Relajate, desnúdate y comienza a acariciarte muy lentamente el clítoris, al principio solo rozándolo muy ligeramente, porque si lo haces con mucha presión puede llegar a ser molesto. Puedes pasar tus dedos por el principio de la vagina, para que con su humedad te resulte más placentero acariciarte el clítoris. Hay a quien le gusta abrir sus labios y dejarlo más al descubierto y así sentir más sensaciones. Poco a poco sentirás la necesidad de acariciarte más rápido y dejar las piernas abiertas o cerrarlas. Eso tienes que aprenderlo con la práctica, ya que a cada una nos gusta una cosa. (...)