Por mi parte, no veo que esta convocatoria haya producido mucho más que una procesión de mendigos -dadnos esto, dadnos lo otro- (y aunque es una información de’El País’, me parece curioso que algunos participantes se quejen de lo poco que les pagan estando como están muy formados... ¿"no somos mercancia", o si lo somos y queremos vendernos caro?).
Pero meter el dedo en el ojo de los demás es tan fácil (lo acabo de hacer) como improductivo. Cualquier grieta en el muro ha de ser bienvenida, porque facilita que las grietas que se abren por otro lado acaben derribándolo. Es más, (...)