¿De qué sirve tener un ejército con millones de armas, capacitado para intervenir en cualquier ocasión; si mientras se nos está acabando el agua en los embalses, despoblándose media península, contaminando nuestras costas, enfermando nuestras mentes o destruyéndose nuestra capacidad de ser humanos?
El gasto en el ejército está probablemente lejos de lo que otros países invierten en él, como también lo está el sueldo mínimo, las pensiones, la duración de la baja por maternidad, la inversión en educación... y una larga lista de cosas que harían sin duda nuestra vida mucho más feliz.
Por (...)