Uso irracional exuberante de intervenciones innecesarias, excesivas y abusivas durante el embarazo - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Uso irracional exuberante de intervenciones innecesarias, excesivas y abusivas durante el embarazo

Jueves.5 de febrero de 2015 292 visitas Sin comentarios
#TITRE

La narración, por inverosímil que pueda parecer, recoge un hecho real del que el autor se sirve para poner en evidencia la cantidad de prácticas innecesarias a que se somete a una embarazada.

Aquel tipo era un perdedor. Se llamaba Saturio (“soy de Soria, ¿sabes?”) y se había divorciado de una mujer guapa, joven, inteligente y rica pero se sentía feliz pues decía de ella: “no sabe vivir”. Se deducía que creía que él sí sabía vivir. Diana, aquella mujer, era generosa y de hecho se hacía cargo sin rechistar de cualquier gasto extra en la educación de los niños.

Tenían tres hijos en común, de 14, 11 y 8 años con los que Saturio mantenía una estrecha relación, pues consiguió la custodia compartida. La hija mayor lo adoraba tanto como rechazaba a su madre; los dos pequeños, varones, preferían con mucho el lujo de la casa materna, y el descontrol de vida, la madre siempre ausente con su trabajo en Google y la “nani” sin autoridad alguna.

Aquel tipo se metía en todo, era imprudente y excesivo. De profesión era “matrona”, así, en femenino. Primero decía “enfermera”, también en femenino. Era muy bruto, luego añadía que lo suyo era “una profesión mujeril” y remataba, sin pudor, “me falta ser lesbiana, aunque coincido con ellas en el gusto por las mujeres”.

Nadie se explicaba cómo había casado con Diana, mucho más joven que él, y de buena familia. Eran inmiscibles, y sin embargo el matrimonio duró 15 años. Les unía mucho el sexo, la verdad. Saturio lo sabía hacer bien. Al menos eso era lo que se murmuraba en el hospital, sobre todo entre el personal femenino de partos. Más de una lo había probado y repetido.

Diana lo sabía por propia experiencia, y no le molestaba que otras lo comprobasen. Diana era fría, pero también resultaba atractiva en lo sexual, y lo explotaba. Como cantó Javier Krae en “Un burdo rumor”, Diana podía decir aquello de “aunque prefiero, como tú ya sabes, la del jardinero, por si te interesa, pon que estáis a la par, sólo que la suya es mucho menos familiar, y aunque en rigor no es mejor por ser mayor o menor, nunca olvida traerme una flor”. Y ese era el problema, que Saturio iba a lo suyo, daba gusto pero nunca tenía un detalle. Al final llegó el divorcio, civilizado.

Saturio recogía y anotaba las cosas que las mujeres le contaban, a veces espeluznantes.

Saturio era un buen profesional, atendía los partos como ninguna. Tan bruto era en las relaciones con el otro sexo como prudente y cariñoso con las embarazadas y parturientas. Saturio admiraba a la mujer por su capacidad de entregarse como madre. Veía a las mujeres con su tripa creciendo y le producían ternura. Las veía en el parto y las ayudaba a sentirse seguras, a ser la mujer fuerte y poderosa que había visto de estudiante en prácticas en Noruega, o la mujer natural y sencilla que se enfrentaba al parto como si fuera cosa de todos los días, allá en su pueblo natal, en la Soria profunda, donde su padre había sido el “practicante” polivalente que había admirado y le había marcado para elegir profesión.

Saturio recogía y anotaba las cosas que las mujeres le contaban, a veces espeluznantes. Saturio era una esponja y al tiempo el cabezal tierno, suave, cierto y amable en el que se apoyaban y sentían seguras las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio.

Saturio anotaba y registraba la violencia obstétrica para compartirla con las estudiantes de enfermería y con las enfermeras que hacían la especialidad. Su registro era preciso, notarial y exhaustivo. Era una colección de horrores pues al final terminaba atendiendo a todas las mujeres que buscaban “lo natural” y habían experimentado “lo artificial y trucado, sin ciencia ni conciencia” [como le gustaba decir]; es decir, atendía a todas las que habían sido víctimas del uso irracional exuberante de intervenciones ginecológicas y obstétricas innecesarias, excesivas y abusivas. Compartía sus notas como material docente.

Narración secuencial

Un ejemplo del registro:

Me pongo en contacto contigo, Saturio, de manera recomendada por una amiga enfermera. En la actualidad soy una mujer de 32 años gestante en la semana 32+5.

Es mi tercer embarazo. El primero (gemelar) en 2009 fue un aborto diferido; en la cita de la eco de la semana 12 ya que ninguno de los dos fetos tenía latido. El segundo embarazo a término y sin complicaciones en 2010, de una niña sana. Y el tercero, actual y que está siendo una odisea, de un niño.

En la analítica del primer trimestre, debido a una alteración de la hormona PAPP-A me salió riesgo alto de síndrome de Down. El pliegue nucal en la eco correspondiente medía 1,5 mm.

Me llaman de urgencia del hospital para citarme al día siguiente, comunicármelo y plantearme la posibilidad de realizar una biopsia, a lo cual accedo.

A todo esto les pongo en antecedentes laborales sobre estrés en el trabajo y dos visitas a urgencias con ataques de ansiedad.

Sin comunicar a mi empresa que estoy embarazada, informo de las pruebas médicas, la biopsia y el reposo absoluto de 48 horas recomendado. La empresa me comunica la negativa al permiso para ausentarme y me comunica que es por cuenta y riesgo propio. Desde entonces me encuentro en situación de baja laboral.

Debido a la situación de la placenta, al final la biopsia no se llevó a cabo y me citaron para amniocentesis el 30/09/14. Esa misma noche manché rosado. Manteniendo instrucciones sobre reposo, el 06/10/2014 volví a manchar rosado. Como tenía revisión ginecológica, acudí a mi cita y lo comenté. Tenía una fisura de bolsa, perdía líquido y debía permanecer ingresada. En ese momento estaba aproximadamente en la semana 17. Al cabo de 11 días de ingreso y tratamiento con antibiótico intravenoso, marcho a casa con prescripción de reposo absoluto ya que el nivel de PCR había bajado pero todavía había restos de líquido amniótico en las pruebas. Tras varios controles, recibo el alta de reposo por haberse cerrado la fisura y no tener más pérdidas.

A todo esto, el resultado de la amniocentesis es de un feto sin alteraciones en los cromosomas 13, 18, 21, X e Y.

En la analítica del segundo trimestre aparece riesgo bajo de DTN (defecto de tubo neural) pero alteraciones tiroideas. La matrona me deriva al endocrino, pero al estar ingresada me repitieron analíticas y la hormona tiroidea era normal. La endocrino me da el alta en cuanto a esta situación y no manda medicación.

Mientras, en el control ecográfico de la semana 20 detectan una malformación en la columna, una hemivértebra a la altura de la lumbar. Otra jarra de agua fría… Tras varios controles ecográficos en distintas semanas el ginecólogo no ve compresión medular, ni problemas de riñones, ni a nivel líquido cefalorraquídeo, que al parecer suelen ser complicaciones añadidas a las malformaciones de columna. Además, el feto mueve perfectamente las extremidades inferiores y superiores. Ya sólo queda evaluar al bebé al nacimiento y ver si el pediatra considera necesario derivarlo a traumatología.

Ahora, con la prueba de azúcar O’Sullivan estamos con las mismas… !Alteración! El resultado es 147. La matrona me manda realizar la prueba de la tolerancia oral a la glucosa. De nuevo otro resultado alterado: la glucemia al minuto 180 sale 184. Toca repetirla de nuevo. Y de nuevo al minuto 180 sale 150.

Derivada de nuevo a la endocrino, me informa de la dieta y no me manda más controles glucémicos ya que al salir sólo una glucemia mal no puede diagnosticar diabetes gestacional. A no ser que en la próxima eco de la semana 33 que tengo este jueves 22, de repente el feto vaya muy por encima de su semana de gestación, en cuyo caso, me ha dicho que vuelva a verla. Hasta ahora ha ido acorde a su semana de gestación, incluso al principio unos días por debajo.

El médico de cabecera me comentó que el ministerio habrá valorado de manera positiva los posibles efectos adversos de la vacuna en la mujer (sin riesgo para el feto)

Ahora, después de todas las complicaciones, vienen con la recomendación a las embarazadas de la vacunación contra la tosferina… Cuando pregunto por evidencias de que realmente sea efectivo y que no suponga ningún problema para el bebé nadie sabe nada, simplemente es recomendación del ministerio, ese que nos engaña y manipula. En el anterior embarazo era la gripe A y ahora la tosferina… Busco información por internet, sin saber cuáles son fuentes fiables y no me inspira confianza vacunarme. Pero con tantas complicaciones, con el gafe que llevo, me genera la inquietud de saber si estoy obrando bien.

Si el miedo es la tosferina, ¿por qué vacunar contra difteria y tétanos también? Si la vacuna es obsoleta y no es adecuada para la bacteria, ¿de qué sirve vacunar?

El médico de cabecera me comentó que el ministerio habrá valorado de manera positiva los posibles efectos adversos de la vacuna en la mujer (sin riesgo para el feto) frente al daño mayor que puede ocasionar la enfermedad en el lactante al nacer.

Así que tengo el dilema de la vacunación y no sé qué hacer.

Le agradecería de antemano la ayuda que me pueda ofrecer para esclarecer mi inquietud y poder disfrutar lo que me queda de embarazo.

[Dos días después]

Regreso del hospital de hacerme la eco de la semana 33. La ultima eco según protocolo de la Seguridad Social. Y ahora resulta que, a pesar de todos los controles que me han hecho, y de tener la placenta posterior y normal, escucho al ginecólogo que le dice a la residente que la tengo posterior y baja, grado 2, y que suelen ser uno de los casos de complicaciones.

Cuando le pregunto qué significa eso, me dice que no me preocupe, que bastante tengo con todo el historial de embarazo. Pero le sigo insistiendo y me explica que si fuera placenta anterior seria cesárea, pero que no me preocupe porque es posterior. Lo único que al estar baja no pueden ver bien dónde empieza y dónde acaba…

¿Que significa? Si, según todos los informes que tengo, la inserción es normal, ¿por qué ahora ha bajado? Por lo que he leído por internet, suele ser habitual que esté baja y que según evoluciona el embarazo y crece el útero va subiendo, entonces ¿a mí por qué me ha bajado?

Aparte, salgo de la consulta con la cita ya para monitores el 20/02/2015, justo en la semana 37. ¿Es necesario? Con mi otra hija me dieron cita justo al día siguiente de salir de cuentas y no llegué a ir porque el día anterior rompí la bolsa y me puse de parto.

Considero que es innecesario ir a monitores tan pronto, es una pérdida de tiempo y una presión que no lleva a ningún lado. Además, según tengo entendido, no solo es monitorizar al feto, sino que también realizan otra eco y encima te hacen un tacto. Por cierto en el plan de parto específico que me hagan los tactos justos y necesarios y si me mandan a monitores desde la semana 37, implica que me van a citar cada semana hasta que me ponga de parto o decidan provocármelo, así que me van a estar urgando cada semana.

¿De alguna manera me puedo negar a ir a monitores tan pronto o me hago la loca como que se me ha olvidado la cita?

Hoy estoy cabreada con el sistema…Gracias por su atención.

“Parece una historia de terror, pero no es nada raro, el pan nuestro de cada día”, remató Saturio al terminar la lectura. Había leído el texto una estudiante de enfermería, que acabó llorando a moco tendido.

No es ficción. Hay muchas matronas como Saturio. Es un caso real que reproduzco con permiso de la embarazada.

¡Pobres embarazadas! ¡Pobres parturientas! ¡Pobres mujeres en el puerperio!

Por Juan Gérvas

Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España) jjgervas@gmail.com; mpf1945@gmail.com; www.equipocesca.org; @JuanGrvas

Fuente; http://www.actasanitaria.com/uso-ir...