazada de "sostenible" está arrasando con tierras de cultivo, caseríos y en definitiva, con un modo de vida.

Frente a lo anterior, surge esta iniciativa de crear una cooperativa de productores/as-consumidores/as. Proponemos un modelo alternativo de producción, distribución y consumo agrícola. Como alternativa al momento crítico que vivimos presentamos la autogestión como otro frente de lucha y transformación social. No creemos en la política que intentan vendernos con las "ayudas" institucionales (que pretenden hipotecarnos y controlarnos) y pensamos que una red social de apoyo mutuo, al margen del mercado, y lo más independiente posible de este, puede ser una fórmula para recuperar las riendas de nuestras vidas en un campo tan básico como la alimentación y el consumo, y poder así contribuir a la transformación de este sistema alienante.

¿POR QUÉ UNA COOPERATIVA DE PRODUCCIÓN-CONSUMO? ¿EN QUÉ CONSISTE?

Queremos acercar el medio rural al medio urbano y viceversa. Por ello, la cercanía y una relación directa entre l@s consumidores/as y l@s productores/as es fundamental.

Para autogestionar la alimentación, conocer de dónde viene y en qué condiciones está producido cada alimento y recuperar una de tantas facetas de nuestras vidas que nos han robado. Apostamos por una agricultura ecológica y social que tenga en cuenta no sólo la cuestión ambiental (que es básica) sino también la social. De esta manera pretendemos dar estabilidad a l@s baserritarras ya que en el mercado capitalista es imposible.

En cuanto al consumo, queremos sacar los alimentos ecológicos a la calle, favorecer la accesibilidad a éstos y que no se conviertan en un lujo que sólo pueda permitirse una elite mientras el resto de la sociedad sobrevive a base de comida basura.

FUNCIONAMIENTO

El modelo que proponemos se compondría de dos partes:
En cuanto a la producción habría en un principio una sola persona dedicada a las labores hortícolas, los repartos, y a cambio de estos trabajos recibiría una asignación.
Por otro lado estarían los grupos de consumo, que hemos estimado (en un comienzo) en 15 unidades de consumo para que el proyecto pueda comenzar a funcionar.

Entre tod@s planificaríamos una huerta de la que nos beneficiaríamos posteriormente.

Semanalmente se haría un reparto mediante un sistema de cestas, una para cada unidad de consumo en las que se repartiría de manera equitativa lo que hubiese en la huerta en cada época del año (cada unidad de consumo está pensada para que coman de ella dos-tres personas, vendrían a ser 6-7 kilos de verduras y hortalizas). A cambio de esto cada unidad de consumo pagaría semanalmente una cuota de 15 euros (o 60 euros mensuales) y con esta aportación se cubrirían los gastos de producción (asignaciones del/l@s productor/es/as, gastos propios de la huerta (semillas, planta, gasolina), gastos de vehículo, alquiler de tierras y otros.

Con respecto a este tema añadir que dependiendo de la época del año habrá mayor variedad de productos (verano) y otros más monótonos y escasos, donde se compensarían los unos con los otros.

Somos conscientes de que con este sistema de cestas se pierde la capacidad de elegir en el momento de la compra qué es lo que se quiere, pero se puede saber con antelación ya que la planificación de la huerta será un proceso que intentaremos llevar a cabo entre tod@s. Al mismo tiempo y como aspecto positivo de este proceso, se evitan excedentes o variaciones de precios según el mercado con lo que se consigue más estabilidad para todas las partes implicadas.
Es decir, que aún siendo productos ecológicos estos no se valorizaran como tales, no serán considerados como productos de mercado.

Además, las técnicas agrícolas empleadas garantizan la seguridad de estar consumiendo productos absolutamente naturales, con el uso exclusivo de tratamientos de agricultura ecológica para combatir plagas y enfermedades y de cuyas condiciones, proceso de cultivo ( y de distribución) tiene perfecto conocimiento el/la consumidor/a.

Este proyecto se sustenta en las personas que lo componen por lo que la confianza mutua y el compromiso es fundamental. Por esto, para que funcione es necesario que exista el compromiso por un periodo mínimo de tiempo tanto por parte del consumidor/a como del productor/a (el cual podría ser de un año hortícola). En este tiempo, cada consumidor/a se compromete a pagar la cuota todas las semanas y a responsabilizarse de la cesta y el productor se compromete a sacar adelante la huerta y que todas las semanas haya cestas.

Para llevar adelante este proceso apostamos por una organización horizontal, mediante asambleas, donde tanto la comunicación como la toma de decisiones se produzca de manera igualitaria. Donde la voz de tod@s tenga el mismo valor.

Para más información : mendotxiki@yahoo.es