A partir del día uno el Grupo Tortuga se escindirá en dos

Desavenencias intergeneracionales y políticas culminarán con la creación del Colectivo Galápago

Según informaciones de última hora llegadas por teletipo a esta redacción desde el departamento de prensa y comunicación del Grupo Antimilitarista Tortuga, la citada entidad procederá a escindirse y dividirse en dos a partir del uno de enero del año entrante.

Cigala News en anteriores investigaciones periodísticas ya había detectado que Tortuga había crecido de forma exponencial en los últimos diez años y sus más de mil afiliados apenas si cabían ya en las asambleas periódicas que se venían celebrando tanto en la sede oficial de L’Alboraia (Sant Vicent d’en Raspeig) como en Elx, en el amplio salón de P. Moñiz alias Troskozelata. Al tiempo de tal crecimiento también se había venido abriendo una brecha ideológica entre el sector más veterano encabezado por Feliciano Gutillas y su inseparable Padre España (capellán de la organización), y el sector más joven de nuevos afiliados dirigido por Adrián Vainillo y Pipo M. Tirol con el apoyo de Josep Carcagente.

A nivel político las principales divergencias se centran en temas tales como si hay que echar las botellas de vidrio a reciclar o no, si el Hércules subió a primera comprando los partidos, si es mejor comprar herramientas nuevas o de segunda mano, o si el jamón puede llegar a ser un ingrediente admisible en una dieta vegetariana. Un tema que ha sido recientemente de gran polémica y que –al parecer- ha sido la gota que ha colmado el vaso, es la discusión sobre si las pancartas deben pintarse con brocha o con spray.

Aparte de estas significativas diferencias, un observador perspicaz no podía dejar de advertir la progresiva deriva del sector veterano hacia posturas más relativistas tipo “no me compliques la vida”, mientras que el sector llamémosle juvenil ha venido desembocando en espiritualismos teosóficos y hay quien dice que pertenencias masónicas de algunos de sus miembros.

A raíz de tales cosas, a partir del uno de enero habrá dos colectivos netamente antimilitaristas en estas tierras del sur del País Valencià. Amistosamente acordado y por respeto a la trayectoria histórica, será el sector liderado por Gutillas y Padre España quien retenga las siglas y el patrimonio, y será la parte más joven quien abandone la organización y se constituya en una nueva realidad antimilitarista que pasará a denominarse Colectivo Galápago. Ambas partes han acordado repartirse asimismo sus espacios de acción e influencia. Serán las dos orillas del río Vinalopó las que se constituyan en frontera entre Tortuga y Galápago a partir de ahora, quedándose Galápago con la orilla Sur. Este nuevo grupo ya ha anunciado que abrirá sede en la ciudad que será su capital a partir de ahora: Crevillent. También ha dejado claro que uno de los medios que se siente legitimado a emplear en su lucha por el cambio social, sin más moñiguerías, es la violencia.

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