Un artículo nada equilibrado. Lo primero que pensé fué que Ramón Carratalá es un vendedor de bombillas incandescentes, y suscribo totalmente el análisis de que en el texto sólo se recogen los factores favorables a las bombillas incandescentes.
Además el artículo incluso recoge ridículos mitos de la indústria eléctrica que pretende que no apaguemos las luces, en este caso recogiendo el argumento de que se consume más al volver a prender la lámpara. ¿Cuánto dura ese pico de consumo? ¿milisegundos? ¿Segundos?
El color, ¿no le gusta? Toda la vida se tiñieron las bombillas para matizar el (...)