lo que hace falta es voluntad política, y lamentablemente parece que el pueblo quiere lo mismo. Eso sí, que no nos toquen el bolsillo porque sacamos la cacerola. Es simple, necesitamos ver la miseria todos los días para complacernos con el autito y la casita, y los excluídos que se pudran, cuánto más jodidos estén, mejor nos vamos a sentir.
Es triste esta visión, espero estar equivocado.