Alí Lmrabet, periodista marroquí:«La democracia es el mejor muro de contención contra los extremistas»

J. M. GRAU

Del 21 de mayo de 2003 hasta el 7 de enero de 2004, el periodista Alí Lmrabet permaneció encarcelado por «ultraje al rey, al régimen monárquico y a la integridad territorial» de Marruecos. El mismo monarca que lo encarceló, Mohamed VI, decidió no obstante indultarlo tras la huelga de hambre que inició, aunque se le ha prohibido ejercer durante una década el periodismo en su país. Ayer visitó la Universidad CEU Cardenal Herrera, coincidiendo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa, donde impartió una conferencia y demostró que su coherencia profesional continúa intacta, así como sus denuncias a la falta de democratización del régimen alauí.

«Sin libertad de expresión no hay libertad, y ése es un hecho que tenemos en Marruecos», resaltó el periodista, quien aseguró que «Marruecos no es una democracia, ni vive una transición democrática, pese a que lo diga el Gobierno español: es una monarquía absoluta donde el rey es un dios».

Para Lmrabet resulta inaudito que «el Gobierno de España tema más al Gobierno de Marruecos que al de EE UU. En público dicen que hay un afianzamiento de la democracia, pero en privado, Zapatero reconoce que es una dictadura. Resulta indignante esta hipocresía: un líder de un país democrático no tiene derecho a decir que mi país está viviendo una democracia».

Alí Lmrabet denunció la contradicción de que estados democráticos estén apoyando a un país para que siga sin serlo, aunque confió en que algún día su hijo pueda ver la democracia en Marruecos, aunque indicó que hoy por hoy «no hay ni un sólo país árabe democrático, son todos dictaduras».

Este militante de la libertad señaló que con Mohamed VI se ha dado un paso atrás. «Hassan II, durante su mandato, no encarceló a ningún periodista. Mohamed VI, en sólo un lustro, ha encarcelado a otros tantos periodistas», afirmó.

El periodista también llamó la atención sobre el hecho de que la mayoría de los terroristas del 11-M fueran marroquíes, aunque defendió que «islamismo no es sinónimo de muerte. La mayoría de los islamismos que existen no son violentos», para acabar señalando que «el mejor muro de contención contra los extremistas es la democracia».

(Artículo aparecido en el diario "Información")