La culpa del auge de la ultraderecha, al parecer, no tiene nada que ver con el bombo y platillo, la promoción, que los medios de comunicación, y los internautas en sus redes sociales han hecho todo este tiempo de sus líderes y partidos (aunque sea para hacer chistes). No: la culpa es de quienes no vamos a votar.
La culpa del auge de la ultraderecha, al parecer, no tiene nada que ver con campañas electorales abundantemente regadas de euros por no se sabe muy bien quién. No: la culpa es de (...)