Sí, es una cuestión de ser cívicos, razonables y tener buena educación. Dejar que quienes mandan y organizan este mundo de mierda hagan lo que tengan que hacer, y nosotros, como personas bien educadas, pedirles permiso para poder acceder a las cosas que nos han arrebatado. Si nos lo dan estarles muy agradecidos por su deferencia, y si nos lo niegan pues verlo como una buena oportunidad de cultivar la cristiana resignación.