A la Legión se viene a sufrir

A La Legión se viene a sufrir, y este sufrimiento consiste en soportar el trabajo duro y agotador que en ella se realiza; a las largas caminatas a la que sus hombres son sometidos: a la falta de sueño por el desarrollo que los servicios de guardia y de otra índole, teniendo que ir a instrucción al acabar dicho servicio sin descanso posible; a soportar el polvo agobiante que se pega a los cuerpos sudorosos de los legionarios y que tapona y seca la garganta y la nariz haciendo difícil la respiración en los continuos ejercicios de combate que se realizan; y por qué no, también al hacer de tripas corazón cuando se piensa que se ha cometido una injusticia en el proceder de algún mando sobre nosotros. ¡Ese es el sufrimiento legionario! Y soportar todo esto sin rechistar y con los corazones contentos es lo que nos hace dignos sucesores de los antiguos legionarios fundadores y de ser, hoy por hoy, la mejor Infantería del Ejército Español. Pero no todos son capaces de soportar esta vida dura y acaban (como inútiles que son) pelando patatas en la cocina o tirando la basura. Todo lo demás de: "me hacían la vida imposible..." "me tenían puteado..." "el sargento, el teniente, el capitán la tenía tomada conmigo..." son sólo escusas que argumentan los débiles que no tienen la hombría de reconocer que han sido unos inútiles y que no han sabido cumplir con su cometido: Ser Legionario.

Así que muchachote, si no eres capaz de decir ¡Viva nuestra gloriosa Legión! después de haber sufrido en ella es que no eres digno de haber formado en sus filas. Así que grita si quieres: ¡Viva Zapata! pero no digas más gilipolleces.