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Un estado no-estado, metonimia

Sábado.5 de junio de 2010 1238 visitas Sin comentarios
Como «pueblo elegido» del Dios único, van allá y se comienzan a instalar robando las tierras a los que allá habitaban #TITRE

IÑAKI URDANIBIA, DOCTOR EN FILOSOFÍA Y CRÍTICO LITERARIO

Un estado no-estado, metonimia

El autor realiza un recorrido por la historia del Estado de Israel, partiendo de su fundación y terminando en el ataque contra la flotilla solidaria. En ese recorrido, Urdanibia analiza sobre todo las contradicciones inherentes a la conformación de un Estado sionista que ejerce de potencia regional bajo el amparo de EEUU. La más inaceptable de todas esas contradicciones es, sin lugar a dudas, aquella que muestra a los mandatarios judíos y a sus soldados causando a otras personas lo mismo -o algo muy similar- que ellos sufrieron a manos de los nazis.

No es tratado como un estado como los demás, me refiero al de Israel. Las leyes que supuestamente -y en aplicación libre y arbitraria de dos varas, dos medidas, eso sí- se aplican a los demás -dependiendo, eso también, de si tienen petróleo o no, o de si son halagadores o críticos con respecto al modo dominante de organizar la sociedad y de sus riquezas usurpadas- el caso es que Israel es intocable; puede hacer lo que le rote como un verdadero estado -el monstruo más frío entre los monstruos fríos que dijese Nietzsche- sin límites, el monopolio de la violencia y la aquiescencia de casi todo dios en lo que hace a los estados, organizaciones interestatales, prensa y todo lo demás.

En parte es tratado, y consentido, como un niño caprichoso que hace lo que le viene en gana imponiendo su tiranía sobre todos los demás. «Es que sufrieron tanto los pobres»... en una apropiación en exclusiva de la bestiada nazi, convertida en cuestión meramente étnica; sólo ellos fueron las víctimas de la salvajada, ni gitanos, ni comunistas, ni homosexuales... sólo judíos, y ya puesto a, el Estado de Israel se convierte en la representación de todos los judíos que en el mundo son, han sido y serán, cuando es obvio que los que allá han ido a parar no son todos, ni siquiera la mayoría de los judíos diseminados por el mundo. La parte por el todo, pura metonimia; aparte de que siempre ha habido judios uiversales como Spinoza, Freud, Eistein, Hannah Arendt.

Como «pueblo elegido» del Dios único, van allá y se comienzan a instalar robando las tierras a los que allá habitaban. Pero es que según ellos consta en la Biblia -mire usted por dónde- que aquello les pertenece. Y nada, ellos tan obedientes con las palabras divinas no hacen sino obedecer: allá han de asentarse pese a quien pese.

Si las primeras comunidades podían tener ciertos aires laicos, ilustrados y hasta socializantes, el oportunismo del sionismo hizo que éste se aprovechase de la religión para atraer fieles para su causa de ocupación colonialista. La fundación del Estado de Israel por decisión de las Naciones Unidas en 1948 supuso la llegada de más ocupantes que venían de muy distinta procedencia (América, Europa, norte de África, de la URSS etcétera) y que vinieron a confluir en la lengua refundada. [Lengua tomada de los textos sagrados, ya que de hecho era una lengua muerta, marca que persiste y marca la lengua según cuentan algunos de entre ellos; del habla propiamente judía sólo quedaba en pie el yiddish, lengua que hablaban los askenasis o judíos del este europeo].

En torno a dicha lengua y a algunas costumbres ancestrales se van a unir judíos convertidos, judíos no creyentes, judíos étnicos... ADN imperando, pues se levanta el mito de que todos proceden del mismo linaje, cuando es obvio que las conversiones en las orillas del Mediterráneo se habían dado al por mayor. Ni genética, ni leñes... pura creencia, pura religión, bajo la capa de la supuesta raza -racismo invertido al que con ellos se practicó al por mayor- y hasta de los orígenes geográficos, que es lo que les da el nombre a ellos, a su religión.

La ampliación del territorio inicial era consecuencia lógica de la propia dinámica de la fundación de este estado artificial, ya que si debía erigirse en el hogar de todos los judíos de la tierra, el espacio inicial iba a resultar insuficiente de todas todas. Así, entre asentamientos ilegales, empujones, compras bajo amenaza, rapiña al amparo de las sucesivas guerras... vaciaron la tierra de esos seres vagos y nómadas que no hacen más que procrear. Lo cual -lo decían los progresistas pioneros sionistas-, por otra parte, les pondría a los israelíes en franca desventaja numérica frente a los palestinos, que por cierto también eran hijos de Sem, es decir semitas. Otra cosa será si éste era simplemente un personaje de ficción o qué, como Cristo, en aquellos años había tantos mesías autoproclamados...

Desde la instalación, en tierra hostil, como no podía ser de otro modo, los enfrentamientos se han sucedido y el pobre David se ha ido convirtiendo en un desmedido e incontrolado Robocop que lo mismo invade tierras egipcias como en la guerra de lo seis días, que entra a saco en Jordania, más tarde en el Líbano y no hace otra cosa que vaciar la posibilidad de una patria palestina al saquear todos los territorios ricos en lo que sea (agua, tierras fértiles...), leopardizando el territorio que en principio debería ser la base territorial del futuro Estado palestino: fronteras, creación de reservas -Cisjordania, Gaza- y muros acompañados de controles por todas partes, y destrucción de cualquier posibilidad de reconstrucción tras destruir salvajemente la escasez patente de Gaza. Más desde la llegada legítima al Gobierno por parte de Hamas, cosa inasumible para los gerifaltes israelíes y para sus cómplices americanos y europeos, defensores eso sí de los derechos humanos, de los votos (está claro que los votos no valen igual según quién lo emita y dependiendo de que el resultado final guste o no guste a los dueños del mundo).

Las resoluciones de la ONU -acompañadas del derecho a veto por parte de los mayores valedores del Estado hebreo- acerca de la devolución de tierras, de la vuelta de los refugiados palestinos, etcétera, quedan en papel mojado (con sangre). Con el melifluo líquido embellecedor de la supuesta lucha antiterrorista, y la campaneada defensa de los sacrosantos valores occidentales... jugando semejante papelón -aireado por los poderosos mass media sionistas y sus numerosos lacayos- cómo se va a tratar de ponerles a raya (mantenerles es imposible ya que el desmadre viene de lejos). Y si la bestia ávida de sangre -la misma que ellos, algunos, vertieron debido a la locura aria- vampiriza sin piedad -so pretexto de que nunca más se dejarán atacar como en aquellos años oscuros- a sus vecinos y a quienes van a ayudarles con entrega de juguetes, medicinas, alimentos... Pero es que al enemigo ni sal, hasta que no traguen y elijan como es debido a gobernantes que hagan el juego al colonialista Estado de Israel -los poderosos de la zona- y que muevan la cabecita como los perros que algunos colocan en la bandeja trasera de sus lindos coches. Si la mueves en horizontal en vez de vertical te conviertes ipso facto en un puro nazi, antisemita, judeocida... o lo que sea menester.

Mientras tanto, Clinton, Hillary, propone una comisión investigadora por parte de los propios israelíes sobre lo sucedido -ya que ella se fía totalmente de ellos-; Barack Obama -tan pacífico él, envía armas a sus amigos hebreos en cantidades mayores que su antecesor en la Casablanca-; los países europeos lloran y dicen que qué pena, mientras siguen con sus lucrativos negocios; y el encantador y dulce defensor del encuentro de civilizaciones permite los inmensos negocios armamentísticos de las empresas hispanas con semejantes matones. Luego, cuando éstos se comportan como tales, dice que la cosa es desproporcionada. ¡Pues qué bien, oye!

Gara