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Apuntes sobre derecho policial detrás de un desalojo; un artículo de Antón Corpas

Viernes.13 de julio de 2007 1837 visitas Sin comentarios
Insurgente #TITRE

inSurGente.- “Ha pasado exactamente una semana. Tres golpes fortísimos, ruido de cristales, salto corriendo de la cama, al balcón: «la policía, están en La Breva» -le digo a alguien entre un grito y un susurro-, «están aquí dentro» -me responde-, y los veo, parados, desde el hueco donde estuvo una escalera. Después la puerta del pasillo se deshace a patadas, nos conducen a una habitación de la planta baja, a duras penas puedo llamar al abogado mientras un mastuerzo me grita a la cara y trata de impedirlo. Hasta aquí nada especial, hay quién las ha vivido peores, mucho peores. (...)Al comenzar el proceso de «La Breva», el abogado designado por turno de justicia gratuita se vio en la obligación de hacernos saber que él, al contrarío que nosotros, sí creía en la justicia. No se si llegados a este punto del proceso mantiene la misma fe en la institución judicial. Pero, en cualquier caso, me pregunto como se define en las facultades de derecho la capacidad del estamento policial para determinar o influir en quien se defiende y quién no, o en como y cuando finaliza un proceso judicial. ¿Qué pasa cuando son las necesidades del aparato policial las que marcan los ritmos y los tiempos del aparato judicial? Es una pregunta que debería responder el poker de jotas de la Conselleria de Interior, Joan Delort, Joan Saura y Joan Boada (*), por riguroso orden jerárquico. (Joan Saura, en la fotografía).

Apuntes sobre el derecho policial detrás de un dasalojo

Antón Corpas

Ha pasado exactamente una semana. Tres golpes fortísimos, ruido de cristales, salto corriendo de la cama, al balcón: «la policía, están en La Breva» -le digo a alguien entre un grito y un susurro-, «están aquí dentro» -me responde-, y los veo, parados, desde el hueco donde estuvo una escalera. Después la puerta del pasillo se deshace a patadas, nos conducen a una habitación de la planta baja, a duras penas puedo llamar al abogado mientras un mastuerzo me grita a la cara y trata de impedirlo. Hasta aquí nada especial, hay quién las ha vivido peores, mucho peores.

Lo relevante del desalojo de «La Breva» y «Les Cases Velles de Miquel Angel», está precisamente en lo que no hemos visto y lo que no hemos vivido. Nuestro abogado, Hibai Arbide, con la lógica prudencia a que le obliga su posición, señalaba en una rueda de prensa cuarenta y ocho horas después que «es mucha casualidad que dos causas diferentes, una civil y otra penal, en dos momentos procesales totalmente distintos, una recién iniciada la instrucción y otra con sentencia firme, se resuelvan con un desalojo el mismo día a la misma hora».

Entremos en detalles. «La Breva» ha dado una batalla judicial de cuatro años intercalados de dos tentativas de desalojo, después de que Orfeó de Sants se negara a negociar un acuerdo avalado por agentes sociales y vecinales de Sants. Esta causa se encontraba en sus últimos pasos, pendiente de dos cuestiones: la respuesta a un recurso y una fecha de desalojo para la que el magistrado había acordado «señalar tres días diferentes pero concretos y determinados que la parte conocerá cuando el decanato los establezca» (Auto con fecha 11/06/2007). El Juzgado de Primera Instancia 9, que hasta ese momento había comunicado puntual y rigurosamente cada decisión del juez, cambia absolutamente de criterio. No solo no comunica fecha alguna sino que el miércoles 27 no enseña al abogado personado en la causa la orden de desalojo y le oculta que se está produciendo en ese mismo momento. Lo qué sí le proporciona es la respuesta al recurso pendiente, firmada y sellada el 14 de junio, cuidadosamente ocultada durante dos semanas. Al otro letrado se la enseñan una vez concluido el desalojo.

En el caso de «Les cases velles de Miquel Angel» -seis viviendas enfrente de «La Breva», ocupadas después de que la inmobiliaria Starline Management expulsara a la totalidad de sus habitantes-, existe una denuncia penal desde finales de febrero que el Juzgado de Instrucción 19 nunca notificó. Desde el 20 de abril había una orden de desalojo cautelar, omitida deliberadamente en las dos ocasiones en que nuestra representación legal acudió a juzgados a interesarse por la causa, y que se mantuvo pese a que la propiedad presentó el 20 de junio un escrito de ampliación que modificaba los términos de la causa. Pero lo más importante, en una práctica que se ha convertido en habitual, los Mossos d’Esquadra eluden identificar a ninguna de las personas afectadas, evitando así que el juzgado disponga de un nombre a quién remitirse, obstaculizando, en definitiva, que una de las partes pueda ser informada y ejercer su derecho a la defensa.

El cúmulo de irregularidades que se da en ambos casos desemboca a las 7.00 de la mañana del miércoles 27. Como no consta que exista un tablón de anuncios judicial donde se cuelguen notas del tipo «busco chico guapo en Instrucción para ejecutar lanzamiento el día 27», sin entrar en otras dudas razonables, solo las necesidades operativas de los Mossos d’Esquadra explican una actuación coordinada como la de hace una semana.

Por ese imaginario en torno a «los antisistema», al comenzar el proceso de «La Breva», el abogado designado por turno de justicia gratuita se vio en la obligación de hacernos saber que él, al contrarío que nosotros, sí creía en la justicia. No se si llegados a este punto del proceso mantiene la misma fe en la institución judicial. Pero, en cualquier caso, me pregunto como se define en las facultades de derecho la capacidad del estamento policial para determinar o influir en quien se defiende y quién no, o en como y cuando finaliza un proceso judicial. ¿Qué pasa cuando son las necesidades del aparato policial las que marcan los ritmos y los tiempos del aparato judicial?
Es una pregunta que debería responder el poker de jotas de la Conselleria de Interior, Joan Delort, Joan Saura y Joan Boada (*), por riguroso orden jerárquico.

(*) Joan Delort es Secretario de Seguridad Pública y supuestamente subordinado a los cargos políticos que son el Conseller d’Interior Joan Saura y su hombre de confianza Joan Boada.

Barcelona 07/07/2007

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