Gracias al Sr. Andoni Asunción y sus secuaces existe esta degradación hacia la persona. Reducir a la minima expresión - que no rehabilitar - a la persona es el verdadero afán de Instituciones Penitenciarias. Sin perdón no hay reeducación. ¿Acaso se puede esperar que un chaval sometido a este régimen "especial" no albergue un profundo odio hacia esta sociedad que permite con su silencio estas aberrantes practicas pòr parte de los carceleros? Si, todos somos culpables de que esto exista, al callarnos y asentir. Debemos denunciar y no descartar otras acciones de presión social para acabar de (...)