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Carta del enésimo objetor electoral

Miércoles.22 de junio de 2016 475 visitas Sin comentarios
Paco Vidal, de El Pinoso, explica los motivos que le llevan a declararse objetor al sistema electoral. #TITRE

No vivimos en una democracia.

En las “elecciones” solo se elige una cosa verdaderamente importante.

Dos afirmaciones categóricas que emanan de mi conciencia me llevan a no querer colaborar con el presente “proceso electoral”, aunque el reino de España me coaccione a hacerlo bajo amenaza de multa o prisión. Esas dos son las posibles consecuencias de no presentarme a una mesa electoral del próximo 26J, de la cual dicen soy presidente.

Democracia es un término que, por desgracia queda grande a nuestro país. El sistema político imperante es una partidocracia que no representa a los ciudadanos. La realidad diaria demuestra la profunda y total desconexión entre los intereses del pueblo y las conductas de los políticos electos, en parte también porque los mecanismos de control ciudadano tales como la posibilidad de revocación, obligación de cumplimiento de programas o promesas electorales, etc. brillan por su ausencia en nuestro país.

No existe tampoco una efectiva separación de poderes, que pudiese equilibrar los desmanes del poder político, puesto que el poder judicial, en la práctica, está básicamente supeditado al primero.

Tenemos una Constitución que es incumplida sistemáticamente por el propio poder legislativo, que además da la espalda a la Solemne Declaración de los Derechos Humanos.

La libertad de pensamiento y acción es muy difícil de conseguir en nuestro país, dado que las fuentes principales de información de los ciudadanos están secuestradas por el poder oligárquico y sirven a éste.
Así, los grandes medios de comunicación, salvo honrosas pero escasas excepciones, se dedican en exclusiva a desinformar y manipular a las personas, para conseguir de ellas un pensamiento y conducta únicos y determinados, alejándolos de las posiciones críticas que cuestionen de raíz al sistema.

El sistema electoral es un fraude de colosales dimensiones. Listas cerradas, aritmética totalmente desproporcional, mensajes electorales sistemáticamente incumplidos, coexistencia del derecho al voto con la obligación de participar en las mesas electorales…son ingredientes que llevan a una profunda desafección a todo ciudadano mínimamente crítico, porque hacen inútil ese sistema de cara a las expectativas de la mayoría popular.

En las elecciones se dirime cuál va a ser la lista de personas que decidan por nosotros las cosas que nos afectan, aunque ya sin contar con nosotros para ello. Por otro lado, dichas decisiones se toman influenciadas –si no totalmente dictadas- por poderes aún mayores que no se someten a escrutinio popular, y que proceden de instituciones extranjeras, transnacionales, frecuentemente privadas y/o no democráticas.
Es eso lo que queremos apoyar? En mi humilde opinión, la participación en el proceso electoral (sea votando o constituyendo mesa electoral) lo único importante que consigue es legitimar el sistema actual.

Este breve análisis de la realidad que nos rodea, me obliga en conciencia, a tomar la decisión de no participar en el desarrollo de las llamadas “elecciones”, y no participar en el funcionamiento perverso de la falsa democracia en la que vivimos. No acato la ley electoral porque la considero enemiga de mi libertad de conciencia individual, y enemiga de la libertad política colectiva, dos factores que tengo en alta estima. Por tanto, no acudiré a formar parte de la farsa con mi presencia y trabajo, soy incapaz, lo siento.

Mi acción de insumisión electoral se circunscribe en la llamada desobediencia civil, siendo un ejemplo más de la conducta electoral de abstención activa, con el objetivo de deslegitimar un régimen político autoritario y jerárquico que debe ser sustituido por otro mejor, democrático y participativo cuanto antes, comenzando por un proceso constituyente que incluya a las personas en la construcción de una fórmula de Estado que subsane las profundas y graves deficiencias que el presente sistema tiene, y que casi todos estamos sufriendo.

Es por ello que me permito sugerir a todos aquellos que lean o escuchen este mensaje a hacer una verdadera reflexión acerca de si están o no de acuerdo con las reglas del juego impuestas desde el poder oligárquico, y una vez hecho ese ejercicio y no antes, obren desde su conciencia.

Para mí y para muchas otras personas, el juego está diseñado en contra nuestra, y las cartas están marcadas, por eso vamos perdiendo la partida. Parece más lógico no continuar sosteniendo, reforzando y legitimando el juego. Cuando llegue el día en que seamos muchos, el juego simplemente habrá de cambiar…y mientras tanto, se hace necesaria una labor pedagógica que potencie la conciencia política y cívica de todos nosotros y cree la necesaria “masa crítica” que permita que el cambio de paradigma político sea viable. Éste es el motivo principal del presente escrito, que ruego sea difundido y debatido.

Gracias. Un sincero abrazo,

Paco Vidal Deltell. Pinoso, Junio de 2.016