Cualquiera que haya corrido en este país durante los últimos 30 años o más, os dirá que nunca hicieron running y que jamás pagaron por correr; al contrario, a alguno que destacaba le pagaban, a unos el viaje y la comida, a otros más, pero esto era infrencuente, era una ayuda, como mucho un premio, nunca un dineral.
Desde que el capitalismo puso sus ojos en los corredores, hay que pagar por correr cada carrera, vestir la ropa de moda, comprar zapatillas que hacen asiáticos por uno o dos euros la hora y por las que hay que pagar entre 60 y 120 el par, aguantar la publicidad engañosa y (...)