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Varios estados norteamericanos apuestan por la teoría bíblica antes que por el darwinismo para enseñar en las escuelas el origen de la humanidad

Domingo.20 de noviembre de 2005 4950 visitas Sin comentarios
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El creacionismo golpea fuerte en EE.UU.

Raúl Calvo Trenado

La derecha religiosa gana una nueva batalla en los Estado Unidos de América: el Junta Estatal de Educación (?) de Kansas aprueba que se enseñe la teoría del diseño inteligente (el nuevo nombre que recibe el creacionismo) en las aulas como si se tratase de una explicación científica del origen de la vida frente a la teoría de la evolución de Darwin.

Por seis votos contra cuatro, el docto Consejo ha decidido que existen “dudas razonables” sobre la existencia de la evolución darviniana. El fundamentalismo, en el sentido más cabal del término: reaccionario, intolerante, retrógrado, está encantado con la resolución y Casey Luskin, del Instituto Discovery[1], declaró: "Es una gran victoria para los alumnos de Kansas que les va a aportar una visión completa para debatir sobre el darvinismo impuesto por los científicos".

No es la primera vez que este Estado se desliza hacia los brazos de Torquemada ni es tampoco el único. Ya en 1999, la Junta de Kansas aprobaba medidas que eliminaban la evolución como tema de estudio y otros cuatro Estados, Minnesota, Nuevo México, Ohio y Pensilvania, han aprobado temarios de enseñanza críticos con la evolución pero no habían llegado tan lejos como se hace ahora en Kansas, donde se señalan supuestos puntos débiles de la teoría de Darwin que son, en resumen, el argumento de siempre: la teoría de Darwin funciona mediante el azar, sin ningún esquema preconcebido y sin ningún conductor, y el mundo es demasiado complejo para explicarse sin la intervención de un ente superior al ser humano.

Los defensores del creacionismo insisten ladinamente en que su victoria es la de la libertad de expresión ya que “en lugar de contar nada más que con las pruebas que apoyan a la evolución, ahora [los estudiantes] van a poder escuchar todas las campanas" (otra vez Casey Luskin). Parece ser necesario realizar las siguientes aclaraciones:

La evolución NO es una teoría o una hipótesis, es un hecho. Un hecho comprobado durante decenas de miles de años y sobre el que no existe hasta hoy día ninguna duda salvo en las cabezas de los creacionistas. Desde los comienzos de la agricultura y la ganadería, el ser humano ha actuado como ese “ente superior” que cruzaba semillas de plantas y organizaba el apareamiento de sus animales para obtener determinados beneficios, desde mejor calidad de la cosecha, mayor lana, etc. Es un proceso sin duda muy lento, como le corresponde a la evolución, pero efectivo: ambos serán perros pero poco se parecen físicamente un mastín de los pirineos a un caniche. ¡¡Los humanos del neolítico tenían más sabiduría práctica que sesera los defensores del diseño inteligente!!

Otra cuestión es, ciertamente, la teoría de la evolución de Darwin que ni ha sido la primera hipótesis para explicar la evolución ni la única. En este caso sí podemos discutir acerca de la validez de la teoría darviniana que, francamente, parece estar bien asentada y, en todo caso, no parece existir una teoría alternativa capaz de competir con ella. Por supuesto que desde los tiempos de Darwin muchas cuestiones se han corregido, ampliado, matizado e incluso contradicho (neodarvinismo, equilibrio puntuado, etc.) pero la teoría de sigue, en esencia, intacta.

Frente a los defensores del evolucionismo se ha alzado siempre la ortodoxia fijista defendiendo que las especies son una realidad fija y acabada. Evidentemente, el fijismo es una prolongación del creacionismo defensor de las especies como algo dado, definitivo e inalterable y está formulado más a base de prejuicios religiosos que de planteamientos científicos. Que ahora se hable de teoría del diseño inteligente nos es más que una burda forma de revestir esta doctrina de ropajes pseudocientíficos al estilo de J.J. Benítez o de esos sabios que explican las profecías de Nostradamus o transcriben supuestos códigos secretos de la Biblia a base de matemáticas y algoritmos.

Darwin y su teoría han sido desde la formulación de ésta más que criticados, denigrados. La incultura y el atavismo mental se suelen vanagloriar de si mismos y el científico aparecio parodiado como hombre-mono; de hecho, uno de los “retratos” más famosos del genial investigador es el que ilustra este artículo, aparecido en la revista Hornet. Paradójicamente y a medida que la teoría se asiente y no pueda ser derrotada (racionalmente) por el fijismo, sus seguidores se reapropiarán de estas caricaturas como acto de reafirmación. Hoy día, estos dibujos burlescos son una muestra de reafirmación frente a los defensores del diseño inteligente.

Pero nuestros creacionistas no se rinden: el registro fósil es falso y la palabra bíblica es literal, es decir, que el Sol gira alrededor de la tierra y Dios lo paró en una ocasión para ayudar a Josué. A Galileo por poco le cuesta caro.

Extraño es lo de defeder el literalismo bíblico cuando ha sido un texto tan reescrito, manipulado, sesgado y adulterado a lo largo de la historia y que además se encuentra plagado de contradicciones. Sin embargo, esto no parece ser óbice para que el jefe creacionista George W. Bush se atreva a llamar a otros integristas mientras sus adláteres muestran el ejemplo de Sodoma y Gomorra para explicar lo que se debe hacer con la homosexualidad.
Quiero terminar recordando algo que leí una vez; no recuerdo dónde ni de quién era. El texto nos planteaba que si en alguna ocasión nos encontrábamos en una conferencia de un creacionista pidiéramos la palabra y preguntásemos: “Según la Biblia puedo vender a mi hermana, ¿qué precio me recomienda en el actual mercado?”.


[1] Lobby norteamericano a favor de la teoría del diseño inteligente.