No hay datos públicos y oficiales, pero al tiempo, siempre y cuando las multinacionales agroindustriales no extiendan su larga mano para controlar la información.
Por otro lado yo estoy de acuerdo con el activismo pacífico y no simpatizo con acciones como esta. Pero miremos en las dos direcciones. Cuanto menos podría decirse que es cínico rasgarse las vestiduras por el sabotaje contra una no muy grande plantación y al mismo tiempo cerrar los ojos ante la gravísima destrucción medioambiental y de sanidad pública que están practicando las empresas que venden esas semillas y sus químicos (...)